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El juez Manuel García-Castellón llega a la Audiencia NacionalEuropa Press

García-Castellón, la retirada del juez incómodo para los políticos que puso en jaque la amnistía

Manuel García-Castellón ha llegado al final de su carrera, como la empezó, empeñado en hacer su trabajo, investigando el terrorismo y la corrupción politica, a pesar de las presiones y los obstáculos. El veterano juez se despide de la Audiencia Nacional, con el sabor agridulce de no haber podido desentrañar el Tsunami separatista catalán con el que hizo tambalearse la amnistía desde los cimientos. Quienes le conocen eran conscientes de que no claudicaría, pese a las presiones, hasta desentrañar el más mínimo indicio sobre su mesa, siempre repleta de documentos y de un calendario con las fechas clave de las causas con preso.

García-Castellón ha sido, precisamente por ello, objeto del señalamiento político de todos los signos, desde los separatistas catalanes de Junts, que vieron cómo el empeño del instructor llevaba a la imputación de su líder y complicaba la vuelta de Carles Puigdemont, hasta los miembros más insignes del Partido Popular, a los que sentó en el banquillo de la mano del caso Púnica o el caso Lezo; por no hablar del caso Villarejo y las terminales del ex comisario que salpicaban a la cúpula de Podemos, por ejemplo, en la pieza separada de la asistenta de Pablo Iglesias, Dina Bousselham.

El propio Iglesias, Juan Carlos Monedero o Carolina Bescansa pasaron por su microscopio ante las sospechas de una presunta financiación ilegal de su partido. Como ellos, Esperanza Aguirre e Ignacio González desfilaron bajo la lupa del, hasta ahora, titular del Juzgado de Instrucción Central número 6. María Dolores de Cospedal fue citada a declarar a instancia suya y el ex ministro de Interior de la era Rajoy, Jorge Fernández Díaz, se sentará en el banquillo junto a su número dos y media docena de comisarios de policía, como resultado de las pesquisas de su juzgado al hilo de la denominada 'operación Kitchen'.

Por eso mismo, 'Manolo' ha pagado el precio de una campaña de acoso y derribo, acusado de lawfare, en los últimos tiempos. Una estrategia de crítica feroz contra su labor que han puesto en marcha las terminales mediáticas de la izquierda auspiciadas por las acusaciones veladas de 'prevaricación' que le han lanzado desde el propio Gobierno del PSOE, nada menos, que por boca de varios ministros como Oscar Puente y Teresa Ribera. No se han quedado atrás, en las últimas horas, desde que se conociese su juilación forzosa, publicada en el BOE, la eurodiputada Irene Montero y su compañera de filas Ione Belarra.

La realidad es que un perfil así molesta porque se ha forjado, precisamente, en las antípodas de cualquier querencia o simpatía ideológica.

En su haber, para contarles a sus nietos, la complicada tarea de perseguir a ETA. Una tarea que le llevó a investigar el secuestro y asesinato del concejal vasco del PP Miguel Ángel Blanco, recientemente reabierto a instancias de la asociación Dignidad y Justicia para los «autores mediatos» de aquella barbarie.

García-Castellón se retira enamorado de su oficio y comprometido con la verdad y el sentido de Justicia. a sus espaldas toda una vida dedicada a la Audiencia Nacional a la que llegó, en 1993, para sustituir al magistrado Baltasar Garzón cuando éste dio el salto a las listas electorales socialistas. Y, desde entonces, su trayectoria profesional ha estado ligada al órgano central que sólo dejó, temporalmente, en dos ocasiones, para irse al extranjero como juez de enlace ante las autoridades francesas, en París y las de la república italiana, en Roma.

Don Manuel, como le llaman con cariño sus funcionarios del juzgado, siempre ha ejercido como juez de instrucción y como juez de instrucción colgará la toga a los 72 años, el plazo máximo permitido en la ley para que los jueces hagan su trabajo.