Jóvenes judíos, en JerusalénMC

La empresa de Sevilla que cubre con sus sombreros las cabezas de los judíos ortodoxos de medio mundo

Una firma de Salteras exporta miles de sombreros que se comercializan en Israel y Estados Unidos

Una fábrica ubicada en un polígono de la localidad de Salteras (Sevilla) es la responsable de cubrir con sus sombreros las cabezas de los judíos de Nueva York, Israel y medio mundo.

La empresa Fernández y Roche-Industrias Sombrereras Españolas (Isesa) puede presumir de tener una clientela fiel. No en vano, más de 100.000 sombreros salen cada año de su fábrica. Y entre el 60 y el 70 % van dirigidos al mercado judío ortodoxo.

Entre 20.000 y 25.000 llegan a Israel, «donde se comercializan por todo el país», en ciudades como Jerusalén o Tel Aviv. Y el 90 %, «son enviados por contenedor, por barco», explica a EFE el director general, Abraham Mazuecos.

«En Estados Unidos hay un mercado un poco más, digamos que, irregular», con una cifra que llega a más de 30.000 al año, «de los que la mitad viaja por barco», y el resto llega en transporte aéreo para llegar a las cabezas de sus destinatarios.

En la fábrica se adaptan a los gustos de los clientes, porque «ellos utilizan dos sombreros, uno durante la semana y otro durante el shabat o shabbat, su día sagrado, con modelos distintos «en función de la secta y del grupo en el que estén». La única condición de base es que sean sombreros de negro riguroso.

Otro asunto son «los picos de demanda, que van en función de todas sus festividades», de modo que, en estos días, «están celebrando su Año Nuevo, el Rosh Hashaná, y después está su Pascua judía, que puede ser su época más fuerte», que coincide más o menos con la Semana Santa católica.

Más de un siglo de existencia

Las 60 personas de la plantilla llevan a cabo de lunes a viernes un «trabajo intenso» que se realiza en la fábrica en horario intensivo de mañana, y que hace que, por ejemplo, vayan a las cabezas de algunos británicos sus inseparables sombreros de copa. Todo el proceso en la empresa es manual y artesano.

Los inicios de esta firma se remontan a más de un siglo atrás, en concreto, a finales del XIX, cuando arrancó esta aventura empresarial.

Corría el año 1885 y José Fernández y Antonio Roche, dos jóvenes hispalenses, decidieron probar suerte con el negocio sombrerero y fundar lo que se llamó la empresa matriz, Fernández y Roche, los dos apellidos de los fundadores. Era una época donde el sombrero era una prenda de uso masivo.

El negocio pegó un bajón en los primeros años 30, coincidiendo con el advenimiento de la Segunda República en España. Era la moda del sinsombrerismo. Porque el sombrero era visto como algo propio de las clases acomodadas y pujantes y visto con desconfianza por parte del movimiento obrero, que aspiraba a confrontar con la burguesía.

La llegada del automóvil, que protegía muchas cabezas, hacían del sombrero algo menos necesario. Pero de la necesidad, virtud. La solución fue abrirse al mercado internacional, en un momento donde las fábricas de sombreros del exterior entraban en barrena por la falta de trabajo, lo que les permitió exportar sus modelos.