La intrahistoria
La elección de Isabel Perelló como presidenta del CGPJ neutraliza el plan de Sánchez para controlar el órgano
El peso de la nueva titular del órgano queda relegado a las materias más institucionales de la Comisión Permanente. Su voto no tendrá capacidad de desempate en materia de nombramiento de jueces
el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) proclamaba este martes a la magistrada Isabel Perelló como su nueva presidenta de consenso, por 16 votos frente a 4, para los próximos cinco años.
Era la primera vez en la historia de la democracia en la que el Pleno del órgano constitucional se decantaba por una mujer para liderar la institución y lo hacía, frente a anteriores ocasiones, con independencia, sin que el pacto político alcanzado para la designación de los veinte vocales miembros –10 a propuesta del PP y otros tantos del PSOE– se hiciese extensivo a la cabeza visible del Consejo. Esto es, sin que ningún partido señalase o avanzase, públicamente, su nombre antes de que fuese avalado por los consejeros.
La candidata, cuyo perfil se incorporó in extremis en las listas de candidatos a propuesta de los conservadores, en un intento por desbloquear la situación, tras cuatro intentos fallidos por llegar a un acuerdo, lograba, sin saberlo, poner fin a la dinámica de sectores opuestos y enfrentados, en el seno del Consejo. Y, lo que es más importante, con su llegada, el ala profesional del órgano neutralizaba el intento de Moncloa por controlarlo.
Lejos de las candidatas 'oficialistas' –próximas a la órbita de Cándido Conde-Pumpido, en el caso de Pilar Teso y Ana Ferrer, favorita del propio ministro de Justicia, Félix Bolaños–, quienes la conocen de cerca aseguran que Perelló será una «buena presidenta». Es una profesional «moderada y dialogante» que buscará «el equilibrio» en el Pleno con su «caracter dialogante». Una variable que, hasta hace unas horas, parecía imposible de concitar, por el empeño personal de Pumpido y Bolaños, cada uno por su lado, para situar en el CGPJ a una mujer afín al actual Gobierno, especialista en colonizar instituciones a la medida de sus necesidades.
Perelló ha logrado un «respaldo amplio» lo que permitirá «romper la dinámica de bloques estancos» en las próximas votaciones del Consejo, por ejemplo, para reponer todas las vacantes de jueces y magistrados, apuntan algunas de las fuentes consultadas por El Debate. Un perfil que, «precisamente por ello», ha cogido con el pie cambiado a Pedro Sánchez y su círculo de confianza, remarcan las mismas fuentes, ya que «en ningún momento entraba entre las previsiones» del Ejecutivo socialista que Perelló asumiese este mandato.
Una «buena noticia» para quienes desconfían del papel del máximo órgano de gestión de la Magistratura española y de su política de «repartos» en una de las competencias más relevantes: los nombramientos discrecionales.
Y es que cabe recordar que, a diferencia de otras Presidencias anteriores, el peso del voto de calidad, o en su caso veto, de Perelló quedará «limitado a los asuntos puramente institucionales y ordinarios» que se resuelvan en el marco de la Comisión Permanente del Consejo, señalan varias fuentes jurídicas a este diario. Sólo en esos casos será determinante su posición para el desempate –con 11 apoyos frente a 10– en el caso de que los sectores actuasen como almas estancas y monolíticas.
No así en el caso de las designaciones de jueces y magistrados para cubrir las plazas vacantes que se han ido acumulando, de manera crítica, en el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional o las Presidencias de algunos Tribunales Superiores de Justicia y Audiencias Provinciales, fruto de los casi cinco años en los que el CGPJ anterior al actual se mantuvo en funciones. En esta materia, una vez la hasta ahora magistrada del Supremo jure hoy su cargo, a mediodía, para incorporarse al Pleno, serán necesarios un mínimo de 13 apoyos, de los 21 consejeros, para salir adelante.