El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en rueda de prensa en PragaEuropa Press

Cataluña

Sánchez ve peligrar sus presupuestos tras la ruptura del Gobierno catalán

La salida de Junts per Cataluña del Govern presiona a ERC para obtener nuevas concesiones de Moncloa

Puigdemont vence desde la distancia. Los militantes de Junts per Cataluña partidarios de la declaración unilateral de independencia se han impuesto por un margen de doce puntos a miembros del partido procedentes de la histórica Convergencia que eran partidarios de mantenerse dentro del Gobierno regional.

La votación demuestra que Junts no era una mera actualización de Convergencia. A pesar de que la mayoría de dirigentes del partido abogaban por seguir dentro del gobierno regional, la militancia se ha inclinado por seguir los consejos del expresidente prófugo y de la expresidenta del Parlament, encausada por corrupción, y han roto con ERC.

La escisión en Junts no es descartable. La primera víctima es Xavier Trias, el exalcalde de Barcelona y precandidato a la alcaldía, quien para volver a ser candidato había exigido unidad interna en el partido y que Junts se mantuviera dentro del Govern. Ahora todas las miradas apuntan a Jaime Alonso-Cuevillas, escudero de Laura Borrás, como candidato a la alcaldía. Nadie en Barcelona visualiza a personalidades del calado de Jaume Giró, ex director general de la Fundación de CaixaBank, o al consejero de Salud, Josep María Argimon, en los bancos de la oposición. La posición del secretario general, Jordi Turull ha quedado comprometida y ninguno de ellos aceptará de buen grado la sumisión a dirigentes de extrema radicalidad como Dalmases, Borras, Comín o Puigdemont.

La presidenta de Junts, Laura Borràs, ofrece una rueda de prensa tras la decisión de Junts de abandonar el GovernEuropa Press

Petición de estabilidad

Los presidentes de la Generalitat y el Gobierno, Pere Aragonès y Pedro Sánchez, una vez se han conocido los inesperados resultados de la consulta a la militancia de Junts se han apresurado a salir a la palestra para pedir y garantizar estabilidad. El principal damnificado de esta crisis no es Aragonès, que se quita de encima a un socio incómodo, sino Pedro Sánchez que verá como ERC incrementa el precio para apoyar los Presupuestos Generales del Estado que se han presentado esta semana.

Junts acusa habitualmente a ERC de «autonomista», de no conseguir ningún progreso en la mesa de negociación y de, una vez alcanzado el poder, no tener interés alguno en avanzar hacia la independencia de Cataluña. Hasta ahora, ERC había mantenido el pulso a los neoconvergentes y a pesar de la presión de Junts per Cataluña, los republicanos se han convertido en un aliado fiel del gobierno encabezado por Pedro Sánchez, pero la ruptura del gobierno catalán permitirá a Junts tener más libertad para criticar a ERC y para presionar en las sesiones de control del Parlament y en la calle y eso obligará a ERC a conseguir más concesiones y de mayor cuantía.

ERC había planteado dos demandas para la aprobación de los presupuestos: la rebaja del delito de sedición y la transferencia total de los trenes de Cercanías a Cataluña para que pasen a ser gestionados por Ferrocarriles de la Generalitat, pero ahora este precio se antoja bajo ante la nueva posición de ERC en el Parlamento donde gobernará con 33 diputados sobre 135 que conforman el hemiciclo del Parc de la Ciutadella y el apoyo externo de los 33 parlamentarios del PSC y los 9 de los Comunes de Ada Colau.

Los republicanos ni tienen previsto ni necesitan adelantar las elecciones en Cataluña, dado que el apoyo de los socialistas y comunes está garantizado. Las tres fuerzas, que en su día configuraron el llamado Tripartit, cuentan con 74 escaños, 6 por encima de la mayoría, pero ERC no puede permitirse el lujo, a las puertas de unas elecciones municipales, que la defensa de la independencia quede exclusivamente en manos de Junts. ERC y Junts libran una durísima batalla electoral municipio a municipio en Cataluña, donde entre ambos suman 729 de los 946 alcaldes catalanes y aquel de los dos que a los ojos de sus votantes flaqueé en su propósito de lograr la independencia lo pagará perdiendo alcaldías significativas como Girona, Lleida, Vic, Manresa o de infinidad de pequeños municipios.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, interviene en el reciente debate de política general en el ParlamentEFE

Demanadas imprevisibles

Así las cosas, Pedro Sánchez que preveía un plácido proceso de tramitación parlamentaria de los presupuestos, se enfrenta a la imprevisibilidad de las nuevas exigencias de ERC así como a la incomodidad de que se visibilice en exceso el apoyo incondicional del PSC a ERC en el parlamento catalán. El quid pro quo está, de ahora en adelante, más claro que nunca: el PSC apoya a ERC gratis en el Parlamento catalán a cambio de que ERC, tras hacerle sudar sangre, apoye al gobierno de coalición PSOE-Podemos en el Congreso.