Leyendas de Cataluña
La leyenda de Melinda, la niña de la curva de Jafra
Dicen que su alma nunca ha descansado tranquila y que se aparece en la carretera entre Sitges y Castelldefels
Jafra, en catalán Jafre, es un pueblo fantasma en el que, según la leyenda, cerca del cementerio, murió una niña que por ahí corría. Dicen que su alma nunca ha descansado tranquila y que, a veces, su imagen cruza la plaza del pueblo. También se escuchan lamentos al atardecer y de una casa emanan ruidos, golpes y pasos. Dicen que esa niña, llamada Melinda, se aparece en unas curvas de la carretera que une las poblaciones de Sitges y Castelldefels, carretera C-31 también conocida como las costas del Garraf.
La población de Jafra se encuentra en el macizo del Garraf, dentro del Parque Nacional, entre Castelldefels y Sitges, en la provincia de Barcelona. Pertenece al término municipal de Olivella. Se explica que una familia de origen austríaco, con mucho dinero, se instalaron en una masía cercana a pueblo.
Esta se llamaba El Maset de Dalt y de Baix, hoy en ruinas. El matrimonio buscaba el aislamiento porque, al parecer, sus hijos sufrían una enfermedad en la piel. Por eso no los dejaba salir, ni permitía que nadie los visitara. Para facilitar la vida de sus hijos en aquel solitario lugar, mandó construir un jardín al arquitecto Jean-Claude Nicolas Forestier (1861-1930). Este se convirtió en un enorme laberinto de árboles y arbustos.
Tiempo después la madre dio a luz a su cuarto hijo. Una niña llamada Melinda. La madre murió como consecuencia del parto. A partir de ese momento una serie de fenómenos extraños se sucedieron. Los hijos empezaron a morir, posiblemente por la enfermedad de la piel que sufrían, aunque no se sabe el motivo.
El padre se comportaba de una manera extraña. Tenía miedo de que su única hija también muriera. Parece ser que enloqueció. Cierto día la niña corría por el jardín perseguida por su padre. De repente cayó al interior de un pozo, desapareciendo para siempre. Del padre no se supo nada más y esta trágica historia podría haber acabado aquí, pero no fue así.
Las leyendas
A partir de ese momento el imaginario popular creó una serie de leyendas vinculadas a Melinda. La primera dice que se aparece por los bosques del macizo del Garraf a aquellos caminantes extraviados o que pasan cerca de la masía que habitaba, y les señalaba el camino, para ayudarlos a escapar de las garras de su malvado padre.
Otra cuenta, como hemos dicho, que se aparece en alguna curva de las costas del Garraf. Muchos dicen haberla visto y más que todo eso forma parte de las leyendas urbanas. Sin embargo, en Jafra se han celebrado misas negras y psicofonías. En estas se ha recopilado la voz de ese niña llamada Melinda.
También se cuenta que desde ahí se han avistado OVNIS. Hay dos puntos en el pueblo que tienen un atractivo especial. La iglesia que estaba dedicada a Santa María y una casa grande noble que perteneció al barón de Jafra.
Historia de Jafra
El pueblo de Jafra esta referenciado desde el año 1139. En el 1143 Ramon Guillem legó el pueblo de Jafra a su hijo Pere y en el 1332 ya se hace alguna denominación al Castillo de Jafra, pasando el pueblo y la iglesia a depender del monasterio de Sant Cugat.
En un listado del siglo XIV solamente aparece una vivienda ocupada y en 1413 se postula la poca utilidad de la iglesia de Santa María por el estado de abandono del poblado. El 21 de Agosto de 1432 se establece una unión perpetua de la iglesia de Jafra con la de San Félix de Olivella.
En el 1683 el barón decide dar un nuevo impulso al pueblo y nombró como alcalde a Francesc Mercer. Asimismo restauró la iglesia. En 1819 se quedó sin alcalde y se incorporó al pueblo de Olivella.
La economía tradicional de Jafra se basaba en leña y algún ganado, aunque también se intensifica el cultivo de viñas hacia el siglo XVII. Aunque en 1820 gozaba todavía de 83 habitantes, renovándose la iglesia, la filoxera mermó los cultivos de viña. Con lo cual hubo un abandono progresivo de los terrenos. En el año 1960 el pueblo solo tenía 19 habitantes. Se sabe que los últimos habitantes se marcharon en 1964.
La iglesia de Santa María de Jafra es de una sola nave rectangular, sin ábside diferenciado, orientada este-oeste y de 18 metros de longitud y 8 metros de ancho. La fachada principal, orientada a poniente, cuenta con un único acceso, formado por una puerta con dintel plano hecho de sillares de roca caliza.
En 1997 el pueblo fue adquirido por la Diputación de Barcelona, iniciando trabajos de mejora. Esto es, construcción de un aparcamiento y limpieza del entorno. Se protegió el acceso a la iglesia, y a las casas deshabitadas.