Brian Raimundo, el acusado de intento de asesinato y violación a una adolescente en Igualada, durante el juicio, en junio de 2024

Brian Raimundo, el acusado de intento de asesinato y violación a una adolescente en Igualada, durante el juicio, en junio de 2024

Tribunales

Las claves del intenso juicio al violador de Igualada que ha tenido a toda España en vilo

  • La geolocalización del móvil, búsquedas de internet, capturas de pantalla y ADN de la víctima en una chaqueta son pruebas que apuntan al acusado

  • Los forenses hablaron de heridas que se ven «en una sala de autopsias, no en una consulta»

  • Un analista de conducta de los Mossos aseguró que nunca había visto una agresión tan brutal

  • El acusado negó los hechos y no se reconoció en las imágenes de las cámaras de seguridad

Esta semana se ha celebrado en la Audiencia de Barcelona el juicio contra Brian Raimundo Céspedes, acusado de violar de forma brutal a una menor de 16 años en Igualada. Unos hechos que ocurrieron la madrugada del 1 de noviembre de 2021. Y «brutal» es un adjetivo que han usado varios testigos durante su declaración ante el tribunal. Lo han hecho agentes de los Mossos, médicos forenses y también psicólogos.

También se ha escuchado que el acusado no sentía «empatía», y, lo cierto, es que una de las cuestiones que ha llamado la atención esta semana es que Céspedes ha permanecido impasible durante toda la vista. «Parecía una estatua», ha asegurado una de las personas presentes en el juicio. El acusado, de origen boliviano, tenía antecedentes por delitos sexuales.

Los camioneros que auxiliaron a la víctima

La vista arrancaba el lunes. Ese día se escuchó la grabación de la declaración que hizo la chica durante la fase de instrucción. El tribunal aceptó la víctima no volviera a testificar para «evitar un mayor perjuicio» y por «el agravamiento psicológico» que pueda derivarse de su comparecencia presencial, a pesar de las medidas de protección que se habían acordado. Consideraba el tribunal que su testimonio «poco o nada puede añadir a lo que sucedió», teniendo en cuenta el «estado de inconsciencia en el que se encontraba y del escaso recuerdo de los hechos».

Y es que la víctima estuvo ingresada en la UCI del Hospital Sant Joan De Déu casi dos meses. Presentaba un traumatismo craneoencefálico y lesiones internas. Ha tenido que ser operada varias veces desde entonces y también ha perdido el 90 % de la audición de un oído.

En esa primera jornada impactó la declaración del camionero que, por casualidad, se encontró a la menor en un callejón oscuro y solitario del polígono industrial Les Comes de Igualada. La suerte quiso que ese día 1 de noviembre, festivo, este trabajador y otro camionero trabajaran. Al final, la acción de estas dos personas fue clave para que la víctima pudiera salvar la vida

El camionero explicó que vio a la chica sobre las 7 de la mañana, cuando estaba haciendo una maniobra para entrar el camión en la calle. Al principio no podía distinguir que se trataba de una chica, pero al acercarse, vio que estaba cubierta de sangre, sobre todo en las orejas, y tenía la camisa arrancada. Se quitó la chaqueta para taparla porque tenía frío. Y fue cuando avisó a otro camionero para que le ayudara.

Este segundo conductor ha explicado que «estaba medio muerta, medio desnuda, tenía frío y todo estaba lleno de sangre, en el suelo, en el cuerpo, en la boca, la nariz, las orejas, por abajo, en la zona del culo».

La investigación

En la segunda y tercera sesión del juicio declararon agentes de los Mossos de Esquadra que participaron en la investigación. Dejaron claro que, el acusado, con «certeza», era el autor de la brutal agresión sexual. Y dieron detalles sobre una investigación que fue ardua y compleja, y que llevó a la detención de Brian Raimundo Céspedes cinco meses después.

Llegaron a analizar 155 cámaras de seguridad. En una de las grabaciones pudieran ver a una persona, que caminaba detrás de la hecha, la seguía, y que «en un momento dado sale corriendo hacia ella», hacia un callejón. Al cabo de unos 23 minutos, las cámaras vuelven a captar a la persona con una imagen más nítida y con prendas de ropa de la víctima en la mano. A raíz de estas imágenes, los agentes investigaron el círculo más cercano de la víctima, y realizaron un dispositivo policial en la ciudad para tratar de identificar a la persona que correspondía con la descripción del agresor.

