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El presidente de Vox, Santiago Abascal, con miembros de su partido durante su visita a la Basílica de Covadonga

El presidente de Vox, Santiago Abascal, con miembros de su partido durante su visita a la Basílica de CovadongaEFE/Paco Paredes

Abascal recorrerá toda España para volver a la calle, donde nació Vox, tras el ciclo electoral

El lugar desde el que Santiago Abascal arrancó su campaña para las elecciones generales de abril de 2019, las que le dieron entrada en el Congreso de los Diputados por primera vez, con 24 escaños, fue Covadonga. Desde Asturias llamaba hace cinco años a reconquistar la unidad nacional y la libertad para los españoles frente a los «enemigos de España». «Nunca vamos a pedir perdón por las obras de nuestros mayores, las vamos a tener como guía de lucha y de unos valores asentados en el sentido común», defendió entonces.

Y Covadonga vuelve a ser el punto de partida de un recorrido que el líder de Vox hará por todas las provincias españolas. Por el simbolismo que supone la figura de Don Pelayo y la Reconquista que este inició desde Asturias y todo lo que desde entonces se ha ido heredando de generación en generación hasta nuestros días.

El objetivo de ese recorrido que comenzó el pasado domingo con una comida con afiliados en Cangas de Onís es, como indican fuentes del partido, volver a la calle después de este año electoral, puesto que a las municipales, autonómicas y generales de 2023 les han seguido tres comicios a nivel regional y la cita europea con apenas margen de tiempo entre campañas. Estar con los afiliados y volver donde Vox nació, hace ya 10 años, y como expresó el propio Abascal, volver a «recalcar» los principios que defienden desde entonces, con una finalidad: «reconquistar todo aquello que los españoles están perdiendo, que es su libertad, la unidad nacional y el orgullo de ser españoles».

Y se abre un nuevo curso en el que al desafío independentista en Cataluña se suma, entre otros, la «invasión migratoria islamista», de la que alertó el líder de Vox ante los suyos y de la que señaló como «cómplices» al resto de grupos con representación en el Congreso. Precisamente la bandera contra la inmigración ilegal y esa invasión islámica que vienen denunciando la enarbolan aún con más ahínco para contraponer su alternativa a las políticas migratorias que a su juicio comparten PSOE y PP y después de su salida de los gobiernos autonómicos, y en pleno debate sobre el reparto por el territorio nacional de los inmigrantes que llegan a Canarias.

La cuestión migratoria es uno de los puntos donde Vox busca mostrar sus diferencias con el partido de Alberto Núñez Feijóo, al que acusa de alentar el efecto llamada como los socialistas y tratar de gestionar la inmigración en vez de frenarla o combatirla. Pero no solo. Abascal ha manifestado estos días que el PP es como el PSOE, que no hay diferencias entre sus políticas, a raíz de que los populares rechazaran tramitar la ley de concordia que en su día pactaron con Vox en Castilla y León, alegando la falta de un informe del Consejo Consultivo; o después de que en Baleares el PP tumbara su propuesta para implantar en los colegios el pin parental que obligaría a pedir el consentimiento de los padres cuando sus hijos vayan a recibir contenido religioso, moral, cívico o sexual en horario escolar.

De igual modo, ha reprochado al PP que tras su salida del Gobierno, en Castilla y León el Ejecutivo haya firmado con los sindicatos y la CEOE la renovación de cuatro acuerdos enmarcados en el Diálogo Social en materia de vivienda, educación, dependencia y transición justa que movilizarán más de 980 millones de euros. «Vuelve el PP de siempre. Nos han echado de los gobiernos para poder hacer lo mismo que el PSOE», ha expresado Vox desde sus cuentas oficiales de redes sociales. Y en todo ello previsiblemente incidirá Abascal en este nuevo curso donde ya son oposición a los gobiernos regionales, para erigir a su partido como alternativa al resto.

El líder de Vox recorrerá el territorio nacional también en un contexto en el que la fuerza de su partido es cuestionada por las encuestas, que vienen augurando para él una bajada respecto a las últimas generales, así como la entrada de Alvise Pérez en el panorama nacional. En el último sondeo realizado por Target Point para este periódico, Vox perdía 2,4 puntos (hasta el 10 %) y entre 8 y 10 escaños respecto al 23-J. Sin embargo, Abascal reivindicaba desde Asturias que, pese al intento de «desmoralizar» a sus votantes y de los «certificados de defunción» de su formación, Vox se ha mantenido seis años seguidos como tercera fuerza, algo que no lograron ni Ciudadanos ni Podemos: «Aquí seguimos firmes», manifestó.

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