Cataluña
Sirera (PP): «Deseo que la legislatura dure muy poco, porque si no, va a dar miedo vivir en este país»
El líder del PP en Barcelona no cree que la amnistía le pase factura al PSC porque ve en la sociedad catalana muchas ganas de «pasar página» y a «cualquier precio»
Daniel Sirera es el presidente del grupo municipal del PP en Barcelona. Era el jefe de gabinete del ahora presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, cuando recibió una llamada del líder de los populares para que encabezara la lista del partido por Barcelona. Las encuestas no le daban representación, aunque consiguió cuatro concejales, que permitieron que el socialista Jaume Collboni se hiciera con la alcaldía de Barcelona. Sirera dejó claro que apostaba por el «menos malo», porque no quería ni un Gobierno con Colau, ni con un alcalde independentista. Todo apunta a que ahora va a ocurrir o una cosa, o la otra. Y sobre la amnistía, nunca hubiera imaginado que el PSOE hubiera llegado tan lejos, hasta el punto de perder «toda su dignidad».
–Este domingo la atención está en la manifestación convocada por el PP en protesta contra la amnistía. Una ley que se va adaptando en función de las exigencias de los separatistas. Se decía desde el PSOE que el terrorismo era una línea roja, pero ha acabado aceptando una distinción entre terrorismo que viola los derechos humanos y el que no. ¿Se imaginaba que se llegaría a este extremo?
–El PSOE no puede llegar más bajo en sus políticas de entrega, no solo a los separatistas, sino también de su dignidad. Conozco a muchos votantes del PSOE que están muy preocupados con la deriva del partido. Pero claro, que al final llegue a decir alguien del gobierno de España que hay un terrorismo que cuida los derechos humanos y otro que no, me parece... no sé cómo definirlo. Si eso me lo cuentan hace unos años, antes de conocer a Sánchez, hubiera pensado que era una locura.
No sé cómo deben estar viéndonos desde la UE y el resto del mundo. La imagen que proyectamos es nefasta y el papel lo aguanta todo, pero se han cruzado líneas rojas que en este país no las había visto cruzar jamás. Eso es impropio de un país democrático, que para ganar siete votos y seguir en el sillón de presidente, se llega a decir que hay un terrorismo que no es malo y que hay que protegerlo.
–¿Se puede mantener mucho tiempo más esta situación? Porque cada votación es una agonía y los separatistas piden más y más...
–Espero y deseo que esta legislatura dure muy poquito, porque si dura mucho, a este país no lo va a conocer ni la madre que lo parió, pero es que va a dar miedo vivir en él. No va a haber democracia, libertad. Los violentos, los terroristas, los que incumplen las leyes están teniendo más derechos que los que cumplimos las leyes y los que nos comportamos de acuerdo a unas normas mínimas de convivencia. Es una situación política, social y económica en que aquellos que cumplen son malas personas, y los que cometen actos en contra del Estado, de la policía, los que golpean la cabeza de policías, no. Yo he estado recuperando vídeos del procés en que se ven cómo los manifestantes atacan a Mossos, los golpean en el suelo y les dan patadas. ¿Y ahora tenemos que tragarnos que aquellos que dan las patadas son buena gente, y los policías que las recibían eran los culpables? ¿En qué mundo estamos viviendo?
–A los CDR les pillaron con explosivos. Es más, a uno de ellos, haciendo pruebas se le quemó la cocina de su casa...
–Sí. Pero qué vamos a decir ¿que ese es un terrorismo que respeta los derechos humanos? Es que atacar y colapsar una infraestructura básica como es el aeropuerto de Barcelona, cortar las carreteras, impedir que una ambulancia llegue para socorrer a una persona que ha tenido un infarto, ¿eso es terrorismo que respeta los derechos humanos? Me parece un despropósito.
–¿Y esto le puede pasar factura al PSOE o al PSC en Cataluña?
–La sociedad catalana lo ha pasado muy mal durante los últimos años. El tema del procés ha sido letal para los catalanes. Y veo a una parte de la sociedad catalana con muchas ganas de pasar página. Y de pasar página al precio que sea. Y mucha gente dispuesta a tragar con la amnistía si eso significa que los separatistas no van a volver a hacerlo. Pero se equivocan. Porque los separatistas, si tienen algo, es que no mienten. Ellos han dicho que quieren la amnistía, que quieren el referéndum y que volverán a hacerlo. Volveremos a vivir lo del 2017 y los años posteriores. Lo único que deseo es que al otro lado no esté un Gobierno de Sánchez, sino uno del PP que esté dispuesto a hacer cumplir la ley, dispuesto a que se respete la Constitución y a preservar la convivencia.
