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Entrevista a Hernán Cortés

Entrevista a Hernán Cortés en el Instituto de España

Casa Real  Hernán Cortés: «Impone tener al Rey en tu casa, pero él crea condiciones para que discurra con comodidad»

  • «Yo no busco pintar el alma, pero después me dicen que sí que sale»

  • «Cuando retraté al Rey con 29 años ya tenía gesto de hombre de Estado»

El pintor gaditano Hernán Cortés ha tenido la oportunidad de retratar al Rey en «siete u ocho ocasiones». También ha pintado a Don Juan Carlos y a las Reinas Doña Letizia y Doña Sofía. Esta semana ha sido uno de los académicos que ha participado en el ciclo organizado por el Instituto de España para analizar el décimo aniversario del reinado de Felipe VI y, con ese motivo, El Debate le ha entrevistado.

–¿Cómo se retrata a un Rey? ¿Se le cita en su taller? ¿Va usted a Zarzuela? ¿Quién elige la indumentaria, la postura?

–Hay un amplio abanico de variantes. Normalmente cuando se hace un retrato del Rey lo encarga una institución y, dependiendo de la institución a la que va a ir el cuadro, hasta la indumentaria puede cambiar. Puede estar vestido de uniforme militar con todos los atributos reales o, si es para un Ministerio o para el Tribunal Constitucional, vestir de civil. Lo piden las circunstancias.

–Entonces, ¿no lo elige ni el pintor ni el propio retratado, sino que muchas veces son las circunstancias?

–El pintor tiene una capacidad importante de elegir, porque también le puede decir a la institución: «Yo creo que en este caso es preferible que Su Majestad esté vestido de esta manera, de lo que llamamos civil o de otra manera». En un retrato institucional son muchos los componentes que confluyen y es bueno que el pintor esté acostumbrado a sortear estos componentes, que no limitan en nada la actividad del pintor, si tiene experiencia. Es más, te pueden permitir variar, no repetirte a ti mismo. No es una cosa restrictiva, como muchas veces se piensa. El pintor influye porque, al final, es el que va a hacer la obra, pero debe saber respetar el carácter representativo del cuadro.

–Normalmente ¿el Rey va al taller o es el pintor el que va a La Zarzuela?

–Ambas cosas. Yo tengo la suerte de que el Rey ha venido a mi taller. Pero no siempre puede ser así. Imagínense la de solicitudes que tendrán en la Casa Real. El Rey tendría que estar todo el día posando, y no puede ser.

Hernán Cortés durante una entrevista para El Debate

Hernán Cortés durante una entrevista para El DebateValentina Yusty

–Cuando se posa ante usted ¿usted pregunta y el otro responde o está en silencio el retratado? ¿Cómo es una sesión de pintura?

–Lo ideal es un poco de todo. Yo tengo que reconocer que en mi estudio, cuando estoy pintando, hablo por los codos. Y lo que sí le puedo decir es que el Rey crea siempre unas condiciones muy favorables para que la pose discurra con naturalidad. Y Don Juan Carlos también. Es una peculiaridad tanto de Don Juan Carlos como de Don Felipe. Ellos lo favorecen todo. ¡Hombre, impone tener al Rey delante en tu casa! Ya se sabe. Pero ellos crean unas condiciones siempre para que la cosa discurra con comodidad.

–Usted dice que lo que busca cuando retrata es el enigma humano. ¿Cómo se penetra en el alma de un Rey para poder retratarlo?

–El enigma humano está en todo lo que hacemos. El pintor se deja llevar por indicios. Estudia a la persona, estudia los gestos que se repiten. Y con todos esos elementos levantas una imagen. Si el pintor retratista dijese: «Fulano es así», no estaría retratando. Así no se retrata a las personas, las personas somos contradictorias. Para retratar hay que observar, dejarse llevar por los indicios, incluso dejarse llevar y disfrutar observando las propias contradicciones, que todos tenemos y, por supuesto, el Rey también. Yo no busco pintar el enigma humano ni pintar el alma. Después me dicen que sí, que sale. Pero no es una cosa que vaya a buscar. Creo que si así fuese, no se conseguiría.