Pero también la suerte volvió a hacer acto de presencia. Y es que revisando las denuncias de esa noche, encontraron una en la que una persona había denunciado que 11 personas habían golpeado su vehículo y, gracias a que un testigo grabó los hechos con su teléfono móvil, uno de los agentes pudo revisar ese vídeo. En esas imágenes se vio que uno de esos individuos iba vestido igual «que la persona que buscábamos», explicó el agente.

A partir de ahí se empezó a tirar del hilo y se comprobó que la geolocalización del teléfono de esa persona estuvo «enganchada al repetidor de la víctima». Y fue así como llegaron al domicilio del acusado, donde encontraron pruebas que «correspondían totalmente» al día de los hechos, además de que hallaron ADN de la víctima en una chaqueta del acusado.

Pero los agentes, según relataron ante el tribunal, iban recopilando más pruebas. El acusado buscó tres días después de los hechos, en Internet, las palabras «chica violada», y el mismo día consultó dos noticias sobre la investigación. Y en su teléfono móvil se encontraron dos capturas de pantalla «muy relevantes», porque sitúan a Brian Raimundo Céspedes en la misma zona y hora en que tuvo lugar la violación. Según los Mossos, estas fotos se hicieron «de forma involuntaria». Una de las fotos lo sitúa a las 6.40 a «120 metros del lugar donde se encontró la víctima».

Espeluznante relato de un analista de conducta y los forenses

La jornada más impactante fue la del jueves. Ese día declararon, entre otros, un analista de conducta de los Mossos, médicos forenses que atendieron a la menor y dos psicólogas forenses. La declaración de estos testigos fue muy dura y mostró claramente la brutalidad de la agresión.

El analista de los Mossos aseguró que el agresor no buscaba una satisfacción sexual, sino «hacer el máximo daño posible a la víctima». Un agente de la Unidad Central de Agresiones Sexuales, que se ha encontrado situaciones de todo tipo, pero nunca antes había visto una agresión sexual de esas características, con lesiones «muy graves» en la zona del cráneo y anal. Este Mosso hizo un relato espeluznante de cómo se llevó a cabo esa agresión. Y también destacó la falta de «empatía y de arrepentimiento» del presunto agresor, como lo demuestra el hecho de que dejara a la víctima abandonada, en una calle oscura; y en el estado en el que lo hizo, herida de gravedad y semidesnuda, «sin ropa ni protección» con el objetivo de «ampliar el sufrimiento de la víctima».

El relato de los médicos forenses también fue espeluznante: las lesiones que presentaba la chica se ven más «en una sala de autopsias que en una consulta», aseguró uno de ellos. Y tal era el calibre de las heridas que, en un porcentaje elevado, ocasionan la muerte inmediata o a las pocas horas, si es que no se recibe asistencia médica inmediata. Por este motivo consideran que es «un milagro» que la chica continúe con vida. Y ese milagro, aseguran, lo hizo el camionero que la encontró, porque la tapó de inmediato.

Y las dos psicólogas forenses explicaron las secuelas que presenta la chica, como síndromes de estrés postraumático, algunos de ellos «derivados de la afectación física», ya que tuvo muchas secuelas que le provocaron alteraciones del estado anímico.

«Tiene sintomatología ansiosa y depresiva que condiciona su día a día. Tiene pensamientos suicidas y demás, sueños y recuerdos que condicionan el día a día», explicaron. De hecho, dejaron claro que tiene afectaciones en todas las áreas de su vida.

El acusado

Mientras tanto, el acusado seguía impasible y con actitud fría y distante, como también fue su declaración. Una declaración breve en la que solo respondió a las preguntas de su abogado para asegurar que no se reconocía en ninguna de las imágenes captadas por las cámaras de vigilancia; para explicar que la chaqueta que llevaba el día de los hechos y en la que se encontró ADN de la víctima no era suya y que se la encontró en la calle, pero la cogió porque tenía frío. También reató que consumía marihuana y hachís de forma habitual, y que ese día también bebió mucho. Por cierto, el acusado destacó que no tenía ningún vínculo con su país de origen, Bolivia, y que, en caso de ser condenado, preferiría cumplir la condena en España.

Para Brian Raimundo Céspedes, la fiscalía pide 45 años de prisión, por agresión sexual e intento de homicidio y una responsabilidad civil de más de 155.000 euros. Todas las acusaciones destacaron en su informe final la brutalidad del ataque, la voluntad de matar a la víctima y el enseñamiento con que actuó el agresor. Eso y que la chica está viva de «milagro», porque el agresor lo que pretendía era acabar con su vida, teniendo en cuenta la reiteración de los golpes y las zonas en los que los recibió.

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