Se han contabilizado en las marismas de Doñana 120.649 ejemplares de aves acuáticas, el 18 % de su máximoFrancisco J. Olmo | Europa Press

Huelva

Los ecologistas rebajan la euforia sobre Doñana tras las últimas lluvias: «Su situación es catastrófica»

Las lluvias tardías de primavera han inundado gran parte de las marismas, pero solo alivian temporalmente el estado del humedal

Durante el pasado mes de marzo, las fuertes lluvias de la borrasca atlántica Nelson inundaron las marismas de Doñana. Se trata, según la organización SEO/BirdLife, un «alivio puntual» para las masas de agua de las que dependen los ecosistemas del espacio protegido, lo que ha favorecido la presencia de aves acuáticas en áreas de marisma natural que permanecían completamente secas.

Las avenidas del arroyo de La Rocina, arroyo de El Partido o el río Guadiamar han permitido la inundación de amplias zonas de la marisma, mientras que el ascenso de los niveles freáticos se refleja en la mejoría de algunas de las lagunas más emblemáticas de Doñana, como Santa Olalla.

Sin embargo, Carlos Dávila, responsable de la Oficina de SEO/BirdLife en Doñana, recuerda que «el actual año hidrológico aún se mantiene por debajo de la media histórica de 500 ml. Doñana continúa inmersa en el ciclo seco más largo desde su historia. Las lluvias tardías de esta primavera han supuesto una recuperación parcial del paisaje característico de un humedal, pero continúa la sobreexplotación de las masas de agua por la intensificación agrícola en el entorno del parque nacional a lo que se suman los efectos del calentamiento global, reduciendo el período de inundación de la marisma natural y su biodiversidad».

Del espejismo a la realidad

Doñana es un humedal incluido en la región mediterránea europea, una de las zonas del mundo más sensibles a los efectos del cambio climático, caracterizados por el incremento en la recurrencia e intensidad de las sequías y temperaturas medias más altas.

El patrón de lluvias está cambiando, lo que influye en el ciclo natural de inundación y sequía de la marisma, las primaveras se acortan y los veranos son cada vez más largos y calurosos, con temperaturas que superan cada vez con más frecuencia los 40 °C. Esta grave situación multiplica sus efectos negativos sobre los ecosistemas porque el acuífero se encuentra sobreexplotado a causa de la intensificación agrícola y los modelos turísticos basados en la masificación estacional.

Las altas temperaturas limitan el éxito reproductor de las aves acuáticas en Doñana, ya que depende de que la marisma alcance y mantenga niveles óptimos de inundación, lo que les permite disponer de abundantes recursos tróficos y dificulta el acceso a los nidos a los depredadores oportunistas. Gracias a las últimas lluvias, la marisma presenta cierto grado de inundación, pero si no sigue lloviendo a lo largo de abril y mayo, las aves acuáticas podrán verse afectadas por la pronta desecación de la marisma, limitando sus probabilidades de obtener éxito.

Crisis de biodiversidad

La información científica recogida en la memoria anual de seguimiento correspondiente al año 2023, elaborada por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), muestra el alarmante estado de la biodiversidad en el espacio protegido. La laguna de Santa Olalla se ha secado por segundo año consecutivo, algo inédito hasta hoy, mientras que la mayor parte de las lagunas temporales de Doñana han permanecido secas. El matorral decae, y gran cantidad de pinos y alcornoques centenarios se han perdido.

La situación de la avifauna en Doñana es «catastrófica», según SEO/BirdLife. El censo aéreo de Doñana realizado en enero de 2024 por el equipo de seguimiento de la EBD-CSIC ha contabilizado 120.649 ejemplares de aves acuáticas, el 18 % de su máximo. En este censo se contabilizaron 4.200 ejemplares de ánsar común, cuyos números habituales eran de entre 40.000 y 50.000 ejemplares.

Según el informe de la EBD-CSIC citado anteriormente, en los últimos diez años las poblaciones de aves acuáticas se han desplomado y el 79 % de las especies reproductoras para las que existe información muestran una tendencia regresiva. Por ejemplo, la focha moruna es una especie amenazada de extinción que solo ha contabilizado dos parejas en los últimos cinco años.

Durante 2023 no han llegado a reproducirse en Doñana especies en peligro como el avetoro común (Ave del Año 2024). Tampoco han criado el aguilucho lagunero, el avetorillo común, la garza imperial, el zampullín cuellinegro o el charrancito común.

Pacto de Doñana

La firma del pacto de Doñana entre el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) y la Junta de Andalucía atiende las reclamaciones de la comunidad científica, la Comisión Europea, el Convenio Ramsar de Humedales de Importancia Internacional, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la UNESCO, los objetivos de conservación de la Red Natura 2000 y las propuestas de las ONG ambientales como SEO/BirdLife.

Para Carlos Dávila, «el acuerdo propone redirigir el actual modelo socioeconómico hacia criterios de sostenibilidad ambiental, adaptación a la crisis climática y la justicia social, asociándolo a un ambicioso programa de actuaciones en el territorio. El éxito dependerá de la responsabilidad política y de que sus resultados sean evaluables y sostenibles en el tiempo, para que la fuerte inversión económica que se plantea [356 millones] signifique realmente el nacimiento de una nueva Doñana».

SEO/BirdLife destaca que Doñana ha sido un referente internacional para la biodiversidad mundial, pero la sobreexplotación de las masas de agua subterránea, fundamentalmente para usos agrícolas, está poniendo a prueba la resiliencia de este patrimonio de la Humanidad.

Además, sus lagunas costeras están en peligro, por lo que la ONG ambiental sigue demandando al Miteco la declaración de este ecosistema como el primer hábitat en peligro de desaparición en España. Por ello, lo que se haga desde ahora y en los próximos años determinará que Doñana y lo que representa pueda ser salvada de la extinción.