Contra las cuerdas
La corrupción destapada por Aldama asesta un golpe letal a Sánchez, al PSOE y a la legislatura
Los socialistas fían su defensa a desacreditar el testimonio del empresario. Los socios del Gobierno cierran filas y Feijóo pone el puente de plata al PNV y Junts para una moción de censura
En contadas, contadísimas ocasiones, Pedro Sánchez hace una declaración en el patio del Congreso. Lo habitual es que, cuando termina el Pleno, salga como una exhalación sin mediar palabra con la prensa. Eso cuando va al Pleno, que tampoco es siempre.
Este jueves, sin embargo, el presidente sintió la necesidad de hablar. Él y también María Jesús Montero, Félix Bolaños, Ángel Víctor Torres, Santos Cerdán, Patxi López… la repentina locuacidad de los máximos dirigentes del Gobierno y del PSOE tenía una explicación con nombre propio: el de Víctor de Aldama.
La declaración del empresario ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno durante dos horas fue como una descarga eléctrica para el PSOE. Los socialistas siguieron en tiempo real sus acusaciones contra el presidente, Begoña Gómez, el secretario de Organización del PSOE, Teresa Ribera, Ángel Víctor Torres, Fernando Grande-Marlaska, José Luis Ábalos… El «núcleo corruptor», que así lo considera la UCO, no dejó títere con cabeza.
Cuando ayer el ministro de Torres leyó en un titular que Aldama había declarado que Koldo García le pidió 50.000 euros para él, llamó por teléfono a Cerdán asustado. El número tres del PSOE trató de tranquilizarlo: «De mí ha dicho que he recibido 15.000 euros de la trama». En un bar enfrente de Ferraz, según Aldama.
El empresario extendió la mancha de corrupción desde Sánchez hacia abajo y la reacción de los socialistas fue anunciar acciones legales, negarlo todo, desacreditar su testimonio y atribuirlo a la estrategia de un presunto corrupto que está en prisión preventiva. «¿Es que no habéis visto quién es su abogado? Eso explica mucho», señalaba ayer un alto cargo de Ferraz, en alusión al letrado José Antonio Choclán, famoso por llegar a acuerdos con la Fiscalía que reduzcan considerablemente las condenas de sus defendidos. Los socialistas sostienen que la «inventada» de Aldama -palabra utilizada por el presidente en su declaración- corresponde a un pacto entre su abogado y la Fiscalía. A última hora de la tarde, la Fiscalía pidió su puesta en libertad y el juez Santiago Pedraz la decretó.
La política tiene otros tiempos
Sánchez retó al empresario a presentar pruebas de lo que dice. Aldama le respondió a la salida de la cárcel que lo hará. Lo malo para él y su partido es que la Justicia tiene unos tiempos, pero la política tiene otros. Bien lo sabe el presidente, que se pasó años clamando: «España tiene un problema muy grave porque el partido que gobierna este país está podrido de corrupción», en alusión al de Mariano Rajoy.
Ayer fue Alberto Núñez Feijóo el que pidió la dimisión del presidente porque el Gobierno «apesta a mentiras y a corrupción», señaló. Y Vox, que también está personado en el caso, la imputación de Montero, Grande-Marlaska, Torres y Ribera, además de que el juez cite a declarar a Cerdán como testigo.
No era la primera vez que el líder de la oposición exigía a Sánchez su renuncia, pero sí la vez que más claro habló de una moción de censura. «Estoy a disposición», afirmó, ofreciéndose al PNV y a Junts. Aunque también reconoció explícitamente que él no tiene «los votos», dando a entender que no dará ese paso si no le sale la suma.
Los interpelados ignoraron el ofrecimiento de Feijóo. «Aquí hay muchos responsables. Si estos señores siguen en el Gobierno es porque algunos en el Gobierno se lo permiten. Y ya sabíamos que Sumar había venido para tapar la corrupción del PSOE, ¿pero ustedes también, señor Aitor Esteban?», preguntó el diputado del PP Sergio Sayas al portavoz del PNV a bocajarro, desde la tribuna de oradores del hemiciclo.
Desde esa misma tribuna, minutos antes Santos Cerdán se había quejado amargamente, entre aplausos de la bancada socialista: «Mancillar el buen nombre de personas que ni conocen no puede salir gratis. Que haya políticos que usen esas declaraciones de sujetos para hacer política no puede salir gratis. No vamos a dejar pisotearnos. Háganse a la idea: no van a vencernos con mentiras, calumnias y falsos testimonios. Abandonen toda la esperanza, y hoy van a ver cómo nos quedan tres años más de legislatura».
El secretario de Organización del PSOE hablaba con la seguridad que da a los socialistas que sus socios sigan cerrando filas con ellos. Al menos, de momento. Hasta Podemos. Este jueves se produjo un hecho significativo: los de Ione Belarra podían haber tumbado el paquete fiscal de María Jesús Montero. O, al menos, mantener en vilo al Gobierno hasta la votación de la tarde. De hecho, era lo esperado. Sin embargo, Podemos decidió aflojar la soga a Sánchez y anunciar a las 13 horas que votaría a favor, dando oxígeno a los socialistas en un día muy complicado. Además, con un acuerdo sin garantías para los morados, que son perfectamente conscientes de ello. Conclusión: los socios del Ejecutivo saben cuándo apretar y cuándo no. Y en ningún caso quieren ahogarlo.
También les vino bien a los socialistas que el exministro Ábalos, ahora diputado del Grupo Mixto, no se presentara en el Pleno para votar, como sí hizo el jueves de la semana pasada. En lugar de eso mandó un comunicado negando las «acusaciones difamatorias» de Aldama, que le acusó de haber cobrado 650.000 euros en mordidas, y anunciando que le responderá cuando declare en el Tribunal Supremo. Más madera.
Y todo a ocho días de que arranque el 41º Congreso Federal del PSOE en Sevilla, y con una remodelación del Gobierno y del partido que será cuestión de días. «Estaremos muy pendientes de si Pedro Sánchez hace con Cerdán lo mismo que hizo con Ábalos y se desprende de su número dos tras el Congreso Federal de la semana que viene», deslizan fuentes del PP.