Manifestante independentista durante la Diada de 2022Europa Press

El laberinto catalán

ERC y Junts afrontan la Diada con temor

Los dos grandes partidos independentistas tienen diversos motivos de preocupación. La poca afluencia de público dejará en evidencia su discurso según el cual son representativos del pueblo de Cataluña en su integridad

Las manifestaciones de la Diada alcanzaron su zenit en 2014 cuando según la Guardia Urbana de Barcelona asistieron 1,8 millones de personas, y según la delegación del Gobierno 500.000. En 2017, a pocas semanas de la declaración unilateral de independencia, la afluencia de público había caído hasta un millón según la Policía local y 350.000 según el Gobierno. El año pasado la Guardia Urbana dio la cifra de 150.000 asistentes, la más baja desde 2012, y la organización considera que repetir esa convocatoria este año sería un éxito. Ómnium Cultural –que tras la manifestación organiza un acto y un concierto ante el temor a pinchar este año– ha contratado a los finalistas de Euforia, una especie de Operación Triunfo que tuvo mucho éxito en TV3.

Cuando las Diadas eran masivas la organización, para evitar el caos, asignaba –siguiendo un modelo organizativo propio de Corea del Norte– un lugar para ubicarse. Desde hace dos años ha decidido que cada cual se ponga dónde quiera.

La manifestación convocada por la Asamblea Nacional Catalana ya no es un baño de masas para los dirigentes de ERC y Junts. El año pasado ERC decidió no asistir al considerar que la organización era crítica con su política de diálogo con el PSOE. Este año, en cambio, están de vuelta a la pancarta, aunque no han desvelado si el presidente de la Generalitat asistirá.

La convocatoria, como cada año, arrancará el lunes con puntualidad a las 17:14, para así conmemorar el 11 de septiembre de 1714, fecha en la que las tropas fieles a los Austrias rindieron Barcelona a las tropas de Felipe V, aspirante borbónico al Trono de España. En esta ocasión la ANC ha llamado a sus seguidores, la mayoría llegados a Barcelona en autobuses desde diversos puntos de Cataluña alejados del área metropolitana de Barcelona, a concentrarse paradójicamente en la Plaza de España a la que aspiran a renombrar como «Plaza 1 de octubre», fecha del referéndum ilegal.

Los dos grandes partidos independentistas tienen diversos motivos de preocupación. La poca afluencia de público dejará en evidencia su discurso según el cual son representativos del pueblo de Cataluña en su integridad. ¿Cómo podrá negociar Puigdemont con fuerza si la calle no empuja? ERC y Junts sumados no llegaron ni al 25 % del voto en Cataluña en las elecciones generales; si ahora la manifestación pincha darán oxígeno a Pedro Sánchez.

Pero además de la asistencia, a los republicanos y a los neoconvergentes, que desfilaran juntos pero no revueltos, les preocupa la reacción de los asistentes, los lemas que se coreen, el discurso de la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, y la actitud que los manifestantes mantengan con los líderes de los partidos.

La ANC, convocante de la manifestación, ha dicho que está en contra de la negociación, esa negativa fue lo que alejó a ERC de la ANC. Pero ahora Junts también ha entrado en el juego de la negociación y temen que Puigdemont deje de ser a ojos de sus seguidores el Masud del independentismo para ser también abucheado como le ha sucedido ya en diversas ocasiones a Gabriel Rufián y a Oriol Junqueras.

Antes de la manifestación del día 11 por la tarde, la noche previa el independentismo violento se concentrará como cada año en la plaza Fosal de las Moreras, y realizará su marcha de antorchas, de reminiscencias estéticas musolinianas. Todos los años estas marchas terminan con disturbios, quemas de banderas de España y Francia, y algún contenedor ardiendo.

Una hoguera donde CDR queman Constituciones y banderas de EspañaEuropa Press

La mañana del 11 es el momento del abucheódromo. Los partidos políticos desfilan a los pies del monumento de Rafael de Casanova, defensor autriacista de Barcelona que hoy la falsa historiografía oficial presenta como héroe separatista, pero en realidad rindió Barcelona en nombre de España y dando vivas al Rey. A los pies del militar, el PSC podrá tomar el pulso al nivel de desinflamación de la sociedad catalana que afirman haber conseguido. El PP y Vox no participan del acto dado que los últimos años que acudieron debieron salir protegidos por la policía.