El laberinto catalán
El constitucionalismo catalán, entre el desprecio institucional y el silencio mediático
Los constitucionalistas llegan a la manifestación de hoy con menos de la mitad de músculo que en 2017
En octubre de 2017, el principal partido constitucionalista en el parlamento catalán era C’s con 25 diputados. A estos debía sumarse los 11 del PP. Entre ambas fuerzas políticas atesoraban casi 1,1 millones de votos, el 26,5 %.
Las elecciones de diciembre de 2017, con el artículo 155 de la Constitución vigente, y en un ambiente dramático en el que muchos catalanes hasta ese día neutrales vieron el abismo y por una vez tomaron partido, dieron la victoria a C’s con 36 escaños. Arrimadas y Rivera derrotaron de forma imprevista a Puigdemont y a Junqueras y junto a los cuatro escaños del PP, encaramaron al constitucionalismo hasta su cota más alta en la historia electoral de Cataluña: 1,3 millones de votos, el 30 % y 40 escaños de los 135 con los que cuenta el hemiciclo de la Ciutadella.
Las elecciones de 2021 supusieron un varapalo para el constitucionalismo. Cs ya sin Arrimadas ni Rivera se hundió, el PP siguió cayendo y Vox, que pasó a ser la principal fuerza constitucionalista en el Parlament, no recogió todo lo que cedían naranjas y populares. El voto constitucionalista se dividía en tres formaciones con una caída de 800.000 votos y poco más del 16 % de apoyo.
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Las municipales, si bien han dado al constitucionalismo algunas victorias sobresalientes en Badalona o Castelldefels, no supusieron un gran avance a nivel global. En Barcelona, el popular Daniel Sirera fue decisivo para evitar que la alcaldía cayera en manos del candidato de Puigdemont, pero la suma de concejales constitucionalistas salidas de las urnas de mayo es de seis, dos menos que en el mandato anterior.
Las elecciones al Congreso han supuesto un leve avance para el constitucionalismo catalán en la Carrera de San Jerónimo. En la legislatura 2019-2023 Vox, PP y Cs contaban con seis de los 48 diputados que eligen las 4 provincias catalanas, tras las elecciones del 23-J han pasado a ser ocho, pero la distancia entre PSOE y PP debido al resultado espectacular de la lista encabezada por la ya dimitida Meritxell Batet creció de 10 a 13 diputados. Lérida y Gerona son dos provincias donde el constitucionalismo es extraparlamentario.
Las organizaciones cívicas convocantes de la manifestación de hoy se enfrentan a falta de referentes políticos, a silencio mediático y al desprecio institucional tanto desde la administración pública como del resto de organizaciones sociales en Cataluña.
Los ataques, con impunidad, contra los jóvenes de la organización estudiantil S'ha Acabat, no solo cuentan con silencio cómplice, sino incluso con la simpatía de personas como Oriol Junqueras, que han mostrado su apoyo público a los acosadores y alborotadores contra las mesas informativas de S’ha Acabat en los campus catalanes.
Las próximas elecciones catalanas, en las que tras la concesión del indulto, es previsible que cuenten con el concurso de Puigdemont y Junqueras, este último con el permiso de Aragonés, que no ha conseguido quitarse la vitola de presidente interino, se celebrarán en cualquier momento durante el año 2024 y a las mismas no se sabe aún a ciencia cierta si concurrirá Cs, que ya solo cuenta con presencia institucional en el Parlamento catalán, el PP no tiene candidato confirmado y el líder de catalán de Vox reparte su tiempo entre la secretaria general nacional y su liderazgo autonómico.
La muchedumbre que acudirá hoy a la manifestación lo hará con la menor representatividad institucional de los últimos años y con dudas sobre su futuro. El PSC los ha dejado tirados y sus partidos de referencia no dan con la tecla.