¿Hay futuro?
El primer Pleno del curso acaba en desastre para el Gobierno más precario
La doble derrota infligida por la oposición, con ayuda del PNV y CC, muestra de nuevo las grietas de la mayoría de investidura y acrecienta las dudas sobre la viabilidad de la legislatura
El curso parlamentario ha empezado para el Gobierno igual que acabó el anterior: sumando batallas perdidas. La doble derrota infligida por la oposición a Pedro Sánchez en el primer Pleno de septiembre ha dejado tocada la moral de las filas socialistas. Sobre todo, porque el PP no lo habría conseguido sin la ayuda de algunos de los socios de investidura del presidente, en este caso el PNV y Coalición Canaria. La mayoría progresista, que así la bautizaron el PSOE y Sumar, amenaza ruina apenas diez meses después de que Sánchez fuera reelegido con 179 votos a favor y 171 en contra.
La votación de este miércoles hizo oficial lo que es oficioso desde un día antes: la proposición no de ley del PP instando al Gobierno al reconocimiento de Edmundo González Urrutia como ganador de las elecciones y presidente electo de Venezuela salió adelante gracias al apoyo del PNV, y con la abstención sorpresa del exministro José Luis Ábalos. A ello se une que, el martes, los de Alberto Núñez Feijóo lograron forzar una próxima comparecencia del presidente en el Congreso para explicar la crisis migratoria.
De manera que el marcador quedó 2-0 a favor de los populares en este primer Pleno del curso, reducido a dos días en lugar de tres (este jueves no hay sesión) porque no hay leyes que debatir y votar: ni el Gobierno lleva ningún proyecto de ley; ni el grupo parlamentario socialista ninguna proposición de ley. La escasa productividad legislativa ya fue santo y seña del Ejecutivo la pasada temporada y todo apunta a que lo seguirá siendo en ésta.
Los populares no disimularon su satisfacción ante la fragmentación de la mayoría Frankenstein: «Si hay algo agrietado en España es el Gobierno», sostuvo el líder de la oposición cuando la prensa le preguntó en los pasillos por las «grietas» entre las comunidades gobernadas por el PP sobre la financiación autonómica.
Por el contrario, los socialistas trataron de aparentar que no pasaba nada; quitando hierro a una proposición no de ley que, si bien no obliga a nada al Gobierno, ha visibilizado la extrema fragilidad de la mayoría de Sánchez y acrecentado las dudas sobre la viabilidad de la legislatura.
El siguiente mal trago
Y lo peor para Sánchez es que, de forma inminente, tendrá que someter a votación en el Congreso el techo de gasto para 2025, que el martes aprobó el Consejo de Ministros otra vez, ante su intentona fallida de julio. Entonces, en plena negociación del PSC y ERC para hacer presidente a Salvador Illa, Junts se lo tumbó. En esta ocasión, los de Carles Puigdemont amenazan con hacer exactamente lo mismo. De ahí que, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de este miércoles, la vicepresidenta María Jesús Montero aprovechara una pregunta de la portavoz de Junts para pedirle que tuviera clemencia esta vez: «Esa senda es buena para Cataluña y para el resto de españoles», trasladó Montero a Míriam Nogueras, ante la indiferencia de ésta.
En el Ministerio de Hacienda se han puesto la venda antes de la herida y aclaran que aún habría esperanza para los Presupuestos de 2025 aunque el Congreso vuelva a echar atrás el techo de gasto. Porque, en ese caso, elaborarían las cuentas públicas del próximo año con la senda de deuda y déficit públicos anterior, la que está en vigor ahora.
No obstante, cada vez más señales apuntan a que el Gobierno no presentará los Presupuestos de 2025 para no sufrir una derrota que, ésta sí, obligaría al presidente a convocar elecciones. Como en 2019. El Ejecutivo sigue insistiendo en que sí los presentará, pero por una cuestión de relato: está buscando culpables a quienes señalar cuando se vea incapaz de atar los apoyos parlamentarios necesarios.
Entretanto, Sánchez se vio obligado a matizar, desde China, la categórica afirmación que hizo el sábado ante su Comité Federal; cuando anunció que gobernaría «con o sin el concurso del poder legislativo». «Máximo respeto, máxima colaboración y tender puentes con todos los grupos parlamentarios salvo uno (en alusión a Vox) Pero lo que también dice el Gobierno es que no va a renunciar a una hoja de ruta y una agenda para este curso político», sostuvo este miércoles.