Al contraataque
Montero, Bolaños y López van a la guerra contra el PP en la sesión de control con ataques personales
Los populares habían planteado un monográfico sobre la corrupción en el Congreso. Eran más y, sin embargo, los ministros sacaron toda su artillería para escabullirse entre el humo
«Señor Bolaños, qué solos están, se ven la bancada azul (la del Gobierno) muy vacía», le dijo Miguel Tellado al ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes al inicio de su turno de intervención. En efecto, la sesión de control de este miércoles en el Congreso no registró ni un cuarto de entrada. Faltaron Pedro Sánchez, las vicepresidentas Yolanda Díaz y Teresa Ribera y la mayoría de los ministros, porque estaban casi todos en la XXXV Cumbre Hispano-Portuguesa, en Faro.
Solo se quedaron en la Cámara Baja, defendiéndose desde la trinchera, la vicepresidenta María Jesús Montero, Bolaños, y los ministros Isabel Rodríguez, Ana Redondo y Óscar López. El grupo parlamentario popular había planteado la sesión de control como un monográfico sobre la corrupción que asedia al Gobierno. Sus 10 preguntas (es el cupo semanal del que disponen) eran sobre el caso Begoña, el caso PSOE, el hermano del presidente, Delcy Rodríguez...
Los populares eran más. Sin embargo, los ministros sacaron toda su artillería y salieron indemnes y crecidos, presumiendo de gesta. Soltaron el bote de humo, algún que otro golpe bajo, y se escabulleron. El Gobierno siempre parte con ventaja en las sesiones de control, porque el miembro del Ejecutivo que responde tiene la última palabra, el último turno de intervención. Pero, además, la bancada del PP no tuvo su mejor día, según lamentaron varios de sus integrantes a El Debate al final de la sesión.
De hecho, Montero, Bolaños y López parecían estar disfrutando mientras esquivaban las balas de los diputados del PP y respondían con lo de casi siempre, porque les sigue funcionando: Isabel Díaz Ayuso y Gürtel. «Ustedes ocultan la corrupción, echan a su líder cuando la denuncia, destruyen ordenadores a martillazos y crean una policía patriótica para intentar crear pruebas falsas contra sus adversarios», recriminó la número dos del Gobierno a Cuca Gamarra. «Le propongo un reto: a ver si es usted capaz de decirme quién es “M. Rajoy», le pidió Bolaños con sorna al popular Elías Bendodo.
El cara a cara más explosivo de la mañana fue, de nuevo, el que mantuvo el ministro de la Presidencia con Cayetana Álvarez de Toledo. A pesar de la dureza mostrada por la diputada popular, tanto en ésta como en todas las sesiones de control, Bolaños disfruta enfrentándose a ella. No lo disimula, al contrario: «Para mí es una bendición que usted pregunte», le dijo hoy, socarrón, a Álvarez de Toledo. E incluso se permitió la licencia de preguntarle, a pesar de que los ministros están ahí para responder, no para preguntar, como le recordó la popular: «¿Está usted con la verdad o con la mentira, con el delincuente o con el fiscal?», quiso saber Bolaños.
Los ministros se sintieron tan inmunes que fueron al ataque personal en varias ocasiones. En este sentido, la que peor parada salió fue la diputada del PP Mercedes Cantalapiedra, que preguntó al ministro Óscar López por la contratación del hermano de Pedro Sánchez y acabó desencajada por la respuesta de López: «A mí me encantaría que la señora Cantalapiedra, que viene a preguntar por hermanos, me explique el pelotazo que quiso pegar en Valdechivillas (Valladolid) con 15.000 viviendas con su hermano, que fue paralizado y lo sabe toda Valladolid».
Y Montero bombardeó al vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, para no contestarle a nada de lo que él le había preguntado: «¿Pagó usted 60 millones de los EREs en el periodo que usted fue consejero de Hacienda?», «¿Es cierto que le hicieron un informe a medida para que pudiera cobrar usted en la Junta de Andalucía un sobresueldo de más de 60.000 euros?», «¿Es cierto que usted ascendió a director general al funcionario que firmó ese informe hecho a medida?».
En resumen, otro miércoles más sin que ningún miembro del Gobierno dé ninguna explicación de ninguno de los casos de corrupción que lo acechan.