Semana Santa 2024
La hermandad de Sevilla que porta en su recorrido una reliquia de la Santa Espina
Según los evangelios, los soldados romanos colocaron sobre la cabeza de Jesús una corona trenzada de espinas y hoy en día fragmentos de la misma se veneran en cientos de rincones de todo el mundo
«Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a él, le decían: 'Salve, rey de los judíos'. Y le daban bofetadas». Estas son las palabras con las que el Evangelio según san Juan describe el momento en el que los soldados que torturaban a Cristo le colocaron la corona de espinas que hoy en día es un símbolo de su pasión, un recordatorio de su sacrificio por la humanidad y, por supuesto, una de las reliquias más veneradas del mundo.
Según recogen algunos documentos, existen referencias de la presencia de esta reliquia en Jerusalén desde el siglo V y se describe su ubicación en las cartas de Paulino de Nola en la Basílica de Sion en el 570. Sin embargo, en el siglo VII fue trasladada a Constantinopla debido a los invasores persas y en el siglo X pasó a manos de prestamistas venecianos debido a los problemas económicos del imperio. Finalmente, fue adquirida por el monarca francés Luis IX, el cual construyó en el siglo XIII la Sainte Chapelle para guardarla.
Con la Revolución Francesa la reliquia fue escondida en la Biblioteca Nacional y finalmente fue guardada en la catedral de Notre-Dame en 1801, donde ha estado hasta el incendio de 2019. Actualmente, se encuentra resguardada en el Ayuntamiento de París a la espera de volver a su lugar habitual.
Sin embargo, la corona que se conserva no tiene espinas y, por este motivo, podemos encontrar cientos de espinas repartidas por todo el mundo que muchos atribuyen a dicha corona que estuvo sobre la cabeza de Cristo.
Las Santas Espinas de Sevilla
Dos de estas espinas se encuentran en Sevilla. Una en el interior de la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla, en la vitrina número 4. La otra, conocida como la Espina de la discordia, por la disputa generada entre la Hermandad de la Lanzada y la Hermandad Del Valle por la misma, se encuentra precisamente en manos de esta última.
Como cuenta la propia hermandad, la reliquia llegó a la cofradía el 19 de marzo de 1965, cuando el cardenal Dr. Don José María Bueno y Monreal concedió en 1964 a la Archicofradía la custodia de la Santa Espina.
Fue en 1996 cuando la reliquia comenzó a presidir el paso del Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas, segundo de los tres que componen el cortejo de la hermandad, siendo portada por cuatro hermanos acólitos en unas andas recubiertas de terciopelo burdeos con flores de lis.