Jaime Alfonsín, el hombre que mejor conoce al Rey
Le ha visto madurar y ha compartido con él sus desvelos y preocupaciones, pero también sus alegrías e ilusiones
El día que Jaime Alfonsín llegó al Palacio de La Zarzuela nunca se imaginó que pasaría allí casi toda su vida. Él mismo lo ha reconocido en ocasiones. Entonces tenía 38 años y ahora se va con 67. Su salida no ha sido una sorpresa. Llevaba tiempo pidiéndolo. Alfonsín, gallego y abogado del Estado, quiere disfrutar de una vida tranquila y de su propia familia -mujer y dos hijas-, después de 29 años muy intensos dedicado en cuerpo y alma a don Felipe.
Nadie conoce mejor al Rey que Jaime Alfonsín: le ha visto madurar y ha compartido con él sus desvelos y preocupaciones, pero también sus alegrías e ilusiones. Juntos vivieron la larga y tensa espera que precedió al relevo en la Corona, cuando don Felipe ya estaba en su plenitud y don Juan Carlos demoraba su abdicación. Y juntos han resistido el ataque de los separatistas y los golpes bajos de los gobiernos sanchistas.
En los momentos más difíciles, Jaime siempre ha estado ahí. Cuando don Juan Carlos fue intervenido tras el accidente en Botsuana, en pleno enfado de la opinión pública, quien acompañó a don Felipe a visitar a su padre en el hospital fue Jaime Alfonsín.
El abogado del Estado llegó a La Zarzuela en 1995. Don Juan Carlos estaba buscando a una persona que se ocupara de la Secretaría del Príncipe de Asturias. Su nombre lo propuso el catedrático Aurelio Menéndez, que fue preceptor de don Felipe. Alfonsín había sido uno de sus más brillantes colaboradores en el despacho de abogados Uría & Menéndez. Al aceptar el puesto de jefe de la Secretaría del Príncipe, Alfonsín renunció a una brillante carrera y muy bien remunerada.
En aquel momento, don Felipe tenía 27 años, buenas dotes naturales, acababa de terminar su formación militar y académica, incluido el máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown y apenas tenía experiencia institucional. El cometido era llenar de contenido su vida como heredero de la Corona.
No había un manual de Príncipes ni ejemplos en los que inspirarse, y la Constitución no le atribuía más funciones que la regencia, en caso de inhabilitación del Rey, o la sucesión a la Corona, en caso de muerte o abdicación del Monarca.
Alfonsín no se limitó a diseñar una agenda de actos y pasársela al heredero, sino que le propuso trabajar juntos, analizar las opciones y tomar las decisiones en equipo. Era una nueva forma de trabajar en La Zarzuela, que don Felipe incorporó y se mantiene hasta la actualidad. La idea entonces era formar a un aprendiz de Rey.
Aquella etapa duró 19 años, una espera que en los últimos años se les hizo demasiado larga. Hasta que el 19 de junio de 2014 don Felipe fue proclamado Rey. Aquel día, en la recepción de proclamación, cuando le preguntaban a Alfonsín si sería el nuevo jefe de la Casa del Rey, respondía: «De momento, soy el jefe de la Secretaría de una niña de ocho años», en alusión a Leonor, que se acababa de convertir en Princesa de Asturias.
Poco después, don Felipe le nombró jefe de la Casa del Rey. Era el primer hombre que ocupaba este cargo que no era militar ni diplomático, pero su conocimiento exhaustivo de las leyes y, en concreto, de la Constitución, le ha sido muy útil en los casi diez años de reinado. De hecho, ha tenido que estrenar artículos de la Carta Magna que nunca se habían aplicado.
Prudente y discreto, Alfonsín siempre procura colocarse fuera de cámara cuando acompaña al Rey, salvo en las ocasiones en las que el protocolo se lo exige. A lo largo de su vida ha acumulado un sinfín de anécdotas, muchas de ellas durante los viajes en los que ha acompañado al Rey, y otras anteriores, como fue el hecho de que el intento del golpe de Estado del 23-F de 1981 le sorprendiera cumpliendo el servicio militar en Valencia, donde Milans del Bosch ordenó sacar los tanques a las calles.
Durante el tiempo que ha sido jefe de la Casa del Rey, no han faltado las voces que han intentado presionar a Don Felipe para que prescindiera de Jaime, pero el Rey jamás ha cedido a ellas. Cada vez que surgía el rumor de su salida, Alfonsín respondía que él todas las noches se daba por cesado y todas las mañanas por nombrado, dada la naturaleza de su cargo de confianza.
También se le ha atribuido un papel determinante en la salida de don Juan Carlos que exigió el Gobierno de Pedro Sánchez. Como jefe de la Casa del Rey, es el interlocutor con el Ejecutivo. A pesar de su larga permanencia en La Zarzuela, Alfonsín no tuvo relación personal con don Juan Carlos; son dos hombres muy diferentes en todos los sentidos. Y lo que ha guiado siempre todas sus decisiones ha sido el deseo de defender la Corona y mantener a don Felipe fuera de toda polémica.
De hecho, el Rey quiere seguir contando con su «valioso y leal consejo» y, cuando el próximo mes de febrero deje la Jefatura de la Casa del Rey, le nombrará «consejero privado».
A Alfonsín le relevará el diplomático Camilo Villarino.