Caso Begoña
Feijóo citará a Sánchez a declarar en el Senado tras las europeas al no haber dado una sola respuesta
El líder de la oposición toma la decisión después de un pleno en el que el presidente no ofreció ni una explicación y se parapetó tras Palestina, Argentina y la «máquina del fango»
Un mal mago es el que deja que el público vea dónde está el truco. Algo así le pasó a Pedro Sánchez en su comparecencia de este miércoles en el Congreso: todo el hemiciclo, socios y oposición, le vieron venir de lejos. Los unos le acusaron de «sobreactuar» contra Javier Milei -en palabras de la portavoz de Bildu, Mertxe Azipurua- porque hay unas elecciones europeas dentro de dos semanas y media. Los otros, de utilizar el reconocimiento del Estado de Palestina como bote de humo.
El presidente del Gobierno llevaba a Argentina escondida en una manga. En la otra manga, a Palestina. Nada por aquí, nada por allá. Nada, ni una sola explicación dio Sánchez sobre el caso Begoña, más allá de proclamar muy fuerte el archivo del caso, precisamente el día en el que el juez Juan Carlos Peinado ha citado a declarar a los tres altos cargos del Ministerio de Economía que recibieron la carta de recomendación de Begoña Gómez y al empresario Carlos Barrabés, el beneficiado.
«¿Que me quiere llevar al Senado? Encantado. ¿Que quiere llevar a mi esposa? Será su responsabilidad», le espetó a Alberto Núñez Feijóo en tono retador. Y el líder de la oposición hará lo primero. Fuentes populares confirmaron a El Debate que el grupo parlamentario del PP en el Senado llamará a comparecer a Sánchez en la Cámara Alta. En principio le harán comparecer en la comisión de investigación sobre los contratos de la pandemia y tras las elecciones europeas (antes se han quedado sin tiempo).
La decisión es firme después de escuchar las nulas explicaciones de Sánchez. «Quien ha tratado a su esposa como si ya estuviera encausada ha sido usted. Usted le ha puesto bajo el foco de su drama adolescente», le recriminó Feijóo. Y Santiago Abascal añadió: «Se ha referido a un informe de la UCO (el que, según El País, no encuentra indicios de tráfico de influencias por parte de Begoña Gómez). ¿Por qué lo conoce usted, se lo ha filtrado el señor Marlaska?, ¿está decidido a acabar también con el prestigio de la UCO?».
No es solo que el presidente no respondiera a ninguna de las preguntas que Feijóo le hizo sobre la tribuna, entre ellas, si le consta que su mujer esté siendo investigada por un juzgado de instrucción de Madrid. Es que, además, el presidente trató de cambiar las tornas y le hizo una al líder de la oposición al comienzo de su segunda intervención. «Respóndame a una pregunta que es bien sencilla. Sí o no, reconoce el Estado de Palestina sí o no».
Ahí se le terminó de ver: su anuncio, al inicio de la mañana, de que el Consejo de Ministros reconocerá el Estado de Palestina el próximo martes era un intento de orientar el debate hacia Oriente Medio. Pero ahí tendrá que lidiar con los suyos, puesto que los portavoces de Sumar, ERC y Podemos le replicaron que ese gesto no es suficiente, sino que España tiene que romper toda relación con Israel.
Sánchez giró y giró la manivela de la «máquina del fango», pero pidió paciencia a sus socios: la «agenda de regeneración democrática» que quiere pactar con ellos vendrá después de las elecciones europeas. A tenor de las intervenciones de Íñigo Errejón, Míriam Nogueras y Ione Belarra, jueces y periodistas deben echarse a temblar.
«Hay que atar en corto a los periodistas corruptos», señaló la portavoz de Podemos, que citó con nombres y apellidos a Antonio García Ferreras, Ana Rosa Quintana, Pablo Motos y Susanna Griso. «Después de su reflexión anunció un punto y aparte, pero ninguna medida: recuperemos el pulso, tomemos la iniciativa, pasemos a la ofensiva», le espoleó el portavoz de Sumar, que le pidió renovar de una vez el Consejo General del Poder Judicial sin el PP. Y la de Junts le exigió que deje de «llorar» y actúe de una vez contra el «lawfare». «Estaremos atentos», afirmó Nogueras.
Sánchez, de hecho, les pidió perdón a todos ellos por no haber actuado antes contra la «máquina del fango».