Pere Aragonès, Ada Colau y Jaume Collboni sonríen junto al trofeo de la Copa de América de Vela

Pere Aragonès, Ada Colau y Jaume Collboni sonríen junto al trofeo de la Copa América de VelaEFE

El laberinto catalán

Colau se entrega al sector privado para conseguir la Copa América de Vela

La alcaldesa de Barcelona, acorralada por las encuestas, da un giro de 180º con el fin de retener la alcaldía y acepta que Barcelona sea sede de la 37ª edición de la Copa América de vela en 2024

Jaume Collboni, cuestionado líder del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona y eterno Teniente de Alcalde de Ada Colau, ha trabajado durante meses junto a Aurora Catá, presidenta del Think Tank Barcelona Global, un exclusivo club del que forman parte las principales empresas catalanas como Abertis, Agbar, Agrolimen, Caixabank, Cellnex, etc. con el fin de que la Copa América 2024 recale en el Puerto de Barcelona.

Catá, una de los últimos grandes personajes de la empresa catalana, no obstante es miembro del consejo de Repsol, Banco de Sabadell y de la Fundación Cellnex, ha garantizado al Ayuntamiento y a la organización del evento que la parte principal de la inversión necesaria en el puerto para recibir la Copa América, más de 10 millones de euros, irá a cargo del sector privado.

La aceptación de la celebración de un evento internacional de estas características supone un giro radical en la política de Ada Colau, acorralada por unas encuestas nada favorables. Durante años, Colau se opuso a que la Agencia Europea del medicamento, la extensión del Museo Hermitage y cadenas hoteleras como Hyatt o Four Seasons invirtieran en la Ciudad Condal. Antes de ser alcaldesa era contraria a que eventos como el Mobile World Congress se celebrarán en Barcelona por considerarlos elitistas y ajenos a la vida de los barceloneses.

Las magras expectativas electorales de Colau han sido el acicate que ha permitido a Collboni trabajar, calladamente, durante meses junto a Catá para traerse a Barcelona la Copa América. La aportación de Colau para que la Ciudad Condal derrotara en la carrera a la designación a Málaga, Cork (Irlanda) y Jeddah (Arabia Saudí) ha sido simplemente dejar hacer, no poner palos en las ruedas y mantenerse al margen para finalmente participar en la foto final junto a las autoridades portuarias, las de la Generalitat y el patrón anfitrión ,el CEO del Emirates Team New Zealand (ETNZ), Grant Dalton, quien en la presentación se deshizo en halagos hacia Barcelona.

La Copa América es el tercer evento deportivo con más audiencia en el Mundo, 940 millones de espectadores. Esta regata, la más antigua que se celebra, solo se ve superada por los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol y se celebra a lo largo de 14 semanas en las que entre 20 y 25 embarcaciones luchan por desbancar a la embarcación ganadora. Cada equipo invierte entre 200 y 250 millones de euros en lograr tal gesta y los equipos de cada embarcación, patrocinadores y medios de comunicación permanecen en la ciudad durante meses.

Paradójicamente Valencia, ciudad que albergo la Copa América en 2007 y 2010, ni tan siquiera optó a la nominación a pesar de que el Gobierno municipal de Valencia, en manos de Compromís, es aliado y socio de los Comunes de Colau en el proyecto político nonato que encabeza Yolanda Díaz.

Si bien Barcelona ha celebrado por todo lo alto su designación tras años de sinsabores, los últimos, la huida de Nissan y la designación por parte de SEAT de Sagunto como sede para su futura fábrica de baterías, las autoridades valencianas, emulando a la Colau de hasta ayer por la tarde, han desdeñado competir por la nominación alegando que la Copa América, que transformó el litoral de Valencia capital, no es tan rentable como se afirma.

La oposición valenciana, tanto municipal como autonómica, liderada por los populares Catalá y Mazón, han criticado al alcalde Ribó y a Ximo Puig por dejar escapar la oportunidad. El hecho es que la Comunidad Valenciana en 2017 y 2018 fue el segundo territorio receptor de empresas que huían de Cataluña como resultado de la fallida declaración de independencia, pero ese papel preeminente, tras la Comunidad de Madrid, lo ha perdido en beneficio de Andalucía.

El PSC y su estrategia en Barcelona

El PSC ha dudado durante meses sobre si romper con Colau para afrontar el final de mandato con las manos limpias y no verse arrastrado por la impopularidad de la alcaldesa o seguir hasta el final. Finalmente se ha impuesto esta última versión, que es por la que apostaba Collboni, pero eso no significa que la alianza entre Colau y el partido socialista sea sólida. El PSC no se fía de la buena relación que ERC y los Comunes están tejiendo y teme que tras las municipales puedan aliarse e intercambiar apoyos a un lado y otro de la plaza de Sant Jaume, sede de la Generalitat y el Ayuntamiento. Es por este motivo que el PSC ha intensificado los contactos con Junts, el partido de Puigdemont, con el que ya gobierna en la Diputación de Barcelona.

Collboni e Illa, líder del PSC, quieren asegurarse el apoyo de Elsa Artadi, candidata de los de Puigdemont a la Alcaldía de Barcelona, por si ello fuera necesario para amarrar la Alcaldía de la capital catalana. En los últimos tiempos la relación entre los socialistas y Waterloo, sede del verdadero poder de Junts –Puigdemont–, se ha intensificado hasta el extremo de que se empieza a hablar de un regreso pactado del expresidente catalán a España antes del verano, dentro de los acuerdos que socialistas y neoconvergentes están hilvanando.

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