El paisaje tras los sondeos
El PSOE se lanzará contra Feijóo si la victoria del PP es por la mínima
La campaña se caldea. Los populares necesitan un triunfo incuestionable que les permita reafirmarse en que el final del sanchismo está cerca. A los socialistas les basta con no perder por demasiado
El vértigo se ha apoderado del PP en los últimos metros de la campaña de las elecciones europeas, que Alberto Núñez Feijóo ha planteado como un juicio a Pedro Sánchez con más de 35 millones de españoles como jurado popular.
Las últimas encuestas publicadas hasta este lunes, también la de Target Point para El Debate, confirman que el PSOE está consiguiendo el doble objetivo que buscaba. Por un lado, activar a los votantes de izquierdas con la misma estrategia que en las generales de julio de 2023, la del rechazo a la ultraderecha. Por el otro, reunirlos en torno a la candidatura de Teresa Ribera, a costa de dejar a Sumar en el chasis. Cuya líder, Yolanda Díaz, ha pasado de reivindicar la política útil y con mayúsculas a mandar «a la mierda» a la oposición en un mitin en Getafe.
La distancia entre populares y socialistas se ha reducido a entre dos y tres puntos, el voto útil le está funcionando al PSOE pero no al PP y la práctica totalidad de los sondeos coinciden en que el partido de Pedro Sánchez está en disposición de mantener sus 21 eurodiputados actuales. El ambiente de contención en el PP contrasta con el optimismo moderado en el PSOE: venían de muy abajo y están remontando el partido.
El PP solo le vale una victoria solvente
A los populares solo les vale ganar con cierta solvencia, después de un curso político marcado por la amnistía, el caso PSOE, que es también el caso Begoña, y la osada política internacional del presidente. Es ahora o nunca, puesto que ya no hay más elecciones a la vista este año, salvo que se produjera una repetición electoral en Cataluña en otoño o que Sánchez decidiera disolver las Cortes y adelantar las generales, cosa parece poco probable.
A los socialistas, por el contrario, les basta con no perder por demasiado margen. Y dos puntos no son demasiado. En las elecciones generales, Sánchez quedó a 1,35 puntos de Feijóo y menos de 331.000 votos y salió esa misma noche triunfal al balcón de Ferraz. Aun sabiéndose en manos de Carles Puigdemont.
Ni el PP ni el PSOE quieren correr riesgos innecesarios ni cometer errores no forzados. Hay mucho indeciso aún
Ninguno de los dos partidos quiere correr riesgos innecesarios ni, sobre todo, cometer errores no forzados en estos días decisivos. Ello es debido a la alta volatibilidad de la campaña, motivada por el porcentaje de indecisos hasta última hora (nota que viene siendo común en todas las últimas citas electorales). De ahí que el PP haya evitado llamar a declarar a Sánchez a la comisión de investigación en el Senado esta semana, por si acabara volviéndosele en contra. Y de ahí que el PSOE se esté resistiendo a publicar la ley de amnistía en el BOE antes del domingo, para que el Tribunal Supremo no pueda mover ficha antes de que los españoles voten.
En Ferraz han metido una marcha más a la campaña en estos días que quedan. Sánchez ha sumado dos mítines en Almendralejo –este lunes, en compañía de José Luis Rodríguez Zapatero– y Hospitalet –el jueves– a los inicialmente previstos. Presidente y expresidente del Gobierno también están juntos el viernes en Fuenlabrada, para el cierre de campaña. A esta recta final también se ha unido Josep Borrell, que tiene actos todos los días hasta el viernes.
También Feijóo se está multiplicando, con el mismo modelo de campaña que en las gallegas, vascas y catalanas: una caravana para él; otra para la candidata, Dolors Montserrat. El líder del PP necesita una victoria incuestionable –ello no quiere decir aplastante– para sostener su teoría de que el declive del sanchismo es imparable y que el fin de Sánchez está cerca.
Este lunes, en una entrevista en el programa Espejo Público, anunció que si el PP gana los comicios del domingo utilizará «todas las herramientas» a su alcance para acabar con el Gobierno. Y, entre ellas, no descartó presentar una moción de censura contra Sánchez, que necesitaría el apoyo de Vox y Junts (de ambos a la vez) para prosperar. Si se da el «contexto adecuado», añadió.
Pero en el PSOE leen el postpartido de una manera muy distinta. Si las encuestas se confirman y pierden por la mínima, los socialistas apuntarán con todos sus cañones al presidente del PP: le dirán a Feijóo aquello de «los muertos que vos matáis gozan de buena salud». Y le darán por amortizado como líder del PP. Era lo que ya le tenían preparado para las elecciones gallegas del 18 de febrero si el PP no revalidaba su mayoría absoluta, pero resultó que sí lo hizo. «Si querían que fuera un plebiscito sobre mi liderazgo, ahí tienen el resultado», replicó Feijóo tras el resultado.