Fundado en 1910
Fábrica de sombreros

Fábrica de sombreros ISASA, más conocida como Fernández y Roche

Así es la sombrerería sevillana donde se fabrican las chisteras para la coronación de Carlos III

Fernández y Roche, con más de 135 años de historia, produce unos 100.000 sombreros para todo el mundo. Desde uniformes de azafatas, complementos para la Feria de Abril o las carreras de Ascot

Pocas empresas españolas, tal vez ninguna, lo tienen tan fácil para conseguir una exitosa campaña mundial de marketing. Podría ser algo así: «Fuimos el compañero inseparable de Harrison Ford en Indiana Jones. Desfilamos en las pasarelas de alta costura de París de la mano de Dior. Todos los años conseguimos que Ascot resulte aún más elegante. Estuvimos en el estrado junto a Messi cuando la selección de futbol de Argentina recibió la copa de Campeona del Mundo en Qatar. Y ahora nos preparamos para lucir impecables en la coronación de Rey Carlos III de Inglaterra. Y todo desde aquí, desde Sevilla». Este aquí, en Sevilla, para ser más exactos, es en realidad un polígono industrial situado a las afueras de la capital andaluza, en las antípodas de estos escenarios que evocan emoción, aventura, glamur, diversión o pompa y circunstancia. Qué lejos queda estéticamente también de la extraordinaria belleza de Sevilla, a tan solo diez kilómetros. Nada presagia que del interior de esta anodina fábrica en cuya fachada figura un gran letrero donde se lee la palabra ISESA surgiera el famoso sombrero de Indiana Jones, los coqueto gorros que adornan las cabezas de las azafatas de una de las mejores aerolíneas del mundo, Qatar Airways; los que utiliza el gran rabino de Israel y miles de judíos de todo el mundo, las chisteras de Ascot, los de ala ancha que se lucen en la Feria de Abril o en el Rocío, Panamas de la mejor calidad y tantos otros.

Fábrica

Fábrica

Una discreta puerta blanca situada en una pared en la zona de oficinas, en el segundo piso de la fábrica, da paso al corazón de este curioso y casi desconocido imperio. Es el punto neurálgico de ISESA, (Industrias Sombrereras Españolas SA), aunque todos la conocen como sombrerería Fernández y Roche. La puerta da acceso a la zona de producción propiamente dicha. Y como si de una gran representación se tratase, se puede observar desde esta pasarela todo proceso de elaboración de los diferentes tipos de sombreros en este inmenso espacio diáfano. Hay bombines y chisteras, cordobeses de ala ancha, Fedoras y Panamas, sombreros de uniformes de aerolíneas.. Unos trabajadores dan forma sobre hormas, otros planchas las alas, hay quien pespuntea ribetes, quienes cepillan, dan al pedal de la máquina de coser, mueven aquí y allá moldes de madera, cortan sobrantes de estos fieltros y de esas pajas…Una escena insospechada de trabajo que mezcla la artesanía y la manufactura y un saber hacer adquirido y perfeccionado en los más de 135 años de la casa sombrerera, de la que hoy salen para todo el mundo unos 100.000 sombreros de calidad. Una firma que ha sobrevivido a las importantísimas transformaciones de las costumbres sociales y de indumentaria, al «sinsombrerismo» y, en definitiva, a la llegada de esta vida moderna que ha prácticamente ha desterrado el sombrero y que ni imaginaron el primer Fernández y el primer Roche de esta saga que continúa con su cuarta generación.

Fachada Isesa

Fachada Isesa

¿Cómo es entonces que hacen tantas unidades? El negro es el color predominante en las piezas que se apilan para pasar de un proceso a otro y que pueden incluir hasta doscientos pasos manuales. El 80 por ciento de la fabricación de Fernández y Roche está destinado a las comunidades ortodoxas judías, principalmente de Nueva York. Pero también de Israel y de otros países con importantes comunidades tradicionales, en las que rigen la norma para los varones de llevar sombrero desde los 13 años. Todo surgió un poco por casualidad, como es casualidad también que cabeza en hebrero se diga «rosh» lo que suena muy parecido a Roche, si se pronuncia en otro idioma. La casualidad quiso un día de un año de la década de los ochenta, que una fábrica de sombreros italianos que abastecía a una importante comunidad judía de Brooklyn cerrara. Fernández y Roche por entonces suministraban el fieltro de los sombreros a la fábrica italiana que dejó de existir y este fue el hilo que trajo hasta Sevilla a los judíos neoyorquinos, convertidos hoy en su más importante clientela con diferencia. Tanto es así que todas las semanas se envían pedidos a la ciudad de los rascacielos.

Curiosa historia que los judíos, expulsados de Sevilla en el siglo XV, volvieran a la ciudad como tabla de salvación de una de las empresas centenarias más grandes de la ciudad y que parecía casi casi destinada a desaparecer. «Las exigencias de los judíos son altísimas. Trabajar para ellos, nos ha ayudado muchísimo a abrirnos a otros segmentos y mercados que buscan y valoran la alta calidad de procesos, materiales y acabados», señala al respecto el director de Fernández y Roche, Abraham Mazuecos. Su actual diversificación incluye sus colaboraciones con casas de alta costura, como Dior (y otras que no pueden mencionar por acuerdos de confidencialidad), y reputadas tiendas de sombreros de distintos países, en los que también actúan como proveedores. Su etiqueta, por tanto, no figura en muchas de las creaciones más valiosas que se fabrican en Sevilla con manos sevillanas, buen hacer sevillano, como las chisteras de piel de castor y los bombines de merino que son comercializados bajo reconocidas marcas de otros países, principalmente inglesas.

Fábrica de sombreros

Fábrica de sombreros

Este año se ha recibido un pedido mayor que de costumbre de sombreros de copa. La razón no es otra que la próxima coronación de Carlos III de Inglaterra. Aunque el protocolo de la ceremonia impide expresamente a las invitadas llevar sombrero (solamente podrán llevar tiaras si quieren adornar sus cabezas aristocráticas o plebeyas), los varones que acudan con chaque de día (morning suit) podrán lucir, si así lo desean, sombrero, sombrero de copa, como manda la etiqueta, antes de entrar a la ceremonia en la Abadía de Westminster. Los mejores sombreros de copa son made in Spain, chisteras sevillanas para una ceremonia que pasara a la historia de Inglaterra, aunque los lores lo ignoren y muchos sigan pensando que la quintaesencia de su etiqueta solo la saben hacer ellos. Mágica Sevilla, que igual hace torrijas que chisteras, castañuelas que bombines. Sin duda los ingleses nunca podrán decir lo mismo.

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