El Mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluis Trapero, acompañado por el comisario jefe del cuerpo, Eduard SallentEFE

Cataluña

La tercera oportunidad del mayor Trapero, el «icono pop» nacionalista caído en desgracia y restituido por Illa

El futuro director general de los Mossos arrastra una trayectoria en la que ha sido tanto héroe como villano para los independentistas

Tras la visita de Salvador Illa y la consellera de Interior Nuria Parlon al complejo central de los Mossos d’Esquadra, es cuestión de días que se materialicen los anunciados cambios en la cúpula. Cambios ya anunciados por el actual presidente de la Generalitat durante la campaña electoral, cuando dijo al final del debate en TV3 que «si soy presidente de la Generalitat, el director general de la Policía será el mayor Josep Lluís Trapero».

El descrédito al que se enfrenta actualmente el cuerpo de Mossos d’Esquadra después de que el expresidente Carles Puigdemont se esfumase en sus narices ante un millar y medio de personas hace que la renovación en la dirección de los Mossos cobre prioridad. La destacada presencia de Trapero en la visita de Illa –en un cierto segundo plano, discreto, pero imposible de obviar– lo deja patente.

Cuando se haga oficial la sustitución del actual director general de los Mossos, Pere Ferrer, Trapero habrá completado su restitución, después de haber pasado los últimos años languideciendo en un despacho y apartado de cualquier órgano de decisión. Un ostracismo complicado para el que llegó a ser una figura destacada del imaginario nacionalista, con caganer propio: primero héroe, después villano y ahora recuperado por Illa para meter en cintura a la policía.

Trapero y el 1-O

El nombre de Josep Lluís Trapero es inseparable de una fecha: el uno de octubre de 2017, el día del referéndum ilegal de independencia que culminó el procés y abrió la etapa del 155. El mayor Trapero era aquel día comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, y llegaba a la cita encumbrado como un héroe por el nacionalismo catalán, que lo veían como «uno de los nuestros».

Muestra de ello es el vídeo filtrado en 2016 en el que se le aparecía tocando la guitarra en casa de la periodista puigdemontista Pilar Rahola, cantando canciones de Serrat y los Beatles junto a Carles Puigdemont y Joan Laporta.

La reputación de Trapero creció enteros hace exactamente siete años, por su gestión de los sangrientos atentados islamistas del 17 de agosto de 2017, pocas semanas antes del referéndum.

También fue entonces cuando se hizo viral la frase que pronunció en una rueda de prensa tras los atentados en la que un periodista se marchó, exasperado porque Trapero emplease el catalán: «Bueno, pues molt bé, pues adiós». Una frase a caballo entre dos idiomas que se imprimió en camisetas, convirtiendo al mosso en un icono pop del nacionalismo.

De ahí llegamos al 1-O. La actuación de los Mossos aquel domingo dejó al cuerpo en evidencia a ojos de toda España. La Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña había pedido a todos los cuerpos policiales que incautaran las urnas y todo el material relacionado con el referéndum, pero a pesar de ello lo cierto es que el 1 de octubre las urnas de plástico estaban en los colegios electorales.

Una urna del referéndum catalán del 1 de octubre de 2017Wikimedia

En su sentencia de 2019, el Tribunal Supremo sostendría que «han quedado evidenciados episodios de auténtica complicidad» y «casi connivencia» entre agentes de los Mossos d’Esquadra y las personas congregadas para votar en el referéndum. En algún caso, destacaban los magistrados, «llegaron incluso a recoger, hacerse cargo y trasladar material electoral que le era entregado por los ciudadanos» presentes.

Imputado y absuelto

Trapero, como máxima autoridad policial en Cataluña, fue llamado a declarar a la Audiencia Nacional como imputado el 4 de octubre, y poco después sería cesado como jefe del cuerpo por la aplicación del 155. Durante el juicio, Trapero perdió su aura a ojos de los independentistas, que pasaron a verlo como un traidor cuando confesó que los Mossos habían diseñado un plan para detener a Puigdemont y a todos sus consellers, en caso de que les llegara la orden.

La Fiscalía pidió diez años de prisión y uno de inhabilitación para el máximo responsable de la policía catalana, pero Trapero fue finalmente absuelto de todos los cargos, según la sentencia de la Audiencia Nacional. En 2020, una vez absuelto, Quim Torra lo restituyó en el cargo, pero ERC lo volvió a destituir, condenándolo al ostracismo hasta que el nuevo presidente de la Generalitat le ha tendido la mano con una tercera oportunidad.

Se espera que la renovación en la cúpula alcance también al actual comisario jefe, Eduard Sallent, señalado tras el fracaso en la captura de Puigdemont y cuya relación con Trapero no es buena, según han hecho público fuentes del cuerpo. Está por ver cómo ejercerá el cargo Trapero, ya que será el primer agente en encargarse de lo que hasta ahora ha sido un puesto político y no operativo.