–Eso ha sido en clave nacional. En el ámbito municipal, se está pendiente de esas conversaciones de Jaume Collboni con comunes, ERC y Junts para un Gobierno de coalición. Usted aseguró que si apoyaba a Collboni era precisamente porque no quería que los comunes estuvieran en el Gobierno municipal, ni los separatistas. Pero todo apunta a que una u otra cosa se va a producir...
–El alcalde no quiere o no le gusta gobernar en solitario. No sé cómo acabarán las conversaciones, pero Barcelona ha sufrido ocho años de Gobierno de Colau y Collboni que han sido tremendamente perjudiciales para la ciudad; y también el procés independentista alentado por Junts. E incorporar al Gobierno a Colau o Junts es volver a desestabilizar a la ciudad. Le hemos pedido a Collboni que gobierne en solitario, a través del trabajo y el diálogo con todos los grupos políticos. Parece ser que es mucho trabajo para diez concejales y necesita aliados. Creo que es un error.
Los barceloneses hablaron claro, no querían que nadie tuviera la mayoría absoluta. Y lo que debería hacer es tratar de gobernar con todos y para todos. Para conseguir que Barcelona siga creciendo, y no lo que hemos vivido en los últimos años. Aunque en esto seis meses de mandato, parece ser que Collboni con un mejor talante, con una mejor sonrisa, pero está haciendo las mismas políticas que Ada Colau.
–¿Y no da la sensación de que juega a dos bandas, y que está pendiente de lo que pueda interesar a Ferraz?
–Yo creo que al final Collboni hará lo que le diga Sánchez. Es cierto que lo que pretende es hacer lo mismo que Trias, es decir, llegar a un acuerdo de gobierno con ERC, que tiene cinco concejales. Con eso no consiguen la mayoría, pero creo que Collboni lo que intenta es buscarse un socio que le permita pactar, o bien con Colau, o bien con Trias, en función de las necesidades. Pero lo que vemos es un proceso por el que el alcalde pretende ganar tiempo.
Ya puso la ciudad de Barcelona en suspenso hasta que se celebraron las elecciones generales y ahora está haciendo lo mismo hasta que lleguen las autonómicas. Y lo que vamos a ver es una parálisis. Y en función de los resultados de las elecciones catalanas, si el señor Salvador Illa necesita a Junts para gobernar, Collboni se acercará a Junts; y si Illa necesita el apoyo de los comunes, veremos a Collboni acercándose a los comunes. Pero, por desgracia, Barcelona, con los socialistas, se pone al servicio de Sánchez, o en este caso, al servicio de los intereses del PSC en la Generalitat.
«A mí se me engaña una vez y no más»
–¿No se siente traicionado? Dio sus votos al PSC...
–Siempre he dicho que no apoyaba al mejor alcalde, sino al menos malo. Tenía claro, y así lo dije durante mi campaña electoral desde el primer día, que yo no haría alcaldesa a Colau, a diferencia de Valls; ni dejaría a la ciudad de Barcelona en manos de Puigdemont y de Junqueras. Y elegí el mal menor, siendo consciente de que Collboni no era el alcalde que la ciudad necesitaba. Es cierto que durante la campaña hizo promesas electorales que se parecían mucho a las del PP. Es verdad también que, justo después, aquellas promesas electorales quedaron en eso, en promesas.
Y ha seguido haciendo la misma política que hizo de la mano de Ada Colau. Collboni me puede engañar y puede, al final, llegar a un acuerdo con los de Colau. Pero también se lo he dicho y él lo tiene muy claro: a mí se me engaña una vez, y no más. Por lo tanto, la vida política es muy larga, puede haber algún momento en que necesite los votos del Partido Popular, ahora o de aquí a tres años, pero solo se me engaña una vez.
–Un tema recurrente es la inseguridad, que es la principal preocupación de los barceloneses. Tampoco ayuda ver imágenes como la de los 70 grafiteros que se colaron en el metro y provocaron destrozos...
–En Barcelona durante ocho años se ha tolerado este tipo de actuaciones y se han tomado como gamberradas y falta de civismo. Y no. Son delitos y faltas que se deben perseguir y juzgar. De esos 70 grafiteros que entraron en el metro, uno fue identificado y puesto en libertad.
