La puesta de sol más bonita del mundo que enamoró a Clinton

Corría el comienzo del verano de 1997, cuando el por entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, se encontraba de visita oficial por España. En concreto, el día 9 de julio, la familia Clinton, junto a los anteriores reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, visitaron el archifamoso barrio granadino del Albaicín. A la caída del sol, todo el séquito acudió al mirador de San Nicolás, situado frente a la Alhambra, como hacen cada año los más de millón y medio de turistas que visitan la ciudad de Granada.

Al parecer, en un momento dado, Clinton afirmó que era «la puesta de sol más maravillosa del planeta». Enseguida, el alcalde de Granada de la época, el popular Gabriel Díaz Berbel, se encargó de dar difusión a la noticia, que corrió como la pólvora por la prensa de todo el mundo.

En Estados Unidos, se estima que centenares de miles de turistas llegaron en los siguientes meses y años en busca de ese lugar, hasta entonces desconocido para ellos. Para que no hubiera lugar a dudas, Díaz Berbel colocó tiempo después, en el mirador de San Nicolás, un monolito en recuerdo de aquella visita, que no fue muy bien acogido por algunos vecinos, que pronto lo pintarrajearon y llenaron de huevos. En 2002, cuando un tripartito de socialistas, comunistas y andalucistas se hizo con el poder municipal, el polémico monolito fue retirado.

Pese a toda la polémica, dicen los expertos que fue una de las mejores campañas de publicidad de la historia. De hecho, más de un cuarto de siglo después, la frase aún colea. Por ejemplo, hace dos años, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo, durante un acto electoral en ese lugar, afirmó que él no iba a discutir con Bill Clinton porque éste «nunca vio la puesta de sol de Finisterre, pero les puedo asegurar que esta es una de las más bellas puestas de sol del mundo, no solamente de España».

Al parecer, lo que ocurrió exactamente aquel lejano día hace 27 años fue que, después de que Clinton comentara a los reyes que había visitado el mirador en sus tiempos universitarios, un miembro del séquito del rey Juan Carlos afirmó que desde allí se veían las puestas de sol más bonitas del mundo, a lo que el ex presidente norteamericano apostilló: «It’s true».

Pero la magia del mirador de San Nicolás no ha embrujado sólo a turistas y políticos, sino también a artistas y escritores insignes. Dice el escritor Mora Guarnido que la culpa de que Federico García Lorca tuviera malas notas la tenía esta plaza, donde se iba con los amigos a contemplar la Alhambra, alumbrada por la luna: “nos quedábamos hasta el amanecer, que era más grato leer a Rubén Darío o a Lope".

El nombre del lugar procede de la pequeña iglesia de San Nicolás, situada en medio de la plaza y construida en 1525, aunque ha sido restaurada recientemente.

Pese a todo, sea esta o no la puesta de sol más bonita del mundo, lo cierto es que la belleza de este lugar es innegable. Frente a nosotros quedan la Alhambra y el Albaicín, la ciudad a nuestros pies y Sierra Nevada detrás.