El ayuno intermitente es una estrategia nutricional que ayuda a estabilizar los ritmos biológicos de nuestro organismo

Granada

Científicos andaluces demuestran que este hábito de moda para perder peso y mejorar la salud sí funciona

No comer nada a partir de las 17:00 horas y hasta las 9:00 horas de la mañana del día siguiente, ayuda a mejorar la regulación de la glucemia y reducir la grasa que tenemos justo debajo de la piel

El ayuno intermitente es un hábito ancestral que se ha popularizado en los últimos años. Este método nutricional consiste en restringir el consumo de alimentos a una ventana horaria concreta para después ayunar durante 12 horas o más, con el objetivo de mejorar la salud del individuo. Su éxito es tan grande que desde el año 2010, el número de personas que han buscado en internet este concepto ha aumentado en alrededor de un 10.000 por ciento.

Esta cifra podría incrementarse este 2025, ya que un grupo de científicos de la Universidad de Granada, la Universidad Pública de Navarra y el Centro de Investigación Biomédica en Red, ha publicado un estudio en la revista científica Nature Medicine, que demuestra que el ayuno intermitente es un método eficaz para perder peso y mejorar la salud cardiovascular en personas que padecen problemas de obesidad.

Según los datos que ha facilitado esta investigación, no comer nada a partir de las 17:00 horas y hasta las 9:00 horas de la mañana del día siguiente, ayuda a mejorar la regulación de la glucemia y reducir la grasa subcutánea abdominal, es decir, esa que tenemos justo debajo de la piel, sobre todo después de períodos de excesos como la Navidad. La prevalencia de sobrepeso en España alcanza al 70 % de los hombres y al 50 % de mujeres. Este trastorno se asocia a múltiples alteraciones metabólicas como diabetes tipo 2 o al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión y ciertos tipos de cáncer.

Un ensayo realizado en Granada

En este estudio multicéntrico, aleatorizado y controlado, que se ha llevado a cabo en Granada y Pamplona, han participado un total de 197 personas de entre 30 y 60 años de edad. Los participantes se asignaron aleatoriamente a uno de los tratamientos: el ayuno temprano, con ventana de ingesta entre aproximadamente las 9:00 y las 17:00 horas; el ayuno tardío, entre las 14:00 y las 22:00 horas; el ayuno autoseleccionado, donde las personas podían seleccionar la franja horaria en la que querían comer; y el tratamiento estándar.

Los resultados del estudio han revelado que las personas que realizaron el ayuno «no mostraron beneficios adicionales a un programa de educación nutricional en la reducción de grasa visceral». Sin embargo, sí que lograron una mayor pérdida de peso, de entre tres y cuatro kilos, en comparación con el grupo de tratamiento habitual que seguía con su ventana de ingesta de al menos 12 horas.

Esta investigación también ha demostrado que el ayuno temprano podría ser especialmente beneficioso para optimizar la regulación de la glucosa y prevenir la diabetes. La Doctora Labayen, investigadora principal del estudio en Pamplona, ha señalado que esto se debe a que «al no comer por la noche el cuerpo tiene más tiempo para digerir y procesar los nutrientes, regular la glucosa en sangre y reducir el riesgo de desarrollar problemas de azúcar y otros trastornos metabólicos».