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19 de septiembre de 2024

Edmundo González, entre Delcy y Jorge Rodríguez en la embajada de España en Caracas

Edmundo González, entre Delcy y Jorge Rodríguez en la embajada de España en Caracas

Demasiadas preguntas

La foto de la extorsión en la embajada española cerca al ministro Albares

La imagen de los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez obligando a Edmundo González a firmar contra su voluntad contradice la versión oficial del Gobierno de España, que insiste en negar los hechos

Otra vez Delcy Rodríguez. Otra vez la versión del Gobierno de España en entredicho, como cuando la vicepresidenta de Venezuela aterrizó en Barajas aquella madrugada del 20 de enero de 2020, en un capítulo jamás aclarado del que sabe mucho el hoy repudiado José Luis Ábalos.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez creía haber dado por zanjado el episodio de la salida forzosa de Edmundo González de Caracas en un avión de las Fuerzas Aéreas españolas y su posterior asilo en España. Creía que bastaba con que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, hiciera una ronda por los medios de comunicación negando cualquier negociación política con el régimen de Nicolás Maduro o contrapartida. Aunque ya en su día Delcy Rodríguez replicara: «La falsaria no es buena consejera. Amplias conversaciones y contactos tuvieron lugar para operativizar la partida del opositor González Urrutia del país. Con las plenas garantías que ofrece un salvoconducto, producto del acuerdo entre ambos gobiernos».

Ahora, la publicación de unas imágenes tomadas en la embajada de España en Caracas, donde se intuye cómo los hermanos Rodríguez -Delcy y Jorge- coaccionan a Edmundo González para que firme un documento reconociendo el triunfo de Maduro en las elecciones, ha puesto al Gobierno de Sánchez en el disparadero.

El propio líder opositor y presidente electo de Venezuela según el Congreso de los Diputados de España, explicó en un vídeo que las fotografías son lo que parecen: «Hubo horas muy tensas de coacción, chantaje y presiones. En esos momentos consideré que podía ser más útil libre que encerrado e imposibilitado», según González. El Debate ya reveló el 8 de septiembre, el día de su expatriación, que la dictadura chavista le había obligado a firmar una declaración en la que se comprometía a no involucrarse en ninguna actividad política y reconocía a Maduro como vencedor.

Las preguntas de la oposición se amontonan sobre la mesa del ministro Albares. ¿Cómo es posible que Exteriores pusiera la alfombra roja a los hermanos Rodríguez en la embajada de España en Caracas, cuando tienen prohibida la entrada en la UE (y cualquier embajada española lo es)? ¿Participó Ramón Santos, el embajador español, en esas coacciones o cuál fue su papel exactamente? ¿Estaba Albares al tanto de lo que estaba sucediendo en la embajada? ¿Tiene algo que ver este oscuro episodio con la negativa del Gobierno de España a reconocer a González como presidente electo y a llamar dictadura al régimen de Maduro? ¿Medió el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero también en esto?

Desde Exteriores se han apresurado a negar cualquier intervención del embajador español. Según su versión, Albares «dio instrucciones directas al embajador de no inmiscuirse en las gestiones que pudiera realizar el líder opositor». Las mismas fuentes explicaron que, cuando Edmundo González solicitó ser acogido en la residencia del embajador español, «tuvo la garantía de que podía verse o realizar las gestiones que decidiera hacer en relación a su situación», según Efe. El Ministerio solo reconoce contactos con el Gobierno de Venezuela para cuestiones que tuvieran que ver con el desplazamiento de Edmundo González hasta el aeropuerto.

Sin embargo, ni el PP ni Vox se creen esta versión. En realidad, ambos partidos denunciaron desde el mismo día de la expatriación que ahí había gato encerrado. Máxime estando Zapatero por medio, sobre cuyo papel el Gobierno decretó el más absoluto de los silencios. El vicesecretario de Institucional del PP, Esteban González Pons, tildó este jueves al Gobierno de España de «cooperador necesario» del «golpe de Estado en Venezuela, y a Zapatero como el «gran urdidor». «Esta es política de mafiosos y criminales, qué vergüenza el nombre de España ahí», lamentó.

Por su parte, Santiago Abascal señaló que lo ocurrido en la embajada española es una demostración más de la «complicidad criminal del Gobierno del corrupto Pedro Sánchez con el usurpador, narcotraficante y tirano socialista Nicolás Maduro».

Por su parte, FAES, la fundación presidida por José María Aznar, pidió directamente la dimisión de Albares: «Se negó toda participación española y ya hemos visto que el servicio exterior puso mesa y mantel para arrancar compromisos bajo presión y luego escoltó a quien, de hecho, se expulsaba del país tras ganar las elecciones. Estamos ante una canallada que se explica sola. Albares debería dimitir ofreciendo excusas, si conservase todavía un átomo de dignidad», según un escrito enviado a la prensa.

Pero en lugar de dar explicaciones, lo que ha hecho el PSOE ha sido pedir la dimisión de González Pons por «hooligan». Eso y votar en contra del reconocimiento de Edmundo González como ganador de las elecciones en Venezuela y presidente electo: el 11 de septiembre en el Congreso, el 18 en el Senado y, este jueves, en el Parlamento Europeo.

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