Obras en Barcelona que han provocado una rebelión vecinal contra Colau

Obras en Barcelona que han provocado una rebelión vecinal contra ColauEl Debate

Cataluña

Rebelión vecinal contra Colau por las obras de la 'supermanzana', su proyecto estrella

El plan de la alcaldesa pretende recuperar 58.000 metros cuadrados «para los vecinos» y el objetivo es inaugurarlo antes de las elecciones municipales

Los vecinos del centro de Barcelona, especialmente los de la calle Consell de Cent, están en pie de guerra contra la alcaldesa, Ada Colau, por las obras de la llamada 'supermanzana' del Eixample, que afectan además de a Consell de Cent, a las calles Girona, Roquefort y Compte Borrell. Una obra con la que el Ayuntamiento pretende recuperar, asegura, 58.000 metros cuadrados para los ciudadanos, o lo que es lo mismo, expulsar al vehículo privado. Y eso sí, a ser posible poder inaugurarla antes de las elecciones municipales, aunque los plazos están muy justos y cualquier contratiempo puede arruinar los planes de la alcaldesa de Barcelona.

Lo cierto es que estas obras están siendo un auténtico quebradero de cabeza no sólo para los conductores, sino también para los vecinos y comerciantes de la zona. Y es que la calle Consell de Cent ya no se puede cruzar de punta a punta. Sólo bicicletas y transporte público, además de servicios de emergencia pueden circular en línea recta. El resto de vehículos tienen que girar en cada cruce.

Hartos del ruido

Unos vecinos que ven con muchos recelos las obras. «Más le vale a la alcaldesa que al final el resultado valga la pena, ¿eh?» nos dice María, que asegura estar harta del ruido constante de los vehículos y también de la maquinaria de las obras. También ella nos dice que «si llegamos a saber la magnitud de lo que se está haciendo y el tiempo, hubiéramos preferido que se quedara igual». Asiente Susana, otra vecina que explica que «nos llenaron la cabeza de ideas geniales sobre zonas verdes, pero no nos explicaron las consecuencias. Es horroroso». Para Joan es «desesperante» alzar la mirada y ver las obras que se están haciendo. Y añade: «no se ha avanzado nada. Entre las obras y el ruido, la ciudad se está volviendo horrorosa. De verdad, espero que todo valga la pena al final, porque si no, sería para matar a los del Ayuntamiento».

Aspecto de las obras de la "supermanzana" de Barcelona

Aspecto de las obras de la «supermanzana» de BarcelonaEl Debate

Otras personas muestran su preocupación por la posibilidad de que les puedan expulsar de esta zona, porque puedan subir demasiado el precio de los pisos y de los alquileres. «Habrá calles de primera y de segunda. Unas estarán pacificadas y en las otras acabarán pasando todos los coches, y son las que asumirán la circulación y la contaminación, por obra y gracia de la alcaldesa y sus tonterías», se queja Jordi.

Y los comerciantes tampoco lo acaban de ver nada claro. El propietario de una tienda de muebles de Rocafort teme que se convierta la calle en peatonal, y al final, por problemas de acceso, los clientes opten «por irse a Ikea». «Todo puede quedar muy bonito, pero con lo bonito no se come», sentencia. También los propietarios de varios bares de la zona nos aseguran que las «cosas no están yendo demasiado bien. ¿Quién quiere entrar aquí con el ruido constante? De verdad que es desagradable», nos comentan.

Lo cierto es que las obras no sólo generan recelos entre los vecinos de la zona. Recientemente un grupo de personas que forman parte del foro Converses a Catalunya ha hecho público un manifiesto en el que piden la paralización inmediata de todas las obras de la 'supermanzana', además de que se convoque una consulta ciudadana sobre este proyecto. Consideran que Colau busca la «destrucción» del Pla Cerdà que «situó a Barcelona en el mundo del progreso urbanístico». Entre otras cosas, denuncian que «estropeará su esencia: la igualdad entre sus calles». Insisten en la idea de que «crea un tercio de calles privilegiadas, sin tráfico y con simulacros de verde, que progresivamente se gentrificarán y serán pasto de pisos turísticos, mientras descarga toda la contaminación y la circulación sobre los dos tercios de calles restantes».

Tres denuncias

Un proyecto que acumula tres denuncias. La primera fue la de la plataforma Salvem Barcelona. La entidad consideraba que el Ayuntamiento podría haber cometido un delito contra la ordenación del territorio al haberlo aprobado sin la modificación del Plan General Metropolitano. Esto, además de considerar que estas reformas tendrán efectos muy importantes sobre la movilidad, el comercio y también la actividad residencial en el área metropolitana de la ciudad. También creen que es «una actuación arbitraria de la Administración», que tiene una clara intención ideológica, vulnera el interés general y se salta la jerarquía normativa.

Otra denuncia la presentó la Cambra de la Propietat Urbana de Barcelona i Lleida, que pedía al juez que paralizara el inicio de las obras. La entidad alegaba que la administración «busca la ejecución urgente y sumaria» de las obras que contemplan unos acuerdos «aprobados con graves vulneraciones del procedimiento legalmente establecido». Y es que no hay que perder de vista que el objetivo de Colau es inaugurar las obras antes de las elecciones municipales.

La tercera denuncia contra el proyecto la presentó ante la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña Josep Antoni Acebillo, que fue arquitecto jefe del Ayuntamiento. A su juicio, se ha vulnerado la legislación urbanística, y ha pedido también que se paren los trabajos para evitar la comisión de delitos.

Las 'supermanzanas' han recibido críticas, por otro lado, de entidades como el RACC o la patronal Foment del Treball, por las graves consecuencias económicas que puede conllevar. Desde Foment estiman que, al poner más trabas de acceso a la ciudad para los vehículos, se podría perder alrededor del 20 % de la facturación del comercio y de la restauración, o lo que es lo mismo, unos 3.500 millones de euros, especialmente en el centro y en el Eixample. Y esto, a su vez, comportaría la pérdida de unos 25.000 puestos de trabajo, como mínimo.

Es más, hasta el teniente de alcalde Jaume Collboni, del PSC, que gobierna con Colau ha dejado claro que «en el próximo mandato será el momento de echar el freno, de pararse, evaluar los resultados y reflexionar, y después decidir qué nuevas medidas tomar. No será ni la primera ni la última vez que se peatonaliza una calle del Eixample». Ya sea porque se está en período preelectoral, de momento, marca distancias con este proyecto de la alcaldesa de Barcelona.

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