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Arregi Erostarbe, Fiti, durante su juicio en la Audiencia Nacional, en 2007EFE

El sanguinario etarra 'Fiti' que voló el cuartel de Zaragoza, matando a cinco niñas, ya está en casa

La Fiscalía ha renunciado a recurrir su acceso a la semilibertad

Cincuenta y cuatro años después de ingresar en ETA y tras 32 años en prisión, el sanguinario etarra Joseba Arregui Erostarbe 'Fiti' ha accedido ya al tercer grado, esto es, a una libertad en la que solo tiene que regresar a prisión para dormir. Y lo ha conseguido al tercer intento porque las dos veces anteriores en que el Gobierno vasco le había concedido este beneficio habían sido anuladas por la Audiencia Nacional.

Sin embargo, esta tercera vez ya no ha sido recurrida por la Fiscalía. Las dos veces anteriores, la Fiscalía alegaba que la carta de petición de perdón que escribía el sanguinario terrorista no era sincera porque no aludía a las víctimas que había provocado sino que era un texto general. Así que cada vez que le revocaban el tercer grado, el etarra se esforzaba en adecuar la carta a los requerimientos de la Fiscalía. De manera que el último texto sí que ya menciona a sus víctimas.

De igual modo, el etarra se ha comprometido a saldar la responsabilidad civil en la medida de sus posibilidades. Es decir, dedicará una parte del dinero que perciba en ayudas públicas (puesto que es una persona que no ha cotizado salvo los últimos años de prisión) a sufragar esa responsabilidad civil.

Y la Fiscalía también ha tenido en cuenta a la hora de renunciar a presentar un recurso que tan solo le queda un año para cumplir la condena efectiva, a pesar de que está condenado a más de 2.350 años de prisión solo por ordenar el atentado de la casa cuartel de Zaragoza, a lo que también se podría sumar la condena por el atentado de Hipercor en Barcelona en 1987 o los coches bomba contra la dirección general de la Guardia Civil en Madrid entre otros muchos.

Joseba Arregui Erostarbe 'Fiti' era uno de los presos más veteranos de la organización terrorista que permanecía en prisión y el único del llamado 'Colectivo Artapalo', la dirección de la ETA más sanguinaria que cayó en la localidad francesa de Bidart en 1992 que no se había arrepentido de su actividad terrorista. De los otros dos terroristas del 'Colectivo Artapalo', Francisco Múgica Garmendía 'Pakito' fue expulsado de ETA en 2005 por sus críticas a la actividad armada y José Luis Álvarez Santacristina 'Txelis' se acogió a beneficios penitenciarios tras convertirse al catolicismo.