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El ex jefe de ETA Miguel Albisu, alias 'Mikel Antza', con gafas, sale de la sede de la Audiencia Nacional (AN) de GénovaEuropa Press

Los testimonios de dos etarras arrepentidos que colaboran con la Justicia: «Me he dado cuenta del daño hecho»

Ambos exetarras señalaron que, de haber querido, la cúpula de ETA podría haber evitado el asesinato de Miguel Ángel Blanco

«Me he dado cuenta del daño que he hecho y quiero colaborar con la Justicia y la Guardia Civil». Con esta respuesta uno de los dos etarras arrepentidos convertidos en testigos protegidos quiso dejar claro en abril su disposición a colaborar con la Audiencia Nacional para impulsar algunas causas.

Las declaraciones de estos exmiembros de la banda terrorista –cuya identidad se mantiene bajo secreto– realizadas el 22 y 23 de abril se han incorporado a siete causas en las que la Audiencia Nacional investiga la presunta responsabilidad de la cúpula de ETA en diversos atentados tras querellas presentadas por la asociación de víctimas Dignidad y Justicia.

Algunas de ellas son la causa abierta por el atentado perpetrado en 2002 contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola (Alicante), en el que dos personas fueron asesinadas; el asesinato del concejal del PP en San Sebastián Gregorio Ordoñez en enero de 1995, el concejal del PP Miguel Ángel Blanco en 1997 o el del fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía Luis Portero en el año 2000.

A más de 200 preguntas del juez y la Fiscalía respondieron ambos bajo la condición de testigos protegidos que hasta el momento solo ostentan estos dos exmiembros de ETA.

El interrogatorio, al que ha tenido acceso EFE, demuestra la disposición de ambos para esclarecer la implicación del comité ejecutivo de ETA en los procedimientos mencionados y su arrepentimiento.

«¿Quiere ayudar en lo que pueda a esclarecer los atentados de ETA? Si en lo que pueda, en lo que sé y conozco», respondió uno de ellos activo etarra en los años 80. «Creo que es mi deber. Creo que debo hacerlo. Estoy en deuda con la democracia», dijo el otro testigo protegido, miembro en un comando legal (no fichado) desde principios de los 90 hasta 2001.

A este último el fiscal le preguntó cuándo decidió cooperar con la Justicia y él contestó: «Bueno, no estoy seguro cuando ocurre ni de qué manera ocurre, pero sé que hay un momento en el que creo que debo hacerlo».

Los dos etarras arrepentidos ofrecieron algunos detalles del funcionamiento de los comandos en sus respuestas ante el magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón y el fiscal, a quienes dejaron claro que los dirigentes de ETA en cada momento eran los que daban las órdenes.

«¿El funcionamiento del comité Ejecutivo siempre ha sido así o ha sufrido cambios a lo largo de la historia de la organización terrorista? Siempre ha sido igual la estructura, han cambiado los objetivos, que cambiaron pero no la estructura. El Comité Ejecutivo ha trabajado siempre igual», respondió al juez el primero.

Este señaló que Josu Ternera era el responsable del aparato político, y su función «era mandar en todo». Aunque desconocían quién dio la orden para secuestrar y matar a Miguel Ángel Blanco, ambos exetarras señalaron al comité ejecutivo que, de haber querido, habría evitado su muerte, dijo uno de ellos «con seguridad», en tanto que el otro se mostró convencido de que la acción ya estaba planificada desde el principio para matarle.

Respecto al funcionamiento de la banda, los exetarras apuntaron que ETA operaba de forma jerarquizada donde los comandos solo tenían cierta «autonomía» para atentar contra miembros de las fuerzas de seguridad y del Ejército.

«¿Quién fijaba como objetivo y decidía atentar contra miembros del Poder Judicial, entiéndase, jueces, fiscales y abogados? ¿La Dirección de ETA o el propio Comando?. El Comité ejecutivo. Siempre ellos decidían contra esos objetivos», respondió uno de ellos.

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