La última resaca
El PSOE se instala en su propia realidad sin reconocer su situación límite
Desde el ala socialista del Gobierno insisten en que nada ha cambiado después de la agónica votación del lunes. Ni más débiles, ni más dependientes, ni más cercano el fin de la legislatura
Este martes era un día de extraer conclusiones después de la disparatada votación que protagonizaron el lunes el PSOE y sus socios en la Comisión de Hacienda; preludio de un Pleno el jueves que puede ser aún más disparatado. Y los socios las extrajeron, pero el PSOE no, instalado en su propia realidad.
Desde el ala socialista del Gobierno insisten en que nada ha cambiado después del lunes. Ni más débiles, ni más dependientes, ni más cercano el fin de la legislatura, sostienen. «Bienvenidos a los gobiernos de minoría parlamentaria. Llevamos seis años así, es la tónica en Europa», señaló Pedro Sánchez desde Río de Janeiro, restando importancia a lo ocurrido. «Si hay un Gobierno que puede administrar la complejidad es éste. La debilidad es no poder articular mayorías parlamentarias, y este Gobierno lleva haciendo eso seis años», añadió.
«El Gobierno se desvive en el acuerdo, en el diálogo, en la discusión, en el debate entre formaciones políticas que pensamos distinto», se justificó, por su parte, la vicepresidenta María Jesús Montero en el Senado.
«Tiene mucho mérito saber gestionar la complejidad del Parlamento en España», señalan fuentes de la Moncloa, que apuestan por «naturalizar» esa realidad. «Lo importante es que la hoja de ruta se va sacando toda», añaden. Los socialistas atribuyen las tribulaciones del lunes -y las que les quedan hasta el jueves- al hecho de que ésta es una negociación especialmente complicada, puesto que los impuestos son un tema «muy sensible» y «mollar».
En cualquier caso, ante la falta de autocrítica ya hacen la crítica Sumar y los socios parlamentarios. Desde el partido de Yolanda Díaz, Aina Vidal, portavoz adjunta del grupo parlamentario de Sumar en el Congreso, señaló: «Es bastante obvio que esta negociación tendría que haber empezado por los socios habituales. Si se hubiera hecho en el orden correcto, habría habido más probabilidades de menos curvas», sostuvo.
Cabe recordar que el PSOE cerró pactos con el PNV y Junts para la supresión del impuesto a las energéticas y la fecha de caducidad del impuesto a la banca y, solo en tercer lugar, buscó un acuerdo con Sumar. A pesar de formar parte del mismo Consejo de Ministros.
La kafkiana Comisión de Hacienda del lunes enfadó a todos, incluidos ERC, Bildu y el BNG, con los que los socialistas pactaron in extremis prorrogar el impuesto a las energéticas 12 meses vía real decreto ley. «El Gobierno se comporta como si esto fuera una lonja en la que lanza aquí las iniciativas y los grupos tienen que operar entre ellos para intentar mejorarlas. Nosotros lo que intentamos es que las energéticas y la banca aporten más. En estos tiempos que corren, la derecha catalana no está de acuerdo», lamentó el portavoz republicano en el Congreso, Gabriel Rufián, según Efe.
Desde el otro extremo de la coalición, el portavoz del PNV en la Cámara Baja, Aitor Esteban, ya dejó clara su indignación el lunes: «Que la comisión en la que se está decidiendo el futuro fiscal del Estado esté parada 3 horas y se retome a las 23:00 (finalmente fueron cuatro horas, se retomó a las 0.40 ) es una muestra más del juego corto de algunos y del desorden de esta legislatura». Y Junts se felicitó de haber apretado las tuercas una vez más a Sánchez. Los independentistas catalanes también adelantaron que tumbarán el decreto ley pactado entre los socialistas y ERC, Bildu y el BNG cuando sea sometido a la convalidación del Pleno del Congreso.
Pero para esto último queda mucho tiempo, porque de momento ese decreto ley es solamente un compromiso más del PSOE con las formaciones de la izquierda independentista, el compromiso que el lunes permitió a los socialistas salvar en Comisión su paquete fiscal; aunque quedara descafeinado por el rechazo de varias enmiendas. Es una promesa por escrito, eso sí.
Mucho tiempo para un Ejecutivo que se ha acostumbrado a vivir y a capear el día a día. Ahora su objetivo está en el Pleno del jueves y en conseguir que los cuatro diputados de Podemos no voten en contra del dictamen del proyecto de ley de creación de un impuesto del 15 % a las multinacionales, porque si lo hicieran moriría en la orilla, como ya explicó El Debate. El Gobierno necesita al menos que se abstengan, y con ese escenario trabajan.
Desde la Moncloa ni siquiera asumen públicamente que lo ocurrido con el paquete fiscal puede provocar un efecto contagio en las negociaciones sobre la senda de estabilidad y los Presupuestos Generales de 2025. No hay que «anticipar» tanto, concluyen.