Granada
El famoso cuadro que representa la unidad de España y que se ha convertido en la obra más preciada del Senado
Pradilla se trasladó a Granada para documentarse y analizar de cerca los retratos de los Reyes Católicos, del cardenal Cisneros, el Gran Capitán o Boabdil
esta maravillosa obra que aparece en casi todos los libros de Historia con los que estudian los niños en los colegios de España y que se muestra en el Senado, cuenta un momento clave para nuestro país: la caída del último reino musulmán, el de Granada, en manos de los Reyes Católicos y el nacimiento de España como nación. Este acontecimiento, que tuvo lugar el 2 de enero de 1492, provocó el fin de la soberanía musulmana en territorio hispano, que duró casi ocho siglos, y el fin del largo proceso de la Reconquista.
Para conmemorar este hecho, en el año 1878 el presidente del Senado de aquel momento, el marqués de Barzanallana, le encargó al pintor Francisco Pradilla, que ya había alcanzado fama mundial con su cuadro de Juana la Loca, en el año 1877, que realizase una magna obra que representara la unidad de España, para adornar la sala de conferencias del Palacio. Así fue como este artista creó La rendición de Granada (1882), que relata la entrega de la ciudad del rey Boabdil a los Reyes Católicos, cuando el territorio era el último reducto sin conquistar por los monarcas castellanos.
Para documentarse sobre este hecho, los personajes que estuvieron presentes, las ropas que llevaban, las armas que portaron o la luz que había aquel día, Pradilla se trasladó a Granada en el año 1879. Acudió a la Capilla Real y la Catedral para analizar de cerca los retratos de los Reyes Católicos, del cardenal Cisneros o del Gran Capitán, que se habían pintado en el siglo XV o principios del XVI y así poder hacer las caras lo más parecidas posibles a las representadas en los lienzos.
Entre diciembre de 1879 y junio de 1880, dejó Granada para encaminarse a Roma, donde ultimó los bocetos y comenzó realmente a pintar sobre tela. El 3 de junio de 1882 enrolló el lienzo y lo envió para España.
El cuadro de la Rendición de Granada fue todo un éxito internacional. La crítica dijo que era una vista de Granada de una exactitud perfecta. Esta obra fue presentada en Roma, y después fue trasladada al Senado. El rey Alfonso XII acudió para observar la obra y premió al pintor con la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica.
Es la joya más preciada del Senado
Según el texto que publica el libro El Arte en el Senado, del autor Carlos Reyero Hermosilla, se trata de la joya más preciada de la extensa colección artística que se guarda en el Palacio del Senado y, «seguramente también, la más espectacular y asombrosa que un pintor español llevó a cabo, dentro del género, durante el siglo XIX».
El texto de la Cámara alta dice que las crónicas periodísticas de aquel momento hablaban de «masas que acudían a contemplar el lienzo y se extasiaban ante aquellos prodigios de color y primorosos detalles».