Entrevista con Paloma Carrasco
El regreso a la rutina en Andalucía: «Las tardes largas y el clima hacen que aquí la vuelta sea menos brusca»
Esta psicóloga da las claves para que la vuelta al día a día tras el fin de las vacaciones sea menos dura: «Para ser más felices, todos deberíamos ser más agradecidos»
Para muchas personas, la vuelta a la rutina viene cargada de buenas intenciones, de nuevos propósitos y también de esperanzas puestas en una recta final del año que se revela como la última oportunidad que nos concede el año para alcanzar metas. Sin embargo, para otras, puede resultar complicado volver a un lugar en el que no se ubica: un trabajo estresante, una ciudad de la que no se siente parte o, en general, una vida de la que sentía que tenía que escapar antes de verano y a la que ha tenido que regresar.
Por ello, los psicólogos reciben en estos días a mucha gente que trata de retomar su día a día dando esquinazo a la «depresión postvacacional», un término que inundó los informativos los días 31 de agosto y 1 de septiembre y que, de alguna manera, predisponía a los telespectadores a sufrirla.
Paloma Carrasco, licenciada en Psicología y experta en Terapia Familiar Sistémica por la Universidad Complutense de Madrid, aborda esta y otras cuestiones para afrontar la vuelta con mucho sentido común, perspectiva y fuerza.
–¿Y si cambiamos «depresión postvacacional» por «agradecimiento postvacacional»? ¿Qué aspectos cree que deberíamos valorar especialmente para hacer posible ese cambio de mentalidad en personas que han tenido la posibilidad irse de vacaciones y les cuesta incorporarse de nuevo a su vida?
–No existe el síndrome postvacacional, quiero decir que no es un diagnóstico real del mismo y es muy poco frecuente acudir a consulta por eso. Claro que algunas personas sufren más la vuelta al trabajo y pueden manifestar síntomas que indican cierto sufrimiento, pero es que hay tantas cosas en la vida que nos cuestan, ¿verdad? Podemos afrontarlos poco a poco y trabajarlos desde un enfoque positivo y desde los valores personales, para que podamos poner el foco en lo bueno que trae consigo. No todo el mundo tiene un trabajo al que volver y, además, el trabajo no deja de ser un motivo de crecimiento y autorrealización personal. Pero lo más importante es recordar que las rutinas no tienen nada de malo, al revés, nos ayudan a vivir mejor, siempre que no seamos rígidos o vivamos esclavizados por ellas. Me gustaría que nos preguntáramos: ¿Maldita rutina o bendita rutina? Las personas con hijos pequeños estoy segura de que estarán de acuerdo conmigo.
–Recientemente, un grupo de alumnos de un instituto de la provincia de Sevilla ha elaborado un mapa estadístico de la felicidad en Andalucía, teniendo en cuenta una serie de factores como la salud, la calidad de vida, la familia, la política, etc. ¿Realmente este sentimiento se puede medir?
–Bueno, no es desde luego una medida exacta o científica, pero podemos hacer una estimación basándonos en estadísticas y valores concretos relacionados con la percepción de bienestar y calidad de vida que sí puede dibujarnos un mapa de «dónde se vive mejor». También podemos medir –y eso sería más exacto– en qué lugares (sean ciudades, provincias o países) hay más trastornos mentales y de qué tipo, esto sería hablar de prevalencia y de esto sí existen datos, aunque también tengan su margen de error.
–Ahondando en esa felicidad que se les presupone a los andaluces, ¿considera que aquí afrontamos la vuelta a la rutina de manera distinta al resto de España?
–La calidez del clima, el mayor número de horas de sol, la diversidad y riqueza cultural, el carácter afable, abierto y acogedor característico en general del andaluz, es nuestro mejor patrimonio. Pero somos muchos y hay de todo, así que para no caer en sentimientos algo ridículos lo que sí es cierto es que volver mientras el cambio de clima es paulatino, seguimos pudiendo disfrutar de horas de baño y sol, las tardes son largas y nos permiten salir a la calle y seguir socializando, por ejemplo, ayuda a que volver sea más fácil, es menos brusco.
–Realmente ese sentimiento de tristeza o desasosiego al volver a casa tras el verano, ¿es motivo de consulta para ir al psicólogo? ¿Es una razón en sí o más bien desencadenante de otros problemas sin resolver?
–Diría que es normal que nos cueste un poco. Algunas personas –en especial aquellas que tienen un trabajo que les apasiona–, de hecho, están deseando volver, pero solo por el cambio de horario cuesta. Normalicemos pues, que cueste, pero solo un poco; y ayudémonos de pequeños cambios previos en un periodo de adaptación que mejoren las cosas, en lugar de esperar al último momento para, de golpe y porrazo, encontrarnos en la nueva rutina.
–Volviendo a Andalucía y a todos los recursos que ofrece a sus habitantes para disfrutar en todas las estaciones del año (naturaleza, playa y sierra poca distancia en todas las provincias, buen clima, gastronomía excepcional, etc.) ¿En qué cree que debemos focalizar para, realmente, afrontar la vuelta y el día a día con una alegría sincera, que se mantenga en el tiempo?
–Creo sinceramente que, para ser más felices, todos deberíamos ser más agradecidos, valorar conscientemente todo lo bueno que tenemos –que suele ser mucho más de lo que vemos a priori–, y mirar el futuro con ilusión, sabiendo que tenemos el reto de hacer del mundo un sitio mejor, aportando nuestro granito de arena. Las vacaciones son necesarias, pero no disfrutaríamos tanto de ellas si fueran eternas.