De 70, ¿solo se identificó a uno teniendo en cuenta que hay cámaras de seguridad y que pueden ser perfectamente perseguidos? Pedimos hace unas semanas un plan de Seguridad específico en el metro, con más vigilancia. Y el Gobierno socialista decidió que no era necesario. Pero los vigilantes de seguridad lo están pasando muy mal. Son pocos, reciben muchas agresiones y están en una situación límite.
La capital más insegura
–Hemos hablado del subsuelo. Pero la imagen de las calles de Barcelona, especialmente en determinados barrios, es que son inseguros...
–También lo que vemos es que Collboni no hace todo lo que tiene que hacer en materia de seguridad, ni exige a la plaza Sant Jaume que nos dé los tres mil Mossos que necesita la ciudad. Ni habla con su partido en Madrid, para modificar el Código Penal y que los reincidentes no estén en la calle para volver a robar. Parece ser que el Partido Socialista no está dispuesto a hacer esa reforma, porque cuando el PP presentó una propuesta en ese sentido, el PSOE, ERC o Podemos votaron en contra.
–Y encima hay mal rollo entre los Mossos y la Guardia Urbana...
–Resulta tremendo que, con esta situación, en la que Barcelona es la capital de España más insegura, los Mossos y la Guardia Urbana se permitan el lujo de tener discrepancias o celos, o problemas organizativos que deberían estar resueltos. Y el problema no es otro que Collboni. Él preside la Junta de Seguridad de Barcelona y él debe ser el que ataje esos problemas. No sé si es que quiere ser el alcalde de noche, pero lo cierto es que no está cumpliendo con su labor como alcalde.
–Ya que habla de alcalde de noche. ¿Qué le parece esta figura?
–Es de risa. Lo próximo, qué será, ¿un alcalde de fin de semana? El señor Collboni lleva seis meses de alcalde, y tiene que serlo 24 horas, 365 días al año. Y la ocurrencia de querer nombrar un alcalde de noche, no sé si es lo que Barcelona necesita. La ciudad, en realidad, necesita un alcalde que lo sea y lo quiera ser. Y la pregunta que me hago es si el señor Collboni pretende ser un alcalde de día, de noche, o quiere seguir haciendo de turista por la Ciudad.
–Luego está el problema de la sequía, aunque va más allá de Barcelona. El Govern se resiste a decretar la situación de emergencia. Pero si se ha llegado hasta esta situación, en parte es debido a la falta de previsión...
–Es una demostración de que tenemos un Gobierno, en Cataluña, que no tiene como prioridad solucionar los problemas de la gente, sino los problemas judiciales de sus políticos. Están más preocupados por la amnistía, que por la sequía. Se tumbó el Plan Hidrológico Nacional porque se consideraba que no era apropiado traer agua del Ebro. Y ahora parece que quieren hacer un mini trasvase para traer agua del Ebro. Lo que antes era malo, parece que ahora es bueno. Y hay una solución para que Barcelona y área metropolitana tengan agua suficiente para lo que queda de siglo, que es reutilizar el agua del río Besòs. AGBAR ha puesto encima de la mesa el proyecto y se podría hacer en un breve periodo de tiempo, y con fondos europeos. Pero el Gobierno no ha hecho nada porque tiene otras prioridades. Y al final, por falta de previsión del Govern, los ciudadanos serán los perjudicados.
–¿Y qué se puede hacer por la cuarentena de interinos despedidos por el Ayuntamiento por no acreditar un nivel alto de catalán?
–Por desgracia, hay un decreto de la Generalitat que obliga a las administraciones a exigir un nivel de catalán. Y por eso, cuando uno se presenta a las oposiciones, sabe que ese decreto obliga a tener ese nivel. No somos partidarios de la obligación, sino de que el catalán se considere como un mérito y no un requisito. Nosotros hemos pedido al alcalde que paralice esos despidos. No sé si lo vamos a conseguir, porque la ley que viene de la Generalitat obliga a todos los ayuntamientos.
Lo que tenemos que hacer es modificar ese decreto para que la lengua no sea un requisito imprescindible. Me niego a pensar que vivo en una autonomía en la que se prioriza el conocimiento de la lengua local por encima del mérito. Y si queremos que venga el talento del resto del mundo, la lengua no puede ser un impedimento para que esta gente venga a Cataluña.