Los peligros de que los Reyes Magos regalen en exceso a los niños

La Navidad, y particularmente el Día de Reyes, es época de regalos, especialmente para los más pequeños de la casa, que son los que reciben la mayoría de ellos, con frecuencia en exceso. Más allá de la alegría inicial, el exceso de regalos provoca habitualmente consecuencias negativas que la mayoría de los padres actuales ha podido observar alguna vez con preocupación.

Si los Reyes Magos se exceden en su generosidad, los niños pueden acabar desbordados de tanto estímulo o, aún peor, pueden perder el interés y la ilusión ante algo extraordinario como el regalo, que acaba convertido en algo ordinario, generando lo que se conoce como el síndrome del niño hiperregalado.

En Andalucía son cada vez más los padres que intentan evitar que sus hijos reciban más de diez regalos, que es la media que recibe cada niño en esta provincia. Para eso, Francisco ha contado a El Debate que hace unos años se le ocurrió la idea de que «en mi casa los magos de oriente dejan sólo un regalo por persona de la familia y en el momento de hacer la carta a los Reyes hablamos con los niños para que sean conscientes de que no le pueden traer todo y que si se tienen muchas cosas no pueden valorar todas ellas».

María Isabel es otra madre que ha explicado que «todos lo regalos llegan a mi casa y esa es la mejor manera de que no haya tantos regalos repartidos. Además, mis hijos se tiran más de tres horas abriendo regalos y jugando con cada uno, para aprovecharlos de verdad».

Por su parte, algunos niños nos han contado que «los Reyes se tienen que centrar en traer menos regalos, pero que a lo mejor sean más caros, porque además así los niños que tienen menos dinero y les dejan menos regalos, pueden recibir más».

La regla de los cuatro regalos

Por eso, los psicólogos, a los que cada vez necesitamos recurrir más para recuperar el sentido común, nos recomiendan que sigamos la llamada 'Regla de los cuatro regalos'. ¿En qué consiste esta nueva idea de los expertos? Se trata de regalar a cada niño, durante las fiestas de Navidad, un máximo de cuatro regalos, basándose además en cuatro principios básicos: algo que sirva para llevar (ropa, zapatos, complementos...), algo para leer, algo que los niños realmente deseen y, por último, algo que realmente necesiten.

Se trata, en definitiva, de apostar por la calidad en lugar de la cantidad, evitando que nuestros hijos reciban una larga avalancha de regalos que, a la postre, les dejan vacíos e insatisfechos, porque no son capaces de «digerir» tal empacho. Ante tanto juguete, los niños acaban por perder la ilusión, y eso es lo peor que puede ocurrirnos en los días de Navidad.