Oriol Junqueras y Carles PuigdemontGTRES/ Edición: El Debate

El laberinto catalán

Puigdemont crea una red diplomática paralela a la de la Generalitat de Cataluña

El enemigo para la política exterior del Gobierno de la Generalitat de Cataluña ha surgido desde las mismas filas del separatismo

En abril de 2021 el Consell de la República, órgano con sede en Waterloo, con un pseudoparlamento –ahora suspendido– y con un gobierno nombrado por Puigdemont, anunció la creación de una red diplomática. El fin del nuevo cuerpo consular de Puigdemont, según afirmó en un comunicado el Consell, no es otro que «el reconocimiento internacional de la nación catalana y su derecho a la autodeterminación». Así pues, las funciones de la red diplomática de Puigdemont son las mismas que las de las «embajadas» que la Generalitat ha abierto por los cinco continentes. Las 21 «embajadas» de la Generalitat tienen un coste anual de 15 millones de euros y cada uno de los «embajadores» cobra un salario equivalente al del presidente del Gobierno español; que gana más de 90.000 euros anuales.

Desde la Generalitat, encabezada por el republicano Pere Aragonés, siempre se pensó que sus «embajadas» tendrían que competir con las verdaderas embajadas de España, pero no ha sido así. El enemigo para la política exterior del Gobierno de la Generalitat de Cataluña ha surgido desde las mismas filas del separatismo, y esta semana el Consell de la República anunció el nombramiento de dos nuevos «embajadores» –en Italia y Suiza– y la substitución de su representante en Luxemburgo. Con estos nombramientos la red diplomática de Puigdemont alcanza los 14 países (Irlanda, Reino Unido, Alemania, Luxemburgo, Estados Unidos, Costa Rica, Israel, Nueva Zelanda, Chile, Sudáfrica, México, Andorra, Italia y Suiza), y todos los continentes. A pesar de que el Parlamento Europeo está investigando las relaciones entre Puigdemont y Moscú, el Consell de la República no cuenta con oficina en la capital rusa; a diferencia del Gobierno catalán, que sí dispone de una oficina turística y otra de relaciones empresariales.

Los perfiles de los embajadores son diversos y su actividad opaca. Así, por ejemplo, Guillem Liarte –nuevo «embajador» en Luxemburgo– es muy activo en redes sociales desde donde no critica a España, sino a la Generalitat de Cataluña y a la TV pública catalana. Más que ejercer de representante puigdemoniaco en Luxemburgo es un activista radical en contra de ERC.

Diplomático de Puigdemont, al alcance de cualquiera

La red diplomática de Puigdemont no requiere realizar ninguna oposición ni tan siquiera tener un grado universitario. La página web del falso gobierno en el exilio de Puigdemont permite presentar candidaturas a ser «embajador» en cualquier lugar del mundo. No exige, en apariencia, ningún requisito previo; y tampoco se sabe si por ejercer el cargo se paga algo o se percibe una remuneración.

A diferencia de la red de delegaciones de la Generalitat, en el caso de Puigdemont las oficinas no tienen dirección ni teléfono, y las personas que estén interesadas en contactar –por algún motivo difícil de imaginar dado que no se especifica cuáles son sus funciones– con esas embajadas fake, solo se pueden dirigir a los «embajadores» nombrados por Puigdemont mediante una cuenta de correo electrónico.

Un organismo en crisis

El Consell de la República no vive sus mejores momentos. En verano de 2023 Puigdemont consultó a sus miembros sobre la conveniencia de pactar con Pedro Sánchez o no; y ante la negativa de estos disolvió el falso parlamento y convocó elecciones presidenciales que culminan el próximo 14 de febrero.

En los últimos meses la participación de sus miembros ha caído en picado. Aunque afirman ser más de 103.000 militantes en la votación sobre si pactar con Sánchez o no solo participaron 4.000 personas, un 4 % del censo.

El prófugo Carles Puigdemont durante un acto del Consell de la República en Perpiñán (Francia)Europa Press

Llach abandona a Puigdemont

El último mazazo a Puigdemont no ha venido de ningún tribunal sino por la salida del Consell de Lluís Llach. El cantautor autor de L’estaca convertido en activista radical era uno de los aliados más fieles de Puigdemont y llegó a ser diputado en el Parlamento catalán. Ahora ha anunciado su salida del artefacto dirigido por Puigdemont por discrepar de la política de pactos de este con Pedro Sánchez.