El ex líder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall, en una imagen de archivo

El ex líder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall, en una imagen de archivoEuropa Press

Política

La crisis de los carteles de ERC reaparece a pocos días de que los militantes voten su nueva cúpula

El exlíder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona Ernest Maragall ha criticado este miércoles que la comisión de garantías de ERC no se haya pronunciado sobre el caso de las campañas controvertidas que se impulsaron desde el interior de la organización, como los carteles difamatorios contra el Alzhéimer.

«Yo critico que no se haya acabado. Hace 6 meses que trabaja. Me dirigí por carta para pedir que lo acabaran ya. No ha pasado», ha asegurado este miércoles en una conversación en TV3, recogida por Europa Press.

Maragall ha subrayado que «lo que había era un grupo de fechorías» que, textualmente, se descontroló y cayó en el horror, aunque ha opinado que usar políticamente esta cuestión en el debate congresual de ERC no es la mejor vía.

Preguntado sobre el congreso de ERC que se celebra el 30 de noviembre, ha reiterado su apoyo a la candidatura 'Nova Esquerra Nacional' liderada por Xavier Godàs, y ha emplazado a los republicanos a ser, textualmente, el espacio referente del catalanismo progresista.

«Acabó mal» con Alamany

Sobre su marcha del grupo municipal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona tras dos elecciones como candidato a alcalde, Maragall ha afirmado que su relación con la actual líder republicana en el consistorio, Elisenda Alamany, y que entonces era su número dos «acabó mal».

Ha apuntado que tomó cierta distancia con Alamany tras discrepancias respecto a cuál debía ser la relación de ERC con el gobierno municipal del alcalde Jaume Collboni, y ha remarcado que la posición de la federación republicana en Barcelona era «claramente orientada a cerrar un pacto con el PSC», con el apoyo del expresidente de ERC Oriol Junqueras, en sus palabras.

También se ha referido al congreso de ERC de Barcelona que se suspendió por exceso de aforo, cuando los militantes debían decidir sobre una posible entrada en el gobierno de Collboni, y se ha preguntado por qué no se repitió la votación en otro local: «¿Por qué no la hicieron al cabo de dos días tranquilamente? Porque la habrían perdido».

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