La inmigración ilegal y el sistema de las autonomías acrecientan la distancia de Vox con el PP
El partido de Abascal se abstuvo la semana pasada en una iniciativa de los populares sobre el cupo catalán, y avisa ahora de que no apoyarán una moción sobre la cuestión migratoria, que tildan de «estafa»
Vox viene insistiendo desde hace mucho tiempo en que no son ni pretenden ser la «muleta» del PP. Es una idea en la que Santiago Abascal y otros dirigentes del partido incidían de modo especial antes de las elecciones de 2023, ante la posibilidad de tener que pactar para evitar gobiernos del PSOE. Antes de acabar el año, Bambú hacía oficial la ruptura con Génova, pero entonces compartían cinco gobiernos autonómicos con los populares -más el apoyo externo en Baleares-, y había un entendimiento con el partido a nivel regional, de ahí que las críticas y los reproches fueran dirigidos a la dirección nacional.
Tanto es así que cuando en julio se materializó su salida de esos gobiernos a quien señaló Abascal fue a Alberto Núñez Feijóo. Al presidente del PP le responsabilizó de que se rompieran esos acuerdos. «Mientras mantiene y aumenta los acuerdos con el PSOE, se ha dedicado primero a impedir y luego a torpedear todos los acuerdos con Vox. Lo ha conseguido», dijo dirigiéndose a él cuando comunicó que abandonaban los ejecutivos regionales por haberse traspasado una línea crítica para su formación: aceptar el reparto de menores inmigrantes ilegales llegados a Canarias por las comunidades.
La tensión, lejos de rebajarse entre ambas formaciones, sigue creciendo, y Vox sigue marcando distancias con el partido del que cuestiona que sea verdadera oposición al Gobierno de Pedro Sánchez. Los líderes territoriales han arrancado el nuevo curso apretando a los barones del PP, y a nivel nacional el partido hace lo propio, mostrando sus discrepancias con los de Feijóo en las dos cuestiones que centran el debate político: la cuestión migratoria y la financiación autonómica.
Respecto a lo primero, Vox les recrimina seguir la política migratoria del PSOE, en España y en Bruselas. Y en cuanto a lo segundo, remarca su postura crítica con el sistema de las autonomías y los privilegios de unas regiones sobre otras y defiende su discurso unitario en todo el territorio nacional.
Después de que el PP aceptara el acuerdo del Gobierno para el reparto de menores extranjeros y respaldara la toma en consideración de una iniciativa popular para legalizar a medio millón de inmigrantes, Vox equiparó al partido de Feijóo con el de Sánchez en este asunto, aunque ya antes había equiparado sus políticas en materia migratoria en la Eurocámara.
Desde el partido de Abascal ven las acciones de Feijóo -que acaba de presentar esta semana un plan con el Gobierno de Canarias ante el descontrol migratorio y ha viajado a Atenas para animar a una «alianza europea» contra la inmigración irregular- como una estrategia comunicativa y un intento por hacer ver que tiene un plan ante la crisis migratoria cuando, a su juicio, en realidad carece de uno. Esta semana, el PP llevará al Congreso una moción para declarar la emergencia migratoria, y en Vox ya han avanzado que no la apoyarán al considerarla «una estafa» porque —explican— no habla de acabar con la inmigración ilegal, sino de cómo gestionar los flujos migratorios.
Es lo que argumentaba Jorge Buxadé, jefe de la delegación europea del partido en Bruselas, en conversación con El Debate, y criticaba que en la iniciativa del PP no se habla de deportaciones ni de expulsiones ni de «frenar el proceso de islamización» que se vive en varias partes de España ni de acabar con la financiación a ONG que trafican con personas. «La inmigración ilegal no se puede gestionar, se tiene que combatir», defendía.
El propio Abascal avisó este fin de semana en redes sociales, adelantando que no apoyarán el texto del PP: «Nuestra posición es firme. Deportaciones masivas y control absoluto de fronteras ya. Digan lo que digan la semana que viene los medios a sueldo de la Redacción de Génova 13: no votaremos a favor de ningún engaño a los españoles». El líder de Vox se había mostrado ya igualmente crítico con el plan acordado por los populares y el Ejecutivo canario.
Lo advertía solo unos días después de criticar que se les señalara por abstenerse en la votación de una propuesta del PP sobre el cupo catalán por considerar que, como señalaba Pepa Millán, la portavoz de Vox en el Congreso, «más que estar en contra del cupo, profundiza en el sistema autonomista que precisamente ha hecho desiguales a los españoles», y ante la negativa de los populares a negociar sus enmiendas.
Abascal se pronunciaba así al respecto en los micrófonos de Radio Libertad: «Es insoportable escuchar al PP que Vox es un aliado de Sánchez. Ayer hubo algunas derrotas del Gobierno en las que nosotros votamos a favor de nuestras convicciones. El problema es que ayer el PP presentó una iniciativa contra el cupo, que no era contra el cupo, que era a favor de 17 cupos, que ahondaba en el mayor poder para las regiones. Y Vox es un partido que está en contra del Estado de las autonomías». «Para que el gobierno pierda, yo no voy a votar en contra de mis convicciones», añadía, dejando entrever que seguirá siendo esa la línea que mantendrán en el nuevo año de legislatura.