Esta es la historia de un albañil de Barbate se llevó en la Lotería seis millones de euros, pero los perdió todos

Cuento triste de Navidad: el gaditano que perdió todos los millones que ganó en la Lotería por invertirlos mal

Hace algunos años, un albañil de Barbate se llevó seis millones de euros en un sorteo, pero se esfumaron de sus manos, mal aconsejado por un empleado de banca

Del andamio de la obra a millonario. Y de ahí, a perderlo todo, víctima de una mala inversión en productos financieros tóxicos. Estamos bien entrados en diciembre y este mes significa, entre otras muchas cosas, Lotería de Navidad.

Pues bien, no en el sorteo del 22 de diciembre, pero sí en otra apuesta de azar, Francisco, un albañil de Barbate, se llevó más de seis millones de euros en la Bonoloto. Sin embargo, lo que parecía un golpe de suerte, se transformó en una pesadilla.

Nos remontamos ahora a diciembre, pero de 2005. Este obrero barbateño, pero residente en Castellón puso toda su fortuna en manos de un empleado del Banco Santander que le recomendó invertir lo ganado en el sorteo en productos financieros.

El trabajador, que se reconoció absolutamente ignorante en cuestiones de este tipo, no solo perdió esos millones de la Bonoloto, sino también las propiedades que ganó tras una vida subido al andamio.

Ignorante en temas financieros

El mazazo le llevó a emprender un periplo judicial contra la entidad que le hizo perderlo todo con sus recomendaciones. En 2016 y 2018, sendos fallos condenaron al banco a pagarle 1,06 millones de euros más intereses a él y otros 1,2 millones más intereses a sus hijos, a los que había reservado una jugosa parte de lo ganado. Sin embargo, Francisco asegura que las deudas generadas por estos productos tóxicos se han llevado todo lo recuperado.

Las sentencias reconocieron que este albañil era «totalmente ignorante en cuestiones financieras» y que invirtió esos seis millones de euros en lo que creía que eran depósitos a plazo fijo sin riesgo del Banco Santander, cuando en realidad se trataba de productos de alto riesgo. Los jueces también comprobaron que al demandante no se le informó de los peligros. «No he ido a la escuela», se justificó el hombre.

Fue a raíz de una dolencia en la rodilla cuando este gaditano, aun creyéndose millonario, quiso echar mano de 30.000 euros para la operación. Ahí descubrió que ya no tenía nada.

Periplo judicial

En 2020, Francisco, que en ese momento contaba con 68 años, y su rocambolesca historia llenaron titulares de prensa.

En esta ocasión, la Audiencia Provincial de Castellón celebró el juicio civil de la demanda del obrero andaluz y su familia contra el banco, lo que suponía ya el cuarto proceso de un periplo judicial de 14 años

«Estoy muerto en vida», declararía entonces. El rastro de Francisco y su desventura se pierde desde entonces, pero su nombre engrosó una particular lista que también sale a la luz estos días. El de aquellos afortunados que gozaron de un golpe de suerte en el azar, pero que sin embargo, por unas causas u otras, lo acabaron desperdiciando todo.