Cataluña
De la Guerra de Sucesión a la Guerra Civil: los disparates históricos del adoctrinamiento en Cataluña
Un informe de un sindicato de profesores recoge decenas de ejemplos de manipulaciones en los libros de Historia de 2º de Bachillerato
El sindicato de profesores Ames ha elaborado un extenso estudio sobre el contenido de los libros de Historia de 2º de Bachillerato en Cataluña. Se han analizado los cinco libros más utilizados en esta etapa educativa desde 2016 hasta la actualidad. Se tratan de los siguientes manuales: de Teide editorial: Roda. Historia. Batxillerat 2n. de A. Alcoberro, J. Castillo, J. Cortada, E. Ferreres, J. Llorens, M. Pantaleón; de Barcanova: Història. Batxillerat, Joaquim Prats i Cristófol-A. Trepat.; de Vicens Vives: HB Història. Batxillerat. de Gª Sebastián et al. Barcelona, 2016; de Edebe: «Història. Batxillerat» y de Santillana: Història. 2n Batxillerat, serie descobreix. Grup Promotor.
Según este informe, hay un compendio de «adoctrinamiento político», en palabras del coordinador del informe, Antonio Jimeno, quien cree que «hay un intento oculto de conseguir que los alumnos sean aleccionados en unas ideas políticas concretas» y se corre el peligro, añade, «de convertir la enseñanza en una cantera de futuros votantes».
En El Debate recogemos algunos ejemplos concretos que enumera este informe:
La Guerra de Sucesión
Según el informe se presenta una «visión errónea». Se dice que «Cataluña, vencida políticamente el 11 de septiembre de 1714, mantuvo vivo en el uso social uno de los símbolos más importante de su identidad: la lengua». Frase que representa, según los autores de este estudio un error de base porque «parece que Cataluña estaba en guerra con el resto de España y no fue así. La Guerra de Sucesión terminó con la derrota del bando austracista y la victoria del bando de Felipe V. No es la derrota de todo un territorio, eso es una falsedad; sino de un bando en una guerra en toda España. Se pretende hacer creer al alumno que toda Cataluña estaba en contra de Felipe V, cuando no fue así. En Cataluña había gente que apoyaba a cada uno de los bandos, la sociedad, como en cualquier guerra, estaba dividida».
Además, en el texto se dice que «a pesar de la prohibición (del catalán) del uso oficial, por ejemplo en los juzgados o en la educación…el catalán continuó siendo el vehículo normal de comunicación. De hecho, en el siglo XIX, los catalanes monolingües eran numerosos». En realidad, dicen los profesores que han elaborado el informe, en el Decreto de Nueva Planta no se prohibió el catalán, sino que se obligó a que los procedimientos judiciales fueran en castellano en lugar de en latín. Pero, «según el relato nacionalista, los agravios por la discriminación del catalán comienzan aquí, cuando es una afirmación falsa», se precisa en el estudio.
El Estado propio
En uno de los manuales, en la página 34 del libro de la editorial Barcanova, se dice: «Los impulsores de la Renaixença encontraron que la edad media en Cataluña había sido un período diferente que, en el resto de la Península, ya que durante aquella época Cataluña había tenido un estado propio y, de alguna forma, había vivido un gran esplendor». Esta cita hace referencia a los impulsores de este movimiento, de la Renaixença. Según el informe, estas afirmaciones que se hacen son «erróneas», pero no se desmienten en el libro en ningún momento. ¿Por qué no son correctas? Cataluña no tuvo un Estado propio en la Edad Media, entre otras cosas porque los Estados entonces no existían; porque Cataluña siempre dependió de la Corona de los reyes de Aragón. Por lo tanto, se apunta, «aplicar la terminología 'estat propi' es algo incorrecto y anacrónico. Y no desmentir estas afirmaciones lleva al alumno a creerse realidades históricas que nunca existieron y formarse en una mentira».
Segunda República (1931-1936)
En general, en todos los libros, todo lo relativo a este período es visto en positivo. Por ejemplo, con esta frase: «La Segunda República constituyó el primer intento contemporáneo de la historia de España de modernizar el país. Para Cataluña supuso la instauración de un régimen autonómico democrático dirigido por el catalanismo político de izquierdas».
Y del mismo modo, dicen, se intenta pasar de puntillas con episodios violentos que pudieron acontecer durante este período:
En este texto dicen: «Todas las iglesias y los conventos de Barcelona se quemaron: era la señal tradicional de que en la España contemporánea solía marcar el inicio de una revuelta o de una revolución». Es decir, según el informe, «parece ser que las iglesias se queman solas, nadie las quema», además de que se presentan estos hechos como «señal tradicional» de un cambio súbito.
Y, por ejemplo, en algunos de los manuales, cuando aparece la palabra «checa» va asociada a una checa falangista. Se omite la existencia de checas republicanas, que también existieron.
