«Estrategia del PSOE»
El PP esquiva la trampa de Sánchez para que le apoye en su guerra electoralista contra Milei
Los populares aseguran que no van a participar en la «estrategia» diseñada por Ferraz para movilizar a su electorado. «Nuestra labor es hacer oposición al presidente de España, no al de Argentina», señalan
Este domingo, casi 11.000 personas llenaron el Palacio de Vistalegre, en Madrid, para escuchar a los líderes internacionales reunidos por Vox un año más en su evento Viva 24. Por el escenario pasó una decena de invitados, desde el portugués André Ventura o la candidata a presidir Francia Marine Le Pen, hasta, de forma telemática, Viktor Orbán y Giorgia Meloni. Y en esa lista de dirigentes, uno despertaba especial expectación porque en los últimos tiempos se ha convertido en un fenómeno político y mediático en Occidente, Javier Milei.
El Gobierno llevaba días agitando a su electorado contra lo que Pedro Sánchez llamó la «internacional ultraderechista» que se iba a reunir en la capital. La izquierda en general hasta convocó una manifestación contra «el fascismo» en Colón. Si en los anteriores procesos electorales los socialistas han azuzado el miedo a lo que llaman «ultraderecha», a ello vuelven a recurrir ante las elecciones europeas haciéndolo extensible a Europa y a América. La candidata del PSOE, la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, señaló que había vuelto «al imaginario de las calles el imaginario del fascismo».
Cuando Milei se encontraba ya en España, recibió ataques por parte del Ejecutivo que ahondaban en la crisis diplomática provocada por las acusaciones del ministro Óscar Puente contra el mandatario argentino. Sánchez se refirió a él como uno de los «principales líderes» de esa «internacional ultraderechista». «Representamos como sociedad todo lo que ellos odian», afirmó. Por su parte, Yolanda Díaz le acusó de ser un «Gobierno del odio». Mientras, altos directivos de empresas españolas se reunían con Milei en la embajada argentina.
Llegó el día del acto político de Vox. En los discursos de gran parte de los dirigentes internacionales hubo críticas explícitas a las políticas de Sánchez. Javier Milei aludió a él en una ocasión. «Las elites globales no se dan cuenta de lo destructivo que puede llegar a ser implementar las ideas del socialismo, porque lo tienen demasiado lejos. No saben qué tipo de sociedad y país puede producir el socialismo y qué calaña de gente atornillada al poder y qué niveles de abuso puede llegar a generar; digo, aun cuando tenga la mujer corrupta, digamos, se ensucia y se tome cinco días para pensarlo», expresó el presidente argentino.
La reacción de Ferraz y Moncloa no se hizo esperar. La número dos del PSOE y del Gobierno, María Jesús Montero, tildó de «inaceptables» las palabras de Milei y aseguró que «frente al odio y los insultos de la derecha populista, el Gobierno se mantendrá firme en sus convicciones y no tolerará estas injurias». El ministro Félix Bolaños se refirió al acto de Vox como «la internacional ultra en Madrid» y acusó a las formaciones conservadoras de «bulos, odio y recortes». «Un peligro para la democracia. Sus terminales en España son Vox y el PP más extremista. Por eso fueron a la toma de posesión de Milei y no condenarán sus insultos», añadió.
Pero no se quedó ahí. Moncloa convocó esa misma tarde una comparecencia del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, para responder a Milei. Señaló que sus «gravísimas» palabras «sobrepasan cualquier tipo de diferencia política» y le acusó de haber respondido a la «hospitalidad» del Gobierno con «un ataque frontal a nuestra democracia». Le instó a pedir disculpas públicamente, amenazando con tomar medidas para «defender nuestra soberanía y nuestra dignidad», declaró.
El titular de Exteriores anunció que había llamado a consultas a la embajadora en Buenos Aires «sine die», y trató de trasladar la polémica y la alerta a Europa, al comunicar que llamó a Josep Borrell para abordar lo ocurrido. De hecho, quiso recalcar que este lo consideraba «un ataque al conjunto de la UE» y que se pronunciaría públicamente. Además, telefoneó a los grupos parlamentarios para recabar apoyos para una declaración, apuntando que ni PP ni Vox se habían pronunciado aún al respecto.
Desde el partido de Alberto Núñez Feijóo quisieron remarcar que no participarían «de la estrategia del PSOE». «Pretenden que Milei movilice al electorado al que ya no convence el Gobierno», señalaron fuentes populares. Estas criticaron además que Albares, que no les llamó en su día para informarles sobre la posición en el Sáhara, Ucrania o Israel, lo haga para defender a Sánchez de las declaraciones de Milei, «al que el Gobierno acusó de drogarse». «Nuestra labor es hacer oposición al presidente de España, no al de Argentina», zanjó el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado.
Por su parte, Santiago Abascal comunicó que su partido ni había respondido a la «ridícula llamada telefónica». «¿Qué diablos tiene que ver la mujer del presidente con la soberanía y dignidad de España? ¿Qué tipo de broma es la de Albares llamando a los grupos parlamentarios?», criticó el líder de Vox, cargando contra los »numeritos diplomáticos" de Sánchez.
En su entrevista con El Debate hace unas semanas, Feijóo advirtió que el ataque de Puente a Milei no fue algo casual, sino que formaba parte de una estrategia para movilizar al electorado de izquierdas, puesto que entre Milei y Vox hay muy buena relación y el mandatario argentino iba a estar en el evento del partido de Abascal. Denunció entonces que eso se había hecho «a conciencia» por parte de los socialistas. «Lo que pretenden es crear un conflicto con el presidente de la República de Argentina. Y dividir a la sociedad, hablar de la derecha, de los progresistas, utilizar la política exterior para intentar conseguir unos pocos votos más», señaló.