El laberinto catalán
Jordi Pons, el consejero del Banco de España que cree que Cataluña es expoliada premeditadamente
El catedrático de Economía Aplicada ha sido designado para la entidad como parte del «cupo catalán»
Ha causado revuelo la designación de Jordi Pons, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona, como consejero del Banco de España, pero la realidad es que Pons no es el primer consejero independentista con el que ha contado la institución.
Tradicionalmente, como sucede en otras instituciones, hay una llamada «cuota catalana» en el Banco de España, que en realidad debería llamarse «cuota nacionalista», ya que la misma no representa al conjunto de población catalana, de mayoría no nacionalista, si no a los grupos políticos independentistas que apoyan al gobierno de turno.
Antes de Pons, en el consejo del Banco de España se sentaron otros catalanes, todos ellos de intachable trayectoria y gran prestigio. Algunos de ellos no tenían ninguna adscripción nacionalista, como Joaquim Muns o Alfredo Pastor, y otros de innegable proximidad al nacionalismo, como Guillem López Casasnovas (consejero entre 2005 y 2017).
El nuevo consejero catalán del Banco de España llega a la institución a propuesta de ERC y antes había ocupado un puesto en la sindicatura de cuentas de Cataluña, el organismo autonómico equivalente al Tribunal de cuentas.
Vínculos con Valencia
Pons es autor, entre otros del libro L’espoli fiscal, una asfixia premeditada (El expolio fiscal, una asfixia premeditada) (Editorial tres i quatre, 2005). La editorial que publicó el libro tiene su sede en Valencia y fue Fundada por Eliseu Climent, el hombre de la Generalitat de Cataluña en la capital del Turia.
Climent es receptor desde hace décadas de grandes cantidades en subvenciones y ayudas públicas de todo tipo con el objetivo de inocular el independentismo y la idea de los Països Catalans en la Comunidad Valenciana. Climent está al frente de Acció cultural del Pais Valencià y a principios de siglo XXI recibió en cinco años más de 10 millones de euros para comprar un edificio en el centro de Valencia que hoy sirve de sede para sus actividades.
El edificio fue pagado íntegramente por el gobierno catalán y desde entonces Climent y su entramado reciben anualmente miles de euros en ayudas para su actividad de influencia política. No hay duda que la caída de Ribo (Compromís) en el Ayuntamiento de Valencia y la salida de este partido del gobierno de la Generalitat valenciana ha sido un mazazo tanto para Climent como para sus valedores en el gobierno catalán.
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La obra de Pons, que publicó Climent, fue escrita junto al economista independentista y militante de Junts per Catalunya Ramon Tremosa, y defiende que Cataluña, la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares forman un espacio económico común que sufre el expolio del resto de España en nombre de una falsa solidaridad.
El libro fue el documento que ha servido de base durante años para reclamar que el gobierno haga públicas las balanzas fiscales según el modelo nacionalista basado en calcular lo que paga el conjunto de población y empresas de Cataluña y lo que el estado invierte en ese mismo territorio. La diferencia es lo que Pons y Tremosa, así como el gobierno catalán, consideran déficit fiscal sin tener en cuenta el nivel de renta, el número de empresas u otros datos.
Modelo discutible
El modelo de Pons es discutible, dado que muchas de las inversiones que realiza la administración central del Estado no afectan a un solo territorio y, por lo tanto, el cálculo es sesgado.
Un ejemplo de ello sería la infraestructura del AVE para conectar Barcelona y Madrid, que cruza Cataluña, Aragón, Castilla y León (por la provincia de Soria), Castilla La Mancha (por la provincia de Guadalajara) y la Comunidad de Madrid, pero que según el sistema de cálculo nacionalista solo se debería imputar el tramo catalán.
El sistema de balanzas tampoco incluye las aportaciones a la seguridad social y el retorno en pensiones. Cataluña tiene un déficit en el sistema de pensiones de 4.370 millones de euros. La cifra es el resultado de la diferencia entre las aportaciones a la seguridad social de los cotizantes catalanes y lo que los pensionistas residentes en esta comunidad reciben.
El déficit fiscal, según el método nacionalista, tampoco incluye la deuda de Cataluña al Fondo de Liquidez Autonómica que asciende a 73.110 millones y de la que ahora el gobierno de Pedro Sánchez está dispuesto a condonar 15.000.
La obra de Pons y Tremosa hoy sería difícil de repetir a cuatro manos, dado que la relación política entre ambos tomó caminos distintos. Tremosa hizo carrera en Junts y precedió a Puigdemont en el Parlamento Europeo y luego fue consejero con Quim Torra.
Por su parte, Pons se alineó con ERC y fue autor del informe de la Sindicatura de Cuentas que ponía de manifiesto las irregularidades económicas que llevó a cabo la aún presidenta de Junts, Laura Borràs, al frente del Instituto de las Letras Catalanas, por las que fue condenada. Pons sufrió y denunció públicamente la persecución y linchamiento de Junts por realizar su función como síndico y realizar el informe y eso le alejó de Junts definitivamente.