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Los Reyes con sus hijas, en los jardines del Campo del Moro

Los Reyes, en los jardines del Campo del Moro con el Palacio Real detrásCasa del Rey

20 años de la Boda Real  Misión cumplida contra muchos pronósticos: la continuidad garantizada y una familia unida

Tras el relevo en la Corona, Doña Letizia se transformó, tomó nota de lo aprendido y empezó a desenvolverse como una Reina

Cuando en 2003 los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía anunciaron la boda de su hijo, el Príncipe de Asturias, con Letizia Ortiz, una periodista divorciada, de clase media y procedente de un mundo muy distinto al del Heredero de la Corona, algunas personas ponían en duda la idoneidad de la prometida como futura Princesa de Asturias primero y como Reina después. «Un salto en el vacío que puede salir bien», decía uno de los editoriales del día.

Comunicado oficial de la Casa del Rey con el anuncio del compromiso del Príncipe

Comunicado oficial de la Casa del Rey con el anuncio del compromiso del PríncipeGTRES

Era la primera vez en la historia que la futura Reina de España no había nacido en una Familia Real. Antes de la entrada en vigor de la Constitución de 1978, ese matrimonio habría sido imposible, salvo que Don Felipe hubiera renunciado a la Corona. Pero, además, el perfil de Doña Letizia no se ajustaba a lo esperado –nieta de taxista, padres también divorciados...–, aunque Don Felipe aseguraba, convencido, que ella reunía todas las condiciones necesarias que debía tener una Reina.

Primera aparición en público del Príncipe con su prometida tras el anuncio del compromiso, en el Teatro Real de Madrid

Primera aparición en público del Príncipe con su prometida tras el anuncio del compromiso, en el Teatro Real de Madrid©KORPA

La mayoría de los españoles entendieron las razones del Príncipe enamorado y recibieron con los brazos abiertos a aquella periodista asturiana que entró en el palacio de La Zarzuela como una brisa de aire fresco y ayudó a conocer el lado más humano de un Heredero de la Corona que, hasta ese momento, eludía hablar en público de sus sentimientos. Letizia era, para la mayoría de los españoles, una joven con los pies en el suelo, alejada de cualquier lujo y que conocía el verdadero valor de las cosas.

Pero en aquel momento aún les aguardaba a ambos un largo camino que recorrer para demostrar que estaban a la altura de lo que se esperaba de ellos, porque tanto Don Juan Carlos como Doña Sofía habían marcado un listón muy alto.

El Príncipe con Doña Letizia, que asiste a su primera cena de gala en el Palacio Real en septiembre de 2004

El Príncipe con Doña Letizia, que asiste a su primera cena de gala en el Palacio Real en septiembre de 2004©KORPA

Doña Letizia estudió inglés, aprendió a controlarse y a frenar su espontaneidad, a ocupar un segundo lugar, a cumplir el protocolo, a lucir tiaras y bandas y a desenvolverse como se esperaba de una Princesa. Poco a poco, fue encajando en una Institución y en una familia muy diferentes a lo que ella había conocido. El proceso de adaptación no fue un camino de rosas para una mujer con carácter, a la que le gusta opinar y defender su criterio. Y, a pesar de sus esfuerzos y del apoyo del Príncipe, tuvo que superar etapas complicadas. Como ella decía entonces, «esto sólo se aguanta por amor».

Año y medio después de la boda, los Príncipes garantizaron la continuidad de la dinastía con el nacimiento de la entonces Infanta Leonor, y 18 meses después la reforzaron con la llegada al mundo de la Infanta Sofía. «Dos bendiciones del Cielo», decía Doña Letizia. Pero ellos entendieron que garantizar la continuidad dinástica no se limitaba a traer niños al mundo; también había que formarles y prepararles, humana y académicamente, para que en su día pudieran asumir la Corona en las mejores condiciones.

Don Juan Carlos, Don Felipe y la Princesa Leonor

Los tres eslabones de la cadena: Don Juan Carlos, Don Felipe y la Princesa LeonorCasa del Rey

Ambos estaban felices con el descubrimiento de la paternidad y es muy probable que hubieran tenido más hijos si se hubiese abolido la preferencia del varón sobre la mujer en la sucesión a la Corona. Pero el ambiente político cada vez se fue agriando más –sobre todo tras la crisis económica de 2008– y ya nunca fue lo suficientemente propicio como para abordar la reforma de la Carta Magna. Ellos nunca lo comentaron, pero tampoco se arriesgaron a tener más hijos por si llegaba un varón y desplazaba a la entonces Infanta Leonor.

En aquellos años, Doña Letizia también vivió muchas decepciones y momentos dolorosos, como la muerte de su hermana Érika. Y algunas traiciones de sus propios familiares y amigos, que han intentado mercadear con su intimidad.

