El ganador de las elecciones catalanas, Salvador Illa.

El ganador de las elecciones catalanas, Salvador Illa.Europa Press

Illa depende de ERC para gobernar frente a un Puigdemont que buscará ser presidente

El ganador de las elecciones se enfrenta a un puzle de difícil resolución, amenazado por el ex presidente fugado, que pretende un gobierno «de obediencia catalana»

La noche electoral en Cataluña ha dejado, como preveían los sondeos, un puzle político de difícil resolución. Con el 97% del voto escrutado –y a falta del recuento del voto exterior–, Salvador Illa se dibuja como el claro vencedor, con 42 escaños, pero no lo va a tener sencillo para armar una mayoría que le permita ser investido como presidente de la Generalitat.

Tras una noche de infarto, en la que el último escaño socialista bailó constantemente, armando y desarmando mayorías, se abre como posibilidad factible la opción preferida del candidato socialista: un tripartito de izquierdas con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y los Comunes, que han obtenido –respectivamente– 20 y 6 escaños en el Parlamento, lo que sumaría los 68 diputados necesarios para la mayoría absoluta en primera votación.

Mientras que los Comunes ya se han mostrado en campaña abiertos al pacto con el PSC, en ERC no lo ven tan claro. «Asumiremos la voluntad de la ciudadanía y continuaremos con nuestro proyecto político desde la oposición», ha dicho el candidato republicano, Pere Aragonès, en la valoración de los resultados, cerrando la posibilidad de entrar en un gobierno liderado por Illa, aunque no a la opción de apoyar la investidura desde fuera. Tampoco descarta una posible repetición electoral.

Un gobierno «de obediencia catalana»

ERC tiene, no obstante, otra opción: apoyar a Carles Puigdemont, que en su primer pronunciamiento público tras conocerse los resultados llamó a la unidad independentista y lanzó un órdago misterioso, asegurando que –a su juicio– hay margen para un gobierno «de obediencia catalana», sin concretar cómo piensa hacerlo.

De hecho, una de las combinaciones que se vinieron barajando durante la campaña era una coalición independentista que sumase 68 o más escaños, pero el desplome de ERC y de la CUP –los primeros han perdido 13 diputados y los segundos, 5– imposibilita esta suma.

Con todo, teniendo en cuenta la fuerza que Puigdemont tiene en Madrid, donde es el sostén del Ejecutivo de Pedro Sánchez, al que ya ha amenazado con dejar caer en más de una ocasión durante la campaña. En este sentido, no cabe descartar una opción aritméticamente factible: la suma de PSC y Junts –la sociovergencia, como ironizaban algunos comentaristas–, que haría factible una investidura.

Pacto constitucionalista

Poniendo el pactómetro a jugar, aparece una tercera opción que, aunque no es factible, ya que Illa se ha negado rotundamente a ello durante la campaña, sería factible, numéricamente. Se trataría de una suma PSC+PP+Vox, una suerte de pacto constitucionalista que alcanzaría los 68 escaños necesarios para la mayoría

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