La Silla del Moro fue restaurada y convertida en un mirador que forma parte del Conjunto Monumental Alhambra y Generalife

La Silla del Moro fue convertida hace poco en un mirador que forma parte del Conjunto Monumental Alhambra y GeneralifeJunta de Andalucía

Granada

¿Por qué se llama la Silla del Moro al mejor mirador que para muchos hay sobre la Alhambra y el Generalife?

Tras la Reconquista, el lugar pasó a tener diferentes usos, de los que destaca su carácter de iglesia cristiana, lo que le dio su nombre oficial: Castillo de Santa Elena

Cuenta la leyenda que, en tiempos del último sultán nazarí, se produjo una sublevación en la ciudad de Granada que obligó a Boabdil a huir de su propio palacio para salvar la vida. Subió entonces hasta un pequeño bastión defensivo, situado sobre una colina por encima de la Alhambra y el Generalife, y allí se sentó, pensativo y triste, a contemplar su amotinada ciudad. Afortunadamente para él, sus fieles acabaron dominando la sublevación, lo que le permitió prolongar unos años más su desdichado reinado.

La llamada Silla del Moro es una construcción defensiva desde la que se vigilaba y protegía el Generalife y sus huertas, así como la distribución de agua de la Acequia Real por toda la Alhambra. Tras la Reconquista, el lugar pasó a tener diferentes usos, de los que destaca su carácter de iglesia cristiana, lo que le dio su nombre oficial, que no es otro que el de Castillo de Santa Elena.

Durante el siglo XIX, el lugar cayó en un estado de progresivo abandono iniciado por los invasores franceses, que en su retirada decidieron volar también este emblemático lugar. La degradación del castillo solo se interrumpió en 1929, con las investigaciones del gran arquitecto restaurador de la Alhambra, Torres Balbás, que dieron paso, décadas después, a un costoso proceso de recuperación de la torre principal y los muros, iniciado en los años 60 y concluido definitivamente con la última y definitiva restauración del arquitecto Pedro Salmerón (2007-2010). Eso sí, en medio hubo un proyecto, afortunadamente fallido, de convertir el lugar en un restaurante de lujo, aprovechando el enorme «boom» turístico de la ciudad en las últimas décadas.

Según la tradición, la Silla del Moro estaría originalmente conectada con el Generalife a través de una red de túneles, algo perfectamente admisible, dado que los propios palacios nazaríes están llenos también de una de red pasadizos, hoy interrumpidos, pero que en su día conectarían la Alhambra con distintos lugares estratégicos del Albaicín y del entorno de la ciudad. Eso sí, nada se sabe de los múltiples tesoros abandonados que, según la leyenda, los moros habrían dejado abandonados en su huida de Granada.

Hoy día, muchos visitantes le consideran el mejor mirador desde el que contemplar la Alhambra y el Generalife. El emblemático lugar se encuentra muy cerca del cementerio de la ciudad y su entorno natural le da aún mayor encanto si cabe, dado que está rodeado de pinares y olivares. Para llegar hasta la Silla del Moro es indispensable abandonar el coche algo más abajo y emprender un agradable paseo de apenas veinte minutos, que nos llevará hasta el lugar en el que, como Boabdil, podremos sentarnos a disfrutar de unas vistas únicas, eso sí, alejados de las intrigas y la violencia de aquella convulsa época.

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