La Reina y sus hijas acuden a recibir a Don Felipe, a pie de escalerilla del helicóptero

La Reina y sus hijas acuden a recibir a Don Felipe, a pie de escalerilla del helicópteroCasa del Rey

Mientras criaban y educaban a sus hijas, con una mezcla de cariño, exigencia, disciplina y protección –que está dando su mejor resultado–, los Príncipes iban asumiendo, cada vez con más frecuencia, la representación de la Corona, sobre todo cuando Don Juan Carlos empezó a presentar achaques de salud que le obligaron a pasar numerosas veces por el quirófano.

Los últimos años del reinado de Don Juan Carlos fueron especialmente difíciles y aquello produjo tensiones entre los Príncipes que acabaron superando. En 2011 estalló el escándalo del caso Nòos y en 2012 los de Botsuana y Corinna. Don Felipe y Doña Letizia trataban de sumar lo que otros restaban. El Príncipe estaba, desde hacía tiempo, en las mejores condiciones para asumir la Corona, pero su padre no dio el paso hasta junio de 2014. En aquel momento se temía que los sectores republicanos aprovecharan el relevo en la Corona para atacarla, pero luego se consideró que retrasarlo sería peor. La espera se hizo muy larga y dura en el palacio de La Zarzuela.

El Rey, con sus hijas, durante la grabación del Mensaje de Navidad de

El Rey, con sus hijas, durante la grabación del Mensaje de Navidad de 2017Casa del Rey

Contra todo pronóstico, cuando Don Juan Carlos abdicó, la Monarquía atravesaba uno de los momentos más difíciles desde su restauración. Don Felipe, que llevaba toda la viendo el partido desde el banquillo, tenía muy claro lo que debía hacer. El día de su proclamación anunció «un tiempo nuevo para una Monarquía renovada» y se comprometió a «velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente». Ese día se visualizó también que los nuevos Reyes y sus hijas formaban una piña, que ellos sí eran una familia unida. Las tensiones del pasado quedaban superadas.

Don Felipe sale de La Zarzuela hacia el Congreso de los Diputados el día de su prco

Don Felipe sale de La Zarzuela hacia el Congreso de los Diputados el día de su proclamaciónCasa del Rey

Al nuevo Rey le ha tocado reinar en una España convulsa, que se va alejando del espíritu de la Transición y que ha puesto a prueba su inteligencia política: un Parlamento fragmentado, repetición de elecciones, atentados terroristas, un referéndum ilegal, una declaración de independencia, un golpe de Estado separatista, el estreno del artículo 155, la primera moción de censura que tumbó un gobierno, un Ejecutivo social-comunista, una pandemia, el asalto a las instituciones, la polarización, los indultos, la amnistía... Y Don Felipe ha afrontado todas las dificultades como prometió en su proclamación: «Comienza el reinado de un Rey constitucional».

La transformación de la Reina

Cuando se produjo el relevo en la Corona, también Doña Letizia sabía qué tipo de Reina quería ser y, a partir de ese momento, empezó su verdadera transformación para estar a la altura del lugar en el que la había colocado el destino como esposa del Rey y también como madre de la futura Reina. Y había algo que tenía muy claro: todos los éxitos de una buena Consorte redundan en beneficio de la Corona, de la misma manera que sus errores la perjudican. Ahora tocaba demostrar como Reina lo que había aprendido como Princesa.

El ejemplo de Doña Sofía, una Reina muy querida pero tan diferente en muchos aspectos a Doña Letizia, solo podía servirle como inspiración. Por otra parte, la Constitución no le atribuye ninguna función a la Reina consorte, más allá de la Regencia mientras la Heredera de la Corona fuera menor de edad, y la Princesa de Asturias ya no lo es.

Cada Reina debe elegir su propio camino, y Doña Letizia empezó a recorrer el suyo hace diez años, procurando apoyar al Rey y a sus hijas en una España cada vez más complicada.

Veinte años después de la boda, Don Felipe y Doña Letizia han vuelto a quedarse solos en su casa, tras la partida de la Princesa Leonor a la Academia General Militar de Zaragoza, y la de la Infanta Sofía al Atlantic College de Gales. Para los Reyes, sobre todo para la Reina, ha sido duro dejar marchar a sus hijas y, tras las vacaciones del verano, volverán a separarse a otra vez.

Los Reyes y sus hijas en Valdemosa en agosto de 2022

Los Reyes y sus hijas en Valdemosa en agosto de 2022GTRES

Pero, a pesar de la distancia, los cuatro saben que forman un equipo en el que todos se entienden, congenian, se apoyan y reman en la misma dirección. Y, cuando están juntos, transmiten la imagen de que el núcleo central de la Familia Real, el que forman los Reyes y sus hijas, está ahora más unido que nunca.

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