'The GreenGame', el videojuego que «busca transformar la relación de los niños con el medio ambiente»

Desde la serranía de Huelva ha nacido un videojuego llamado The GreenGame que conecta la naturaleza con los más pequeños. Ese era el objetivo que perseguían Daniel y Jerónimo Trigueros, dos hermanos cuyo amor por el medioambiente ha traspasado las pantallas.

Inculcar la pasión por la sostenibilidad de manera digital ha sido todo un acierto. Gracias a esta propuesta, los escolares pueden vivir la experiencia de ser unos auténticos recolectores en la vida virtual. Además, el proyecto incluye también actividades en el mundo real, para concienciar de manera profunda a los jugadores.

La idea ha sido galardonada recientemente con el Premio del Jurado en SIMO Educación 2024, como el proyecto emergente globalmente mejor valorado en innovación tecnológica, novedad y potencial educativo. Daniel Trigueros, actual promotor del videojuego, nos desgrana la iniciativa.

— ¿En qué consiste 'The Greengame'?

— En un mundo donde la digitalización nos aísla cada vez más de nuestro entorno, The GreenGame emerge como la solución para reconectar la educación con la naturaleza. Esta innovadora herramienta digital gamificada combina tecnología y aprendizaje vivencial, incentivando la práctica de actividades al aire libre a través de un huerto ecológico virtual.

The GreenGame ofrece recursos alineados con la LOMLOE que facilitan la labor docente, motiva a los estudiantes mediante desafíos y recompensas, integra los ODS de forma interdisciplinar y potencia el uso educativo de los huertos escolares. De esta manera, transforma el aprendizaje en una experiencia inspiradora que fomenta ciudadanos comprometidos con la sostenibilidad.

— ¿Cómo une la educación y la sostenibilidad?

— De manera única al combinar tecnología, gamificación y actividades prácticas con un enfoque educativo integral. Esto se traduce en aprendizajes significativos que trascienden la pantalla y se aplican en el mundo real. En el entorno virtual, los niños y niñas participan en misiones interactivas donde aprenden sobre cultivo ecológico, biodiversidad y gestión sostenible de recursos. Cada desafío está diseñado para ser educativo y motivador, fomentando el pensamiento crítico y la resolución de problemas.

La narrativa del juego lleva a los jugadores a explorar conceptos ambientales como el reciclaje de la materia orgánica, la fauna auxiliar o el impacto de las decisiones humanas en los ecosistemas, todo de manera accesible y entretenida. El uso de la gamificación convierte el aprendizaje en una experiencia dinámica; los jugadores obtienen recompensas por completar tareas sostenibles, lo que refuerza comportamientos positivos.

Por otra parte, The GreenGame incluye una amplia biblioteca de actividades prácticas para realizar en el mundo real que conecta los aprendizajes del juego con experiencias tangibles. Por ejemplo, los escolares pueden analizar y comparar suelos, fabricar compost o identificar insectos beneficiosos, aplicando directamente los conocimientos adquiridos. Estas actividades están alineadas con el currículo escolar y permiten que asignaturas como ciencias, matemáticas o lengua y literatura cobren vida en un contexto práctico. Un ejemplo es medir el crecimiento de plantas, calcular la cantidad de fertilizante a aplicar o analizar cómo los cultivos vecinos aumentan o disminuyen la cosecha.

Los huertos escolares y familiares que promueve el juego no solo son herramientas de aprendizaje, sino también espacios para reforzar valores de cooperación, paciencia y cuidado mutuo.

Asimismo, el videojuego también supone un impulso a la comunidad educativa. The GreenGame no solo beneficia a los estudiantes; docentes y familias también forman parte de esta experiencia educativa, gracias a las actividades prácticas, guías y recursos específicos que les permiten apoyar y enriquecer el proceso de aprendizaje.

Estos agentes pueden encontrar apoyo en nuestra Comunidad Educativa, con foros, blogs y una galería audiovisual para que los docentes integren el juego en sus clases y utilicen los huertos como una extensión del aula. Esto facilita la planificación educativa mientras fomenta el aprendizaje activo y experimental.

Más allá del juego, The GreenGame busca transformar la relación de los niños con el medio ambiente. Al aprender y practicar sostenibilidad desde pequeños, los usuarios desarrollan una conciencia ambiental sólida que influirá en sus decisiones futuras. Este enfoque educativo también contribuye a solucionar problemas reales, como la desconexión de los jóvenes con la naturaleza, y fomenta la idea de que la tecnología puede ser una aliada en la preservación del planeta.

— ¿A qué franja de edad va dirigido?

— Está diseñado para niños y niñas de entre seis y 12 años. Sin embargo, en contexto escolar, también puede usarse con fines educativos en niños y niñas de tres a seis años.

— ¿Qué aprendizajes pueden extraer los escolares?

— Los niños y niñas que juegan a The GreenGame adquieren conocimientos prácticos como cultivar alimentos, gestionar recursos de manera sostenible y entender el impacto de sus decisiones en el entorno. Por otro lado, implementan habilidades académicas como refuerzo de contenidos curriculares en áreas como ciencias (suelos, ciclo de vida de las plantas, biodiversidad, cadenas tróficas…), matemáticas (mediciones, cálculos...) y lengua y literatura (elaboración del refranero del huerto, redacción de recetas de experimentos o protocolos, debates…). También establecerán competencias transversales en torno a la resolución de problemas, pensamiento crítico, trabajo en equipo y responsabilidad ambiental. Y, por supuesto, valores éticos como la empatía hacia la naturaleza, conciencia ecológica y un compromiso activo con la sostenibilidad.

— ¿De qué necesidad parte la puesta en marcha de esta iniciativa?

— Nace de la necesidad de abordar la desconexión creciente entre las nuevas generaciones y la naturaleza en un mundo cada vez más digitalizado. Muchos niños carecen de oportunidades para interactuar con el medio ambiente y comprender su importancia.

El proyecto busca cerrar esta brecha al integrar el aprendizaje digital con experiencias prácticas que transformen el aula y el hogar en espacios de exploración ecológica. Además, responde a la demanda de herramientas educativas innovadoras que apoyen a los docentes y familias en la enseñanza de temas ambientales de forma atractiva y efectiva.