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Ilustración de Pedro Sánchez, José Luis Ábalos y Koldo GarcíaLu Tolstova

El presidente, acorralado

Sánchez ratificó a Ábalos como ministro cuatro días antes de autorizarle a reunirse con Delcy Rodríguez

La posición comprometida en la que ha quedado el presidente ha sacudido los muros de la Moncloa, por si no tuvieran bastante con el avance del caso Begoña. El cortafuegos no está funcionando

No fue un lapsus. Fue una maniobra de despiste tan sutil como premeditada. El presidente del Gobierno compareció este viernes desde Roma tras reunirse con el Papa. Allí, los periodistas le preguntaron por la autorización que dio a José Luis Ábalos para reunirse «discretamente» con Delcy Rodríguez. Y respondió: «A mí, efectivamente, el exministro Ábalos me informó de esta visita privada de la vicepresidenta Delcy Rodríguez a España y cuando el Gobierno de España se percató de que había unas sanciones individuales a la vicepresidenta del Gobierno de Venezuela pues, efectivamente, se canceló esa visita».

En su declaración, Pedro Sánchez se refirió a José Luis Ábalos como «el exministro Ábalos». Sin embargo, aquel 16 de enero de 2020 en que se produjo el intercambio de mensajes entre ambos, ahora desvelado por la UCO, Ábalos no era ningún «ex»: era el ministro de Transportes y el secretario de Organización del PSOE.

Es más. Sánchez ratificó a Ábalos como ministro de su Gobierno solo cuatro días antes de aquella conversación. En concreto, el 12 de enero, el recién investido presidente compareció en la Moncloa para anunciar la composición de su segundo Gabinete, el primero de coalición con Unidas Podemos. Leyó la lista: «Ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos».

Un día después, el 13 de enero, Ábalos tomó posesión de su renombrada cartera (hasta entonces había sido Fomento), que en realidad llevaba ocupando desde junio de 2018, tras el triunfo de la moción de censura que él mismo defendió sobre la tribuna. «Los españoles merecen un Gobierno riguroso y fuerte, y lo tendrán», afirmó en aquel acto en el Ministerio de Transportes, hoy epicentro de la trama corrupta por la que Ábalos va camino de su imputación.

Ahora, los informes de la UCO revelan que, para entonces, el todopoderoso ministro estaba conchabado con Víctor de Aldama, que fue quien organizó el viaje de la vicepresidenta de Venezuela, según los investigadores de la Guardia Civil. Según estos, ello demuestra «la posición privilegiada que Aldama tenía en el Ministerio de Transportes, asentada sobre su relación personal y directa con Ábalos y Koldo y el beneficio que Aldama obtenía fruto de lo anterior».

Víctor de Aldama, considerado el conseguidor de la tramaEuropa Press

La posición comprometida en la que ha quedado el presidente del Gobierno ha sacudido los muros de la Moncloa, por si no tuvieran bastante con el avance implacable del caso Begoña. El 12 de febrero de 2020, el propio Sánchez respaldó a Ábalos en el Congreso y aseguró que, con su intervención, recibiendo a Delcy Rodríguez en el aeropuerto de Madrid, había evitado «una crisis diplomática». Para entonces, el Gobierno ya había dado múltiples versiones de lo que ayer Sánchez llamó, textualmente, la «no visita» de la vicepresidenta de Venezuela.

El 25 de febrero en el Senado fue aún más lejos: «El señor Ábalos consideró, con muy buen juicio a mi juicio, que era preferible evitar una crisis diplomática». Aquel día, incluso pidió a los populares: «A ver si ustedes tienen a bien pasar pantalla y hablar de cuestiones que afectan e importan a los españoles». Y se mofó de que solo le preguntaran por Venezuela.

La consigna dentro del Ejecutivo es proteger al jefe. O «al 1», como le llamaban los miembros de la trama. El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes se empleó a fondo en ello: «La derecha lleva diez años intentando ensuciar el nombre del presidente del Gobierno, no iban a hacer una excepción con esto. Yo, hoy más que nunca, estoy muy orgulloso de pertenecer a un gobierno que ha sido, es y que siempre será implacable contra la corrupción», declaró Félix Bolaños.

También la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, que sostuvo que el avión de Delcy Rodríguez aterrizó para que el personal descansara (otra de las versiones difundidas por la Moncloa desde el jueves). «Única y exclusivamente hubo una parada técnica por propio descanso del personal del avión que llevaba a la vicepresidenta Delcy. Pero, lógicamente, aquí no hubo ninguna reunión porque conocimos que existía esa sanción de la UE que le imposibilitaba pisar, como saben, espacio Schengen y, por tanto, el Gobierno imposibilitó y no se celebró dicha reunión. Esta es la información que les puedo trasladar y la real», sostuvo.

Pero el cortafuegos que los socialistas han tratado de colocar, valiéndose de que echaron a Ábalos del grupo parlamentario y del partido en febrero, no está funcionando para detener las llamas. Entre otras cosas, porque entre julio de 2021, que fue cuando Sánchez cesó a Ábalos como ministro de Transportes y secretario de Organización sin mediar explicación, y febrero de 2024 pasaron dos años y medio. Todo lo descubierto por la UCO apunta a que el presidente sabía más de lo que dice. Y, aun así, incluyó a Ábalos en la candidatura a las elecciones generales por Valencia, como número dos.

«La corrupción en el Gobierno avanza a un ritmo que asusta. Ningún presidente eludiría su responsabilidad y seguiría escondido sin dar la cara. Han pasado más de tres años desde julio de 2021 sin que haya dado ninguna explicación. Nunca un escándalo de corrupción en España había abarcado a tantos ministerios», denunció Alberto Núñez Feijóo desde Varsovia.