'Gibrexit'
Los obstáculos que retrasan un acuerdo sobre Gibraltar
La «preocupación» de los conservadores británicos por una cesión de soberanía y los detalles acerca del uso del aeropuerto lastran las negociaciones
Bruselas acoge este jueves una nueva reunión al más alto nivel para avanzar en el acuerdo sobre el nuevo estatus de Gibraltar. Tendrá el mismo formato que aquella que desbloqueó las negociaciones y volverá a sentar en la mesa al vicepresidente de la Comisión Europea encargado del asunto, Maros Sefcovic; al ministro de Asuntos Exteriores español, José Manual Albares; a su homólogo británico, David Cameron, y al ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo.
Estas mesas de negociación al más alto nivel no se suelen celebrar si no hay un acuerdo previo entre los equipos negociadores que trabajan más en la sombra, por lo que es de prever que Albares y Cameron anuncien nuevos avances en las negociaciones sobre Gibraltar después de dos años y medio de conversaciones y 18 rondas negociadoras sin acuerdo.
Fuentes diplomáticas han apuntado que el objetivo de esta segunda reunión es «avanzar en las líneas maestras» de un acuerdo que pretende llevar «prosperidad, confianza, seguridad jurídica y estabilidad a los ciudadanos de todo el Campo de Gibraltar», elementos que Albares garantizó a los alcaldes de la zona en su reciente reunión. No obstante, aún existen varios obstáculos muy importantes que retrasan el acuerdo sobre el Peñón.
Bruselas y Londres escenificaron el pasado 12 de abril el deshielo político de las conversaciones tras dos años y medio de negociación técnica sin que trascendieran avances concretos. La cita se produjo, además, días después del malestar creado en el Gobierno español por las declaraciones de otro vicepresidente comunitario, el popular Margaritis Schinas, que puso en duda las opciones de acuerdo antes de las elecciones europeas, que en España tendrán lugar el próximo 9 de junio.
Cameron y Sefcovic evitaron entonces comparecer al término de su encuentro, pero aseguraron mediante un comunicado conjunto que había progresos «significativos» que permitieron acordar «líneas políticas generales, incluidas sobre el aeropuerto, bienes y movilidad». A la cita acudieron también Albares y Picardo en un formato a cuatro que se repetirá este jueves.
La declaración de abril incluyó, además, el compromiso de continuar las negociaciones durante las siguientes semanas en aras de concluir un acuerdo sobre Gibraltar, sin dar más detalles sobre el calendario ni aclarar si habría nuevos encuentros a nivel político para sacar al Peñón del limbo en el que se encuentra desde que se consumó el Brexit en su relación con los Veintisiete.
«Preocupación» conservadora
El acercamiento, no obstante, despertó las alertas en Londres y los diputados del Comité de Control Europeo de la Cámara de los Comunes, presidida por los conservadores, avisaron la semana pasada en una carta de su «preocupación» por el riesgo de que lo pactado suponga una cesión de soberanía por parte del Reino Unido, habida cuenta de que Gibraltar deberá alinearse con parte del acervo comunitario bajo el escrutinio del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). En su escrito, los diputados llamaron a suspender las negociaciones.
Desde el principio, el objetivo de las negociaciones es el derribo de la Verja y la entrada de facto de Gibraltar en el espacio Schengen. Para ello, los controles fronterizos deberán trasladarse al puerto y el aeropuerto. El Reino Unido rechaza que sean agentes españoles los que efectúen esos controles, de ahí que sobre la mesa haya una propuesta para que durante un periodo transitorio de cuatro años esta tarea recaiga en Frontex, la agencia europea de control de fronteras.
«Uso mejorado» del aeropuerto
Otro de los aspectos más espinosos de las negociaciones, de las que apenas han transcendido detalles en los más de dos años transcurridos, es el del aeropuerto de Gibraltar. El aeródromo se levanta sobre un terreno que España nunca cedió a los británicos mediante el Tratado de Utrecht (1713), pero que éstos ocuparon durante una epidemia de fiebre amarilla a principios del siglo XIX, y es un territorio en disputa.
España ha venido reclamando el uso compartido del aeropuerto del Peñón para que puedan beneficiarse de ello toda la región, pero el Reino Unido se opone de plano, ya que lo considera un menoscabo de su soberanía. En una reciente entrevista, el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, ha preferido hablar de «uso mejorado» en relación con el aeródromo, uno de los últimos escollos para el derribo de la Verja.