Cataluña  El secesionismo impulsa el falseamiento de la Historia de España con mitos disparatados

  • Las delirantes teorías de un grupo de historiadores nacionalistas: Cervantes, el Cid, Colón y Santa Teresa eran catalanes

  • El Institut Nova Història defiende que «España ha manipulado hechos históricos para dejar en un segundo plano» a Cataluña

Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Jesús, el Cid, Cristóbal Colón o incluso Shakespeare y Beethoven eran catalanes, o como mínimo tenían un origen catalán. Eso y otras cuestiones, como que Malta fue una colonia catalana durante 500 años, es lo que defienden los investigadores del llamado Institut Nova Història (INH), que se dedica a proclamar a los cuatro vientos que la historia ha sido convenientemente manipulada por Castilla, en un primer momento, y por España, posteriormente. Y Cataluña ha sido la gran damnificada por «esta historia usurpada». Repasamos a continuación algunas de las teorías que defienden los investigadores del INH, que han pisado el acelerador para tratar de difundir sus disparatadas teorías.

Gonzalo Fernández de Córdoba

Los investigadores del Institut Nova Història, como Pep Mayolas, dicen que es probable que sí existiera, aunque se trataría en cualquier caso de un noble menor castellano. De hecho, Mayolas se muestra convencido de que «se le ha atribuido» la personalidad del más alto militar catalán contemporáneo, el Almirante y Gran Condestable de Cataluña y Aragón, Joan Ramon Folch IV de Cardona i Urgell, que nació en 1446 y murió en 1512.

Una de las pruebas que ‘aportan’ es la coincidencia que hay entre el Gran Capitán y Joan Ramon Folch: huérfanos de madre muy pronto, educación en la corte, o entrada en la guerra a los quince años. Lo cierto, dicen, es que de forma repentina desaparece el Gran Condestable catalán de la historia, y en cambio, cobra protagonista su coetáneo, ese Gran Capitán del que se preguntan: «¿puede un hidalgo de Andalucía ser el responsable supremo a finales del siglo XV de los ejércitos de la Corona catalano-aragonesa en Italia?» Para los investigadores del INH, la respuesta es no. Por este motivo, apuntan, debe tratarse en realidad de Joan Ramon Folch, hijo del que había sido virrey de Sicilia.

El Gran Capitán encuentra el cadáver de Luis de Armagnac

Y aún otra consideración: los Cardona y los Fernández de Córdoba emparentaron en el siglo XVI, de forma que unas cuantas generaciones más tarde, la mayoría de títulos que tenía el Gran Capitán, el catalán, se incorporan « a la familia de los andaluces, igual que sus armas heráldicas». Una práctica, vía boda, que según el INH, la aristocracia castellana busca con «insistencia» para poder incorporar «a los magnates castellanos los dominios, los títulos y las fortunas más importantes de la nobleza catalana».

Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid y el origen de la nobleza castellana

Según el INH, hay dos Cid que no tienen nada que ver entre sí, el literario y el histórico. Y en realidad el Cid como tal no existió, sino que se trataría de una especie de linaje (los Sit) que tiene que ver con los señores de Urgell y de Cardona, que iba pasando de padres a hijos. Y no fue Rodrigo Díaz de Vivar el que el que tomó juramento al rey Alfonso VI en la Iglesia de Santa Gadea de Burgos. Ni mucho menos. En realidad fue el conde de Urgell el que hizo jurar a Ramon Berenguer que no había asesinado a su hermano, Berenguer Ramon. Esta es la teoría de Lluis Maria Mandado, que en el libro en el que trata esta cuestión, va más allá y asegura que «no sólo el Cid era catalán, sino que todos los nobles castellanos son catalanes».

En una conferencia, llegó a asegurar que «España era de Cataluña» porque Iberia, «cuando llegan los griegos y los romanos era la costa mediterránea, y no Burgos. Iberia es sustituida por España». Y en cualquier caso, los nobles catalanes, una vez en Castilla, optaban por cambiarse el nombre, y entonces el conde de Urgell «se hace llamar Ansúrez», o el conde de Empúries «es el duque de Medinaceli».

Charlton Heston en la película de El Cid de 1961

En esa conferencia Mandado llegó a asegurar que estuvo a punto de encontrar el certificado de nacimiento de el Cid en Balaguer, pero cuando quiso volver para buscar una fotocopia, éste «ya había desaparecido».

Y por supuesto, el 'Cantar de mio Cid', no relataba las gestas de ningún noble castellano, sino la de los catalanes que habían iniciado la reconquista y fue escrito en occitano por Per Abad. Pero como muchas otras obras literarias escritas en catalán se acabaron traduciendo al castellano e incorporado también a la historia de Castilla.

La Reconquista

Ya lo apuntábamos anteriormente. No la empezó Don Pelayo en Asturias. La llevaron a cabo los catalanes y en Nimes. Según Mandado, «muchos hechos que se le atribuyen (a Don Pelayo) tienen lugar en realidad en Llivia» que es un pequeño enclave español que se encuentra en territorio francés. Pero al final, Castilla, una vez más, acabó haciendo suyas muchos de las historias que se explicaban al respecto. Y sobre el final de la Reconquista, la toma de Granada, desde el INH lamentan que se ponga el acento «en el protagonismo de Castilla como el único motor de la empresa granadina». Según explica el historiador Jaume Ramon Vila, el máxima protagonista de la conquista de Granada y de Andalucía en general fue el Rey Fernando «con la ayuda de los catalanes, que ejercieron en el Reino de Granada todo tipo de cargos como si fueran naturales». Y los catalanes ayudaron al rey suministrándole soldados y «haciendas».

