Almería
Los túneles de refugio antiaéreo más grandes conservados en Europa están en esta capital andaluza
La red de galería subterráneas, con 4,5 kilómetros de longitud, fue diseñada por el arquitecto Guillermo Langle entre 1936 y 1938
La construcción de túneles o subterráneos para protegerse de los ataques del enemigo durante periodos de guerra es una costumbre cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. En tiempos modernos, estas infraestructuras militares han sido utilizadas para permitir rápidos movimientos de tropas de modo absolutamente invisible, almacenar materiales esenciales o, simplemente, servir de refugio a la población civil durante los siempre duros bombardeos aéreos de las guerras del sangriento siglo XX.
Son paradigmáticos los túneles construidos en el frente occidental durante la Gran Guerra, por los japoneses en Iwo Jima y Okinawa durante la Segunda Guerra Mundial o por los norvietnamitas en la década de 1960.
En Almería, entre octubre de 1936 y la primavera de 1938 se construyó una red de galerías subterráneas de 4,5 kilómetros de longitud, a 9 metros de profundidad, cuya finalidad era servir de refugio a los habitantes de la ciudad durante los duros bombardeos de la Guerra Civil española. Se calcula que, en esa época, la capital almeriense contaba con una población cercana a los 40.000 habitantes y que más de la mitad de ella se albergó en los lúgubres túneles en algún momento del conflicto.
En noviembre de 1939, más de siete meses después del final de la guerra, se encargó al arquitecto municipal, Guillermo Langle, la misma persona que había diseñado los refugios, que realizara una serie de kioscos para embellecer los puntos de entrada. Así se mantuvo en buen estado la red de galerías subterráneas, en previsión de que la cruel guerra mundial hiciera necesario su uso en algún momento. Afortunadamente, esto no fue necesario, por lo que, a finales de los años cuarenta, los refugios fueron definitivamente clausurados por motivos de higiene.
Reaparecen en el año 2001
Desde ese momento, pasaron completamente al olvido durante más de medio siglo hasta que, en el año 2001, durante unas obras en la rambla Obispo Orberá, volvieron a reaparecer los famosos túneles de la Guerra Civil. Se emprendió entonces un proceso de restauración que ha permitido que actualmente sea posible visitar los refugios antiaéreos, que son los más grandes conservados en Europa abiertos al público.
Las salas de juego para los niños o el quirófano, donde llegaron a nacer varios bebés, son los lugares que más llaman la atención de los visitantes. Por solo 3 euros de entrada, es posible visitar una parte significativa de estos antiguos túneles subterráneos que salvaron vidas inocentes de muchos almerienses hace ya casi un siglo.
El año pasado, el Ayuntamiento de Almería aprobó un proyecto de recuperación de tres de los accesos a los refugios antiaéreos, por un valor cercano a los ocho millones de euros. Dos de ellos, situados en las plazas de Urrutia y Marqués de Heredia, se encuentran actualmente en desuso. Por contra, un tercero, el situado en la plaza Virgen del Mar, sigue en uso y actualmente está dedicado a la hostelería.