Los cinco pueblos más pobres de Castilla-La Mancha

El pueblo más pobre de Castilla-La Mancha, según los datos de renta media de la Agencia Tributaria es Villamanrique, en Ciudad Real. Le siguen «mejorando», Carrizosa, también en las tierras de El Quijote, Nerpio y Socovos, ambos en Albacete, y en quinto lugar, hacia arriba, Albaladejo, de vuelta en Ciudad Real.

Este último apenas supera los 16.000 euros de renta media. Prácticamente, la mitad de la media nacional, de la que queda por debajo el «pueblecillo rojo» de esta clasificación: Villamanrique y sus menos de 15.000 euros de renta. Sus características, las de estas cinco localidades, cumplen las premisas que definen la «pobreza», mayormente.

Ninguno de ellos está cerca de una gran ciudad. Son islas casi desiertas en el gran mar seco de Castilla-La Mancha. Un desierto geográfico al que contribuye la despoblación, uno de los mayores problemas de la región y el consiguiente envejecimiento de sus habitantes que amenaza con su paulatino empequeñecimiento y más allá incluso con su desaparición.

Al no haber núcleos urbanos cercanos, tampoco hay servicios, ni industria, ni desarrollo. Tampoco hay empresas. La inversión apenas existe, como apenas existe su recuerdo. Son (cada vez más) pequeñas poblaciones como reductos apartados lejos del «mundo», donde casi la única actividad destacada es la agricultura y la ganadería, sectores tan vetustos y en este caso tan poco rentables como en el lejano (pero presente y continuo) éxodo de los años 60 que afectó a todos casi por igual.