El laberinto catalán
PSOE y ERC buscan encaje legal al tercer referéndum en Cataluña
El acuerdo entre socialistas y republicanos para la convocatoria de un referéndum no es tan fácil, dado que en el actual marco constitucional sería preciso reformar la carta magna
El nombramiento de Conde Pumpido como presidente del Tribunal Constitucional no es suficiente para que el PSOE pueda satisfacer las demandas de su socio, ERC, de convocar un referéndum –siguiendo la ley de claridad canadiense– antes de las próximas elecciones generales.
ERC ha lanzado su propuesta de referéndum para intentar despegar en las encuestas. Los de Junqueras y Aragonès viven con desazón que Junts, a pesar de su salida del Gobierno regional, siga fuerte en las encuestas y que el candidato de Puigdemont, Xavier Trías, vaya por delante del republicano Ernest Maragall en la ciudad de Barcelona.
Su propuesta de referéndum a cambio de apoyo a la reelección de Sánchez es un mensaje al votante independentista, que tiene por objetivo cerrar la boca a aquellos que afirman que ERC ha renunciado a la independencia.
El acuerdo entre PSOE y ERC para la convocatoria de un referéndum no es tan fácil, dado que en el actual marco constitucional sería preciso reformar la carta magna y convocar un plebiscito en toda España para validar dicha propuesta de reforma. En Ferraz y Moncloa saben que un acuerdo de esas características llevaría al PSOE a una ruptura y a una debacle electoral, pero necesitan el apoyo de ERC y Bildu para mantenerse en el poder tras las elecciones de diciembre. Así, están buscando fórmulas que les permitan no conceder un referéndum, pero a la vez satisfacer a sus leales socios independentistas vascos y catalanes.
La fórmula encontrada, en la que socialistas y republicanos vienen trabajando hace meses, es incluir en el pacto de investidura tras las elecciones generales la convocatoria de un referéndum en Cataluña sobre el modelo de autogobierno y la necesidad o no de realizar alguna reforma en el mismo.
El PSC y ERC son optimistas ante esta fórmula. Los datos publicados recientemente por el CEO (el CIS catalán) ponen de manifiesto que la mayoría de la sociedad catalana está a favor de incrementar el autogobierno y, por lo tanto, este referéndum sería un balón de oxígeno para ambos partidos. Las dos fuerzas podrían pedir el voto para la ampliación competencial, lo que justificaría políticamente abrir el melón a cambios en la Constitución.
Beneplácito de Bildu
Este acuerdo, incluido como un punto más en el pacto de investidura, tendría el agrado de Bildu y además se articularía de tal forma que, al ser un referéndum no vinculante, el TC podría avalar la consulta.
El plan del equipo de Junqueras es celebrar dicho referéndum en otoño de 2024 –pocos meses antes de las elecciones autonómicas– y que dicha convocatoria fuera la espoleta que disparara definitivamente a ERC en las encuestas a las puertas de las elecciones catalanas.
Tanto en el PSOE como en ERC son conscientes de que una suma de PP y Vox tras las elecciones de diciembre frustraría este acuerdo. Durante los próximos meses, tras las municipales, republicanos y socialistas compartirán argumentario en Cataluña afirmando que la posible victoria de PP y Vox supondría una vuelta a los disturbios a la comunidad autónoma, y que solo la continuidad del Gobierno de Sánchez garantiza el mantenimiento de la calma que, según ellos, respira Cataluña hoy.
En definitiva, ERC y el PSOE preparan una campaña del voto del miedo en la que se presentarán como antídoto al retorno de los CDR y los Tsunamis Democrátics que incendiaron las calles de Cataluña en 2017 y 2019. Su mensaje electoral cara a diciembre es claro: o referéndum pactado o el caos.