Cristóbal Colón

El descubridor de América, según el INH era catalán, y por lo tanto, el descubrimiento fue cosa de catalanes, aunque financiados por la corona «catalanoaragonesa». Para empezar, Colón no se llamaba así, sino Joan Colom i Bertran, que pertenecía a una familia destacada de Barcelona. Colón habría nacido en 1414 en una casa palaciega de la Calle Mirallers, detrás de la iglesia de Santa María del Mar.

Tumba de Cristóbal Colón de la Catedral de Sevilla (lado derecho del crucero)

Y en realidad, para su primer viaje, no salió del puerto de Palos, en Huelva, sino del puerto de Pals (Gerona). Colón también hablaba catalán y según Jordi Bilbeny, América se organizó políticamente con la «filosofía catalana» porque se hizo a través de la figura del virrey, un cargo que en Castilla, dice el historiador, ningún existió, a diferencia de Aragón, Valencia, Mallorca o Cataluña. Y curiosamente, según Bilbeny, cuantas más pruebas hay de la catalanidad de Colón, más se está cambiando el enfoque que se hace desde España a la figura del descubridor de América. Ahora se le considera una especie de «tirano» o de «déspota» un esclavista genocida hacia los indígenas, cuando en realidad, dice este historiador, hacía justo lo contrario: castigaba a los soldados que no respetaban a los indígenas.

Y por cierto, relacionado también con Cristóbal Colón. Según el INH, Erasmo de Rotterdam era catalán, de hecho era el segundo hijo de Colón/Colom y de su «verdadera esposa la portuguesa Felipe d’Avis, criadora del rey Juan II de Portugal».

Y sobre otros descubridores o navegantes, hay que tener en cuenta que Hernán Cortés era Ferran Cortès, aunque también se le asocia con Alfons VII de Ribagorça; Americo Vespucio era en realidad un Despuig; Juan Sebastian Elcano no se llamaba así, sino Joan Cacirea de Canós; Bartolomé de las Casas era un fraile catalán de nombre Bartomeu Casaus, y por supuesto, los hermanos Pinzón eran los Pinçó. Francisco Pizarro tampoco era de Trujillo, sino catalán y su verdadero nombre Francesc de Pinós de So i Carrós. El aventurero Marco Polo también era catalán, aunque se llamaba Jaume de Alaric. Prefería esconder sus orígenes catalanes porque era «tímido».

Leonardo da Vinci

Sí, para los historiadores del INH también tiene un origen catalán. Jordi Bilbeny dice que el «Leonardo que nos explican los libros no era el verdadero Leonardo». En definitiva, aseguran que su biografía también ha sido «manipulada». ¿En qué se basan para defender la catalanidad de da Vinci? Primero en que pinta muchos cuadros con Montserrat de fondo (no los Dolomitas); y en segundo lugar, porque su escudo de armas es, aseguran, «el escudo de armas de los reyes catalanes: tres palos rojos sobre fondo dorado».

Autorretrato de Leonardo da Vinci

Y más pistas: sus mecenas son los descendientes de Alfonso el Magnánimo, los Aragón, los Este, los Sforza. Aquí ya hay otro vínculo «entre los miembros de la casa real catalana y él», explican. Pero aún hay más. Leonardo fue ingeniero militar de César Borja, a quien acompaña en sus campañas militares en el norte de Italia. Y hay un salvoconducto de Borja, en el que se refiere a da Vinci como «familiar». Es decir, Leonardo sería pariente de César Borja, que a su vez era pariente de los reyes catalanes, y por este motivo da Vinci podría tener sus armas reales.

Es más, dejan la puerta abierta a que la Mona Lisa sea en realidad Isabel de Aragón. Desde el INH también dice que son varios los autores que identifican las cumbres que aparecen en La Gioconda como la montaña de Montserrat. Y no sólo eso, sino que el puente que Da Vinci dibujó en la parte inferior derecha se corresponde con el puente de Castellbell i el Vilar sobre el río Llobregat.

El origen de la bandera de EE.UU.

Para los historiadores del INH su origen está en un país europeo, pero desde luego no es ni Inglaterra, ni Francia, ni Portugal ni «Castilla». Si hubiera sido así, dicen, las banderas de estos países hubieran necesitado cambios estructurales demasiado profundos para acabar en la actual 'estelada yanqui'. Y entonces, ¿cuál es el origen? Cataluña, naturalmente. Hay que partir de la base, según estos historiadores, de que América fue descubierta, conquistada, evangelizada y poblada por catalanes; y por lo tanto, los escudos y las banderas catalanas aparecen en muchos mapamundis y cartas de navegación. Por lo tanto, concluyen: «la bandera de los EUA sólo y únicamente tiene la catalana como fondo. Barras rojas idénticas. Si además, miramos atrás en el tiempo, veremos como estas barras se van reduciendo a cinco, cuatro, tres y dos».

Y van un paso más allá. Aseguran que si la catalana con el oro era una bandera real, y lo que se quería construir era una república, la bandera resultante sería idéntica a la real, pero con «el oro cambiado», es decir, «la plata podría ser el metal de la república o una de las brisuras con que se podría haber dotado una futurible república catalana». En cualquier caso, concluyen que «lo que queda claro al observar a simple golpe de vista la bandera catalana es que es un calco evidente de la catalana».