Instituto Teresa Pàmies de Barcelona, donde hay AAAAyuntamiento de Barcelona

Cataluña

El curso escolar empieza en Cataluña separando a los castellanohablantes en aulas exprés para aprender catalán

  • En estas aulas se cuadruplican o quintuplican las horas de catalán

  • El objetivo es conseguir una inmersión acelerada. El curso dura entre cuatro y seis meses

Este curso escolar en Cataluña empieza con el reto de remontar los malos resultados académicos que evidenció el último informe PISA, sobre todo en matemáticas y en catalán. Y precisamente para mejorar en este último ámbito, la Generalitat no solo quiere potenciar la inmersión lingüística en las aulas, de forma general, sino que tiene en el punto de mira a los estudiantes de fuera de Cataluña, y sobre todo a los castellanohablantes.

Para ellos, en Barcelona, habrá dos nuevas Aulas de Acogida Acelerada (AAA). El objetivo, en este caso, es conocer la eficacia de unas aulas solo con alumnado de habla hispana, «ya que el ritmo de aprendizaje debería ser más rápido que el del alumnado de lenguas no románicas», según aseguran los responsables del Consorcio de Educación de Barcelona, ente formado por la Generalitat y el Ayuntamiento, y es el que va a llevar a cabo esta medida.

¿Y qué son estas AAA? Están pensadas para facilitar la incorporación de los alumnos de entre segundo y cuarto de ESO, venidos de fuera de Cataluña, al sistema educativo catalán. Son aulas en las que básicamente se les ofrece a estos estudiantes un curso intensivo y exprés de lengua catalana que puede durar de cuatro a seis meses. De hecho, solo se estudia esta lengua y en esta lengua.

A los estudiantes se les incrementa de forma importante las horas lectivas dedicadas a aprender el catalán, sobre todo en comparación con las aulas de acogida ordinarias. Se cuadruplican o quintuplican. Se dan 30 horas semanales, en las que, además de la lingüística, se les enseña competencia sociocultural y se les ofrece acompañamiento psicopedagógico y emocional. El problema es que estos chicos se dedican prácticamente solo a eso, a hablar catalán, y prácticamente no tienen contacto con los que tendrían que ser sus compañeros de clase.

Y para este curso se ha ampliado la oferta de AAA en Barcelona. En el año pasado se pusieron en marcha ocho, como parte de una prueba piloto, a las que hay que añadir dos aulas más específicas para estudiantes castellanoparlantes. Los responsables del Consorcio están muy satisfechos con los resultados de la prueba: prácticamente tres de cada cuatro alumnos que se presentaron a los exámenes de A2 de catalán (nivel básico) los superaron. Y si no pasan la prueban, lo atribuyen a las necesidades educativas especiales o la alfabetización «muy débil» de algunos alumnos, que representan un 29% de este

A favor y en contra

Los impulsores de la iniciativa la defienden, no solo porque se aumenta de forma importante las horas de catalán, sino porque los grupos se cierran cuando ha pasado un mes y medio desde el inicio y eso permite «que el progreso sea en grupo». Progreso más rápido, lo que permite una mayor «integración», aseguran, y es una herramienta contra el abandono escolar.

No lo ven así desde otros ámbitos, incluso desde el profesorado, que dudan de que sea una buena medida el hecho de «aislar» a estos jóvenes durante unos meses, teniendo en cuenta que van a un sitio al que no conocen, y los cambios son muy importantes.

También desde la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB). Su presidenta, Ana Losada, lamenta que las aulas de acogida son un instrumento «para enseñar solo catalán, y eso no es integración». De hecho, recuerda Losada que en Cataluña hay dos lenguas oficiales, se hablan las dos y debería acercarse a los alumnos extranjeros el aprendizaje de ambas lenguas si es que el objetivo es ese, el de facilitar la integración.

Pero «ya no digamos si el alumno llega de otra comunidad autónoma o de un país de habla hispana, que deben tener un espacio para aprender catalán, pero también para seguir el resto de asignaturas», apunta Losada, pero eso no ocurre con las aulas de acogida. De ahí que desde la AEB se muestren «en contra de esta metodología». Pero la Generalitat, asegura su presidenta, está «empeñada en asignar recursos para que los alumnos hablen exclusivamente en catalán cuando el resto de temas son secundarios»