En otros casos, la proclamación de la Segunda República se justifica de manera simplista por la 'mala gestión de la monarquía', y se valora su primer Gobierno provisional como necesario, modernizador y democratizador. Para los profesores que han elaborado el informe, «cabrían muchos más matices a la hora de explicar el proceso de proclamación de la Segunda República, en especial a la vista de lo detallado del manual, que en general no suele ahorrar detalles a la hora de ilustrar los devenires históricos».
Guerra Civil
En algunos de los libros analizados se explica que «Cataluña perdió la guerra», cuando se refiere a la Guerra Civil Española. Y en otro no se especifica que se trata de eso, de una guerra civil española, y, sin embargo, se dedica todo el dossier de final de unidad a lo que se titula «Cataluña bajo las bombas». En este punto, asegura el estudio, «volvemos a ver el paralelismo, la presentación de dos historias separadas, pero que son la misma historia. Creemos también de una insolidaria actuación que se indique solo a Cataluña como víctima de los bombardeos del bando franquista». Y, además, se evita por todos los medios aludir al nombre de España.
Diferencias entre Cataluña y España
En el ámbito económico, se presenta la obra de la Generalitat de manera triunfalista: «Autonomía, modernización, cultura, sanidad, convirtiendo Cataluña en un país comparable a los más avanzados de Europa, y en evidente contraste con una España vinculada al atraso». Es lo que se denuncia de unos de los libros y que se puede comprobar en este recorte:
Una diferencia que también se establecen para otros conceptos, como, por ejemplo, para describir la sociedad del siglo XIX. Para referirse a España se habla de «oligarquía» como un «grupo minoritario que gobierna o tiene poder económico» y que «controlaba el poder a través del partido liberal moderado»:
En cambio, la sociedad catalana del momento se describe, dice el informe, como «casi idílica» y de la burguesía se dice que es «hegemónica», pero no «oligárquica» y además es mucho más emprendedora que la «española». «Nada más lejos de la realidad», apuntan los autores del estudio.
Monarquía
Las connotaciones suelen ser negativas, y además la institución es «caricaturizable». En muchos de los manuales de Historia que se usan en Cataluña, los monarcas, sean de la época que sean, se representan mediante caricaturas en lugar de mostrar pinturas o fotografías, «lo que no se hace con las personalidades de la Historia de Cataluña. Esto se hace con los monarcas porque la caricatura permite ridiculizar a las personas, aunque sean la más alta institución del país. Independientemente de que al autor le guste o no la labor de los monarcas, lo que se debe potenciar en los jóvenes es el respeto a las personas y a valorar nuestra historia, con sus sombras y sus luces», se dice en el informe.
El catalán
Además de denunciar que muchos de los males del catalán ya empiezan con el Decreto de Nova Planta, otro episodio negro para esta lengua se vincula al franquismo. De hecho, se asegura que hubo un «genocidio cultural». Sin embargo, para los autores del estudio se trata de una «falsa afirmación para intentar demostrar la pérdida de la identidad catalana y, así, poder justificar sus reivindicaciones culturales. En realidad, no hubo ningún genocidio, como lo demuestra el hecho de que hay muestras del uso del catalán en la época franquista».
Emigración
En uno de los manuales se explica este fenómeno, la emigración a Cataluña «como si vinieran de territorios con grandes diferencias culturales y lingüísticas, cuando venían de otras partes de España». En el texto que se puede ver a continuación, se dice que «aquellas islas urbanas, por la lengua dominante que se hablaba, el castellano, y por las formas culturales que se desarrollaban, hacían que la tradición genuina catalana quedara marginada porque sus habitantes no tienen contacto directo y cotidiano con gente catalana y con su cultura tradicional».
En definitiva, se dice en el informe, «se describe esta situación como un problema, como si el castellano no fuera una lengua de comunicación también en Cataluña».
Actualidad
La mayoría de los manuales de historia de segundo de Bachillerato empiezan en el siglo XVIII o XIX, aunque eso sí, se extienden hasta la actualidad, prácticamente. En algunos se habla de la actividad de la organización terrorista ETA, pero en el texto analizado se dice, sin hablar de las casi mil víctimas que provocó, que su actividad sirvió para «alimentar las proclamas antidemocráticas del búnker franquista y fomentaba el golpismo en el sí de las Fuerzas Armadas».
En otro manual se habla de la Cataluña y España de hoy (1996-2017). Se presentan relatos independientes, uno para España, otro para Cataluña. En el apartado 6, el que hace referencia a la política en la España actual (2011-2017) es «donde los autores explican el descontento social con el gobierno del PP por los recortes. Comentan el descontento social por los grandes casos de corrupción institucional, pero cuando toca hablar del desfalco de los Pujol, solo culpan del saqueo a la familia, no al expresidente, pero además lo hacen en la parte que corresponde a España, no en la de Cataluña, en la división que siempre hacen los autores, claro está», dicen los autores del informe. Y en el otro apartado se califica a Ciutadans un partido político como «anticatalanista», cuando según dice el informe, se tendría que definir mejor como «antisecesionista».