–También dice que cuando está haciendo un retrato hay un momento revelador en el que salta la chispa y es cuando ya sabe por fin cómo va a abordar ese retrato.

–Yo llevo retratando desde niño. Siempre me gustó. Empecé a pintar al óleo con seis años y a dibujar, antes. Mi madre me decía: «Tú naciste dibujando, hijo». Siempre estaba dibujando a mis padres y a mis hermanos, y parece ser que tenía cierta habilidad para cogerles el parecido. Entonces esa chispa a la que me refiero es el momento en el que te das cuenta dibujando de que ya lo has cogido.

El retratista disfruta con el desafío de captar a una persona que él no ha elegido. Eso diferencia al retratista del pintor que pueda hacer un retrato ocasional, que puede ser buenísimo, incluso mejor que él. Pero el retratista actúa de otra manera. En teoría, no debe fallar nunca, aunque todos fallamos, pero no debe fallar. Y a la vez, lo que le atrae es el desafío de decir: ahora he conseguido captar a esta persona. Y esa es la chispa de la que hablo.

Hernán Cortés durante una entrevista para El Debate

Hernán Cortés durante una entrevista para El DebateValentina Yusty

–¿Fue muy diferente pintar a Don Juan Carlos de pintar a Don Felipe?

–Hombre, claro. Toda la experiencia que yo aquilaté pintando a Don Juan Carlos me ha venido muy bien para pintar a Don Felipe. El retratista se mueve en dos polos. Por un lado, debe atender a las necesidades representativas institucionales de la obra, pero después no puede olvidar el ser humano que subyace en la persona pública. Entonces, claro, ahí ya sí aparecen diferencias.

–¿Es un desafío pintar a Don Felipe Príncipe y volverle a retratar después como Rey?

–Es un desafío, pero un desafío muy atractivo. Cuando yo pinté a Don Felipe con 29 años, ya me llamó la atención, y se nota en el cuadro, su compostura. Ya tenía gesto de hombre de Estado, y era un joven. Eso siempre lo ha tenido él. Ya me llamó la atención entonces; por supuesto, no digamos ahora. Es muy atractivo ver cómo va evolucionando una persona a lo largo de los años, y no digamos un Rey.

–También ha pintado a las Reinas Doña Sofía y Doña Letizia, y a la Infanta Cristina. ¿Cómo fueron esas experiencias?

–Siempre son gratas. Son personas que están muy acostumbradas a posar y a ser retratadas. Entonces facilitan mucho las cosas. Siempre es una experiencia gratificante.

–¿Qué le han comentado los Reyes cuando han visto los cuadros terminados?

Hernán Cortés durante una entrevista para El Debate

Hernán Cortés durante una entrevista para El DebateValentina Yusty

–Cuando una persona sabe que de sus comentarios se derivan muchas consecuencias, es parco en sus comentarios, ajusta el comentario. Eso nos pasa a todos. Yo mismo estoy comentando ahora con más límites que si estoy charlando con un amigo en el parque. Pues es lo mismo.

–¿Qué le han parecido los retratos que Annie Leibovitz ha hecho a los Reyes por encargo del Banco de España?

–Me han parecido correctos. Son dos fotografías que están bien. Están correctamente hechas. No me han parecido la locura, pero uno se hace exigente con los años. Pero están bien, son correctos.

–A lo largo de la democracia, usted es el pintor que ha pintado la democracia: los políticos, los empresarios, los banqueros, la gente importante, los Reyes… ¿A quién se ha quedado con ganas de haberle retratado?

–No es fácil responder a esa pregunta porque el retratista se acostumbra a distanciarse. Cuando de verdad se siente motivado es cuando dice: «Tengo que pintar a este señor, fulano de tal, porque sea el Jefe del Estado, ministro, presidente del gobierno o lo que sea». En ese momento empieza la maquinaria a funcionar.

El retratista no va por ahí pensando: yo quisiera retratar a este. Recuerdo cuando pinté a Severo Ochoa, que tenía un físico espléndido; a Dámaso Alonso, que también fue una experiencia gratísima, o a Yehudi Menuhin, el violinista. Pero yo no podría contestar a quién hubiera querido retratar y me he quedado con las ganas. No, se me queda en blanco